Opinión

¿Quién doblega al Covid-19?

Los científicos, en tiempo récord, utilizando todas las herramientas del conocimiento profundo de sus mentes experimentadas, logran construir las armas apropiadas para evitar que se propague.
martes, 23 marzo 2021

El virus Covid-19 no se detiene y sigue matando de manera inclemente y el cuerpo de médicos y enfermeras no logran detenerlo y, mucho menos, dominarlo, simplemente carecen de las armas suficientes para exterminarlo y el combate pasa a manos de los científicos que luchan día y noche para detenerlo creando vacunas, que en cualquier época normal se requieren muchos años, se hace imprescindible acelerar los procesos para buscar un antídoto que lo venza o una parte muy importante de la población desaparecerá de manera absurda y prematura.

Los científicos, en tiempo récord, utilizando todas las herramientas del conocimiento profundo de sus mentes experimentadas, logran construir las armas apropiadas para evitar que se propague, pero lograr inmunizar a un segmento importante de la población no es nada fácil, por cuanto se requiere una logística apropiada y de una fuerza económica muy alta y aquí en nuestra patria, Venezuela, estamos limitados y dependemos de la ayuda externa, cuando hace muy poco tiempo éramos grandes proveedores de ayuda a quienes la solicitaban de nosotros por sus diversos problemas. Esa parte tenebrosa de nuestra maravillosa nación, algún día encontrará una explicación.

Frente a las limitaciones del aparato de salud para lograr atender de manera eficiente a la gran cantidad que se contagian con el peligroso virus, nos corresponde a quienes residimos en esta maravillosa tierra, convertirnos en soldados activos dentro del escenario de la guerra y nuestro instrumento de combate no es otro que nosotros mismos.

Hemos llegado a extremos que evitar aglomeraciones en fiestas populares, es como un delito, que no son algo de vida o muerte, que no son otra cosa que una manera de ingresos a pequeños grupos, asumen que son hechos históricos que es imprescindible repetir sin importar absolutamente nada las consecuencias por su irresponsabilidad, apoyada por muchos otros que quieren ser reconocidos como benefactores y allí tenemos las consecuencias, la multiplicación de los contagiados y de la incapacidad para atenderlos.

La falta de carácter por parte de los funcionarios de tercera categoría, por su incapacidad para gobernar apropiadamente, permitió que los irresponsables hicieran lo suyo y hasta son capaces de declararme persona no grata por decir la verdad y hasta encontrarán los mismos apoyos que contribuyeron con la irresponsabilidad, esta es nuestra amarga realidad.

Venezolanas, venezolanos, no podemos permitir que sean otros quienes nos obliguen a realizar lo que debemos hacer, somos nosotros y nadie más que nosotros quienes debemos asumir directamente la protección de nuestro pueblo y la única alternativa es cumplir estrictamente con los protocolos imprescindibles para evitar el contagio y detenerlo.

Los nacidos en esta prodigiosa y maravillosa nación hemos vencido siempre a cada una y todas las adversidades que se nos han presentado y ha llegado la hora de enfrentar, de manera contundente y frontal, a este nuevo enemigo.

¡Buena suerte!

Notas.- Se ha ido de este mundo una de las mejores personas que he conocido en mi vida, la licenciada ELSA RAMÍREZ DEPABLOS, madre de mi hijo Daniel Antonio, quién luchó hasta el final para lograr darle una atención apropiada a su madre. Lamentablemente le vino una enfermedad de las que llaman RARAS, porque son muy pocos los enfermos en el mundo y en consecuencia la estructura sanitaria no va a invertir recursos donde consideran que es a fondo perdido. Esa es nuestra maligna realidad.

Realmente su sufrimiento era terrible por cuanto hasta para tragar se vio obligada a recibir entrenamiento de expertos en la materia, no obstante continuaba dando clases por internet, era obsesionada con el trabajo, fue varias veces reconocida como la mejor profesora de la universidad por sus alumnos, era muy estricta y muchas veces le sugería no ser tan exigente por cuanto sus alumnos eran algunos trabajadores que se reventaban el alma para poder estudiar, hace cierto tiempo me dijo que me había hecho caso, pero no podía aflojar mucho porque no aprendían lo suficiente. Quienes la conocieron sabían de gran generosidad, nacida para el bien.

Yo le decía, que su gran problema fue conocerme a mí, parece absurdo que yo confiese esto, pero se lo expresé muchas veces y ella afirmaba lo contrario por cuanto Dios le dio el más grande regalo que pudo recibir en su vida y no era otro que DANIEL ANTONIO. Les confieso que tengo una inmensa tristeza, muy profunda, casi infinita. Un día antes de morir le envié este mensaje: “Buenos días súper Gocha. No te rindas”. Después, a pocas horas de su muerte, le envié unos mensajes a través de mi hijo y se los leyó, escuchaba y entendía. QEPD.

@dabega26

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