Opinión

¿Quién es Jürgen Habermas y qué es la democracia participativa?

La democracia participativa, es un híbrido, con raíces de "otras" democracias: la liberal y la republicana.
jueves, 30 junio 2022

Veamos: Jürgen Habermas es un famoso filósofo y sociólogo alemán, conocido por sus trabajos sobre la acción comunicativa y teoría del discurso; también ha escrito sobre filosofía política, ética, teoría del derecho y del lenguaje.

Es un prominente pensador de mucho  prestigio en Europa, muy preocupado por la moral y la política. Es uno de esos grandes  pensadores, que afortunadamente, aún hoy, sigue  vivo.

Nació el 19 de junio de 1929 en Gummersbach, Alemania. A sus 93 años, Habermas sigue siendo una figura muy influyentes en su país de origen y Europa. Lo denominan el “defensor de la modernidad” y también, el “maestro de las comunicaciones”.

Habermas pertenece a la escuela de Frankfurt, a la segunda, esa que cree que para conseguirse mayor grado de desarrollo, el ser humano debe utilizar más la razón, como guía para actuar y tomar decisiones.

Habermas y la democracia participativa.

La filosofía de la primera escuela de Frankfurt, sostiene que el Capitalismo, después de la segunda guerra mundial, se concibió para manipular y dominar al individuo, haciéndolo producir, bajo el espejismo de que lo hace en libertad.

Habermas también  comparte ese criterio, sin embargo, se convirtió en el principal exponente de la segunda Escuela de Frankfurt, entre otras razones, por su concepción de la “democracia participativa”.

De sus estudios, Habermas deduce que hay tres tipos de conocimientos o intereses: el técnico, el práctico y el emancipatorio.

El está convencido de que la sociedad actual, está guiada por ese interés técnico o instrumental, que solo se preocupa por conocer las leyes de la naturaleza, como la física, la química y la biología, entre otras, con las cuales se pretende predecir y controlar eventos; también al ser humano, con el  objetivo de manipularlo y transformarlo en objeto.

El interés  práctico o social,  continúa, se ocuparía solo por entender y analizar los fenómenos sociales, como la economía, la sociología y la política, pero no para hacer modificación o cambio alguno;  y el interés emancipativo es el que se preocupa por  las ciencias críticas, que para Habermas, son, por ejemplo, la filosofía, las ciencias políticas y la sociología.

Este interés emancipatorio pretende develar la manera en que funciona la sociedad, no para entenderla y tomar conciencia de ella, sino para luchar, modificarla y/o transformarla.

Él sostiene, que en la actualidad, prevalece el primero, es decir, el interés técnico, que estudia y controla a los seres humanos, hasta convertirlos en objetos.

Ante este tipo de sociedad, Habermas propone enfrentarla con la teoría, que él denomina, “Teoría de la acción comunicativa”.

Esta teoría propone la utilización del diálogo para implantar una ética de discurso, que garantice el establecimiento de normas universales para la convivencia social, entre  las cuales son fundamentales, la igualdad y la libertad de los participantes.

Sin libertad e igualdad, mantiene este filósofo, no puede existir el verdadero diálogo y por tanto, el entendimiento.

La teoría consensual del bien, derivada de la ética, en un diálogo, tiene tres características fundamentales:

1. Todos deben estar de acuerdo (unanimidad);

2. Debe tenerse en cuenta los diversos intereses; y

3. Debe existir igualdad y libertad.

¿Cómo lograr este tipo de diálogo?

Este tipo de diálogo se obtiene, dice Habermas, promoviendo la ética del discurso, que obliga a generar una política deliberativa  de consenso racional. Esa política deliberativa se obtiene:

1. Con una opinión basada en argumentos y sin coacción, a objeto de poder llegar a un consenso racional.

2. Debe haber condiciones de diálogo  materiales y culturales, que permitan estimular las “ganas” de intervenir por parte de toda la comunidad.

La meta es, obtener un horizonte de sociedad justa, siempre con la garantía de libertad e igualdad. En todo caso se  debe lograr una “comunidad ideal de diálogo”, reconocida por  el propio Hamerbas, como una UTOPÍA, lo cual no debe concluir con el desistimiento,  sino que deberá servir como objetivo para seguir la lucha.

Para llegar a materializar ese modelo, se debe definir las normas que se establecerán para una DEMOCRACIA PARTICIPATIVA. La idea es migrar de la situación real  actual, que genera una crisis de motivación por los  condicionantes políticos, sociales y económicos, a  una “comunidad ideal de diálogo”, que motive y genere espacios públicos libres para actuar.

Esta crisis motivacional, se cree podría ser superada con dicha democracia participativa.

Es por todos conocidos, que existe dos tipos de democracias: la liberal, en la cual el estado garantiza la libertad individual y buen rumbo de la economía; el Estado solo interviene cuando surge un conflicto, y entonces lo hace, creando una norma.

Ejemplo de este tipo de democracia, es el que prevalece en los Estados Unidos. El otro tipo de democracia, es el denominado, Republicano, en el cual el Estado otorga primacía a la sociedad civil o comunitaria, como en el caso de Europa, donde los fondos del Estado son para el bien público y donde, por ejemplo,  existe un sistema de salud pública sostenida por dicho Estado, o un sistema de educación gratuita, etc.

A esta situación o dicotomía, Habermas responde ofreciendo como alternativa o solución,  la Democracia Participativa.

Se trata de una síntesis, como lo llama él, o combinación de ambas, que toma lo mejor de la democracia liberal, como es la defensa del individualismo, y la primacía de lo comunitario, del sistema republicano, armonizando ambas tendencias.

Características de esta democracia participativa.

Las principales características son:

1. Se necesita establecer criterios institucionales y legales para generar y mantener el diálogo.

2.Buscar consenso  pragmático, es decir, que se llegue a acuerdos.

3. Compromiso de los ciudadanos y los colectivos, en materia de participación y acuerdos.

4. Institucionalización de los discursos a través de una estructura legal.

5. Debe crearse los espacios formales e informales para generar los discursos de individuos y colectivos y efectuar así, las deliberaciones. Esto nos irá acercando a la “comunidad ideal de diálogo”.

Estas son las ideas que, sintetizadas, han sido interpretadas, como promovidas por Jürgen Habermas.

Ellas abren un mundo de posibilidades, no solo en la política, sino también en lo empresarial y hasta en el hogar.

En este último, es donde fundamentalmente, debe aplicarse.

Ello permitiría enseñar a muy corta edad, esa conducta en los seres humanos, que luego la trasladarían a sus respectivos ámbitos.

La empresa y también la política serían los grandes beneficiados y por ende, el país y el mundo. Por lo tanto, queda la invitación para flirtear y finalmente comprometerse con esta filosofía y forma de conducta.

Manuel García Tamayo.

CE.mgarciat84@gmail.com

“Avergüénzate de morir, hasta que no hayas conseguido una victoria para la humanidad”.  Jürgen Habermas.

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