¿Qué sucederá con Juan Guaidó después de negociar?

Nosotros, los venezolanos, nos encontramos en una situación absolutamente terrible, lo que nos impide visualizar el futuro con alguna finalidad concreta y positiva. Estoy seguro de que buena parte de quienes tienen responsabilidades de gobierno, sienten que es necesario rectificar con la finalidad de lograr que nuestra patria regrese a la normalidad, dentro del mundo natural de diferencias y desencuentros, propios de cualquier sociedad por más simple que parezca.

Los buenos y los malos, se encuentran en ambos lados. El gran problema se produce cuando los malos, a quienes no les importa otra cosa sino ellos mismos, asumen el control y en adelante no viene sino la desgracia y la miseria. Así es la naturaleza de nuestro mundo y siempre será así

¿De dónde viene la maldad y la falta de sentimientos sobre el dolor ajeno? A mi juicio, eso es propio de cada uno de nosotros, producto de nuestras familias y de nuestro entorno social donde crecimos y nos educamos.

Hacer prisionero a una persona porque no esté de acuerdo con nosotros, sin cometer un delito, tenemos que asumir que debemos meditar y buscar los motivos que nos impulsan a sentir satisfacción por el dolor ajeno, pero eso no es fácil, el servilismo de quienes se aprovechan de las ventajas del poder, induce a quienes lo poseen a convertirse en implacables y eso es el origen del fracaso y el odio colectivo, con las excepciones de quienes medran en ese mundo de incertidumbre y riesgo permanente.

Ser generoso y tolerante desde el poder, es la máxima grandeza del ser humano. El poder nos oscurece el espíritu y nos lleva a zonas donde no podemos regresar y es imposible rectificar, pero las circunstancias nos obligan a ver que algo no se está haciendo bien y que no son culpables quienes nos adversan, sino nosotros mismos que no los hemos combatido apropiadamente y nos vamos por el castigo y desde allí no nos importa otra cosa que mantenernos en el poder para poder evitar la revancha de la otra parte donde los malos también abundan y muchas veces, son peores. Ya lo hemos visto.

En este mundo oscuro para nosotros, aparece un joven llamado Juan Guaidó, que nos llenó de esperanzas y de ilusiones, pero no estaba solo y todavía no podemos saber si es bueno o malo. Demasiados errores de quienes dicen que lo apoyan, nos han llevado hasta una encrucijada donde las salidas parecen que no existen, como no sean con acciones extremas que no concluyan con otra cosa que destruir a nuestra maravillosa nación.

En la actualidad se regresa a una nueva negociación entre quienes tienen el poder y quienes pretenden sustituirlos. La gran mayoría de los venezolanos no cree que eso concluya con soluciones apropiadas para que volvamos a la normalidad, pero esto no es nada fácil y si no se encuentran mecanismos apropiados para lograr objetivos que permitan una convivencia llena de nuevas empresas que generen millones de empleos, Juan Guaidó pasará a ser la nada y ojalá no se imponga la parte que no deba imponerse dentro del gobierno y permitan que se vaya de Venezuela tranquilamente, porque aquí no tendría nada que buscar.

¡Buena suerte!

Notas.- Aquí, en el estado Bolívar, se está produciendo un fenómeno que ha preocupado al gobierno y pocos lo ven así. Las candidaturas de la oposición, son muchas, pero la población se va aglutinando, lo cual permitiría doblegar al gobierno. En consecuencia se han producido unas actuaciones de gran estrategia para mostrar lo contrario, pero parece que no les ha dado resultados y es seguro que los del gobierno, que no son tontos, establezcan nuevos mecanismos de confusión para disolver la polarización sobre uno de los candidatos. No voy a negar que la oposición tiene buenos candidatos, creo que excelentes, pero divididos no ganan y el pueblo parece estar resolviendo ese gran problema por abajo. Estoy seguro que será así.

Petrica, viuda de mi gran amigo Rafael Gamboa, por muchos años jefe de nómina de EDELCA, es una persona excepcional, solidaria al extremo y gran amiga de mi difunta madre. Hace pocos días cumplió años y no la pude visitar y le pido excusas. Si la mitad de las personas fuesen como Petrica, donde el rencor, el odio y la maldad no existen, este sería otro mundo. ¡Felicitaciones Petrica!

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