Opinión

¿Quién detiene al covid-19?

La más grande desgracia de nuestra vida, es encontrarnos sin apoyo cuando requerimos la ayuda de todos.
martes, 07 abril 2020

Los seres humanos somos muy débiles frente a circunstancias imprevistas, pero hemos sobrevivido a grandes tragedias a través de los miles de años de nuestra existencia. Nuestro problema somos nosotros mismos que nos vamos olvidando del conjunto y tratamos de imponernos sobre los otros sin ningún tipo de escrúpulos ni sentimientos de culpa por nuestro egoísmo, sin tratar de proteger a los más débiles en determinadas circunstancias para ellos, creyendo que somos superiores, hasta que llega el momento en el cual comprendemos que solo somos uno más, iguales a todos. El gran problema es que esa comprensión llega al final y ya no se tiene nada que hacer otra cosa, como no sea sentirse culpables.

La más grande desgracia de nuestra vida, es encontrarnos sin apoyo cuando requerimos la ayuda de todos, la cual proviene de sistemas sociales adecuados, que implementan mecanismos de protección colectiva que nos permiten salir airosos de las circunstancias adversas. Los países más prósperos del mundo han dejado de lado este elemento social y todo se circunscribe a la producción que permita la prosperidad en bienes y servicios para quienes son capaces de lograr bienestar a través de su capacidad de producirlos. Las individualidades no tienen ningún valor como tal, solo funciona el conjunto.

La gran tragedia aparece frente a eventos colectivos inesperados e inmanejables como la actual pandemia del coronavirus COVID-19, donde millones de infectados, simultáneamente, no pueden ser tratados de manera adecuada y somos incapaces de enfrentar el reto por carecer de los recursos apropiados para doblegar al enemigo. Podemos tener o crear rápidamente los antídotos para curar a los infectados, pero no podemos hacerlo por carecer de la cantidad de recursos humanos y químicos apropiados, para enfrentar la trágica situación. Eso es simple de comprender, pero lo asumimos demasiado tarde y la pandemia se ha incrustado entre nosotros. Una pandemia no es otra cosa que una enfermedad que aparece simultáneamente en muchos países. Incluso la cantidad de muertos, que son relativamente pocos, pero concentrados en determinadas regiones, se hacen difíciles de enterrar o incinerar. Lo estamos viendo y pareciera absurdo, pero es la simple realidad.
Ahora enfrentamos dos grandes retos, el primero es proteger nuestras vidas y el segundo proteger a las grandes fortunas que nos permiten generar los empleos dentro de sistemas absolutamente perjudiciales para el colectivo productor, incluyendo a los empresarios normales. Es algo que parece diabólico pero es la simple y llana realidad y se ha hecho más que imposible corregir esta anormalidad, por el gran poderío de las organizaciones financieras que doblegan al mundo. De esta situación aparece otro elemento mucho más venenoso y destructivo como es el POPULISMO, que no es otra cosa que repartir sin producir, donde todo se agota y no tenemos como volver a la prosperidad y es lo que acontece, lamentablemente, en Venezuela, en la actualidad. El gobierno tratando de corregir lo incorregible.

Ahora requerimos a grandes líderes como lo fue el emperador Marco Aurelio, en Roma, en el año 165 después de Cristo, donde apareció una pandemia que se llevó entre 10 y 18 millones de vidas, para esa época, sería una gran parte de la humanidad, pero Marco Aurelio convocó a los más sabios, les dio poder, con ellos y él mismo, comenzaron a combatir a la nefasta enfermedad que había destruido todo, incluyendo la economía y lograron salir adelante.
En Venezuela no contamos con esos grandes líderes capaces de unirse frente a los inmensos retos actuales, pero estamos nosotros, el pueblo venezolano, un pueblo inteligente, bendecido por Dios dotándolo de inmensos recursos minerales para convertirnos en una potencia industrial y financiera y no somos otra cosa que una víctima impotente de cualquier desgracia, que frente a los requerimientos para sobrevivir de una enfermedad, somos absolutamente incapaces de enfrentarla por cuanto simplemente no podemos hacerlo, carecemos de los recursos personales y también de los del Estado. Realizarse una operación, de cualquier tipo, no es nada fácil, es casi un milagro.

Los venezolanos somos unos guerreros cuando las circunstancias no lo exigen y esta es la hora de demostrarlo. Cada uno de nosotros debe transformarse en un soldado para proteger al resto de la comunidad, no existen alternativas que no sean convertirnos en un bloque invisible que detenga la propagación del virus y eso solo se logra haciéndolo desaparecer por no tener como reproducirse al no conseguir donde albergarse, por cuanto cada uno de nosotros nos hemos convertido en un arma contra él, aislándolo de una manera contundente, muy simple, pero dificultosa y no es otra cosa que aislarnos y protegernos para que el virus pueda ser abatido por quienes tienen la capacidad de doblegarlo, que no son otros que los médicos, enfermeras y el sistema sanitario que permita tratar a cada uno de nosotros si se infecta, pero la poca cantidad permite vencerlo y extirparlo. Existen los antídotos y los equipos, pero no en el volumen necesario ¡Buena Suerte!

Danielbetancourt2612@hotmail.com

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