Opinión

¿Qué pasará el domingo 6 de diciembre?

Dentro de este cúmulo de diferencias, el pueblo venezolano emitirá su opinión.
martes, 01 diciembre 2020

El próximo domingo 6 de diciembre se cumplirán cinco años de haber elegido a los diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela. Catorce millones de venezolanos elegimos a 112 diputados de la oposición y 55 del gobierno.

VERDADEROS RÍOS HUMANOS COPARON LAS CALLES Y LOS CENTROS DE VOTACIÓN.

Se efectuarán los comicios para elegir a los nuevos diputados. Esto sería absolutamente normal de no haberse ilegitimado a un gran grupo de dirigentes políticos y entregado la dirección de sus partidos a personas que no son a quienes corresponde dirigirlos y esto pudiera asumirse como algo anormal dentro de lo que llamamos un sistema democrático. No obstante nueve agrupaciones políticas se confrontarán contra el partido de gobierno y contra ellos mismos.

Dentro de este cúmulo de diferencias, el pueblo venezolano emitirá su opinión. Simplemente enviará un mensaje contundente e inequívoco, acudiendo a las urnas de votación o no.

Pueden decir lo que quieran, que es legal o ilegal, pero solo la cantidad de votantes indicará lo que quiere decir la mayoría del pueblo que tiene derecho a decidir a quienes eligen.

Con solo 10 millones de electores lograrán convencer al mundo, incluso con algo menos, pero eso no debe ser producto de cantidades ficticias, sino como consecuencia del abarrotamiento de los centros de votación por miles y miles de compatriotas que desean apoyar a quienes se postulan como candidatos.

Los centros electorales vacíos o llenos, será la fotografía de lo que estará sucediendo realmente. Decir que no acudió casi nadie o que asistieron inmensas cantidades, son simples fantasías frente a los hechos concretos.

Venezuela se ha desmoronado casi totalmente, el Producto Interno Bruto, que es la cantidad de bienes y servicios que produce una nación, se encuentra en apenas un 20 % de esa fuerza creadora que permite la satisfacción de las necesidades de los pueblos.

Ya no producimos ni siquiera petróleo y en consecuencia se hace imprescindible reconducir el sistema económico y político de nuestra maravillosa patria, donde la naturaleza nos ha dotado de tantas cosas, que en lugar de aprovecharlas, nos condujo a exigir más y más con el menor esfuerzo posible y allí aparecieron las ofertas fantasiosas de tenerlo todo sin realizar absolutamente ningún sacrificio.

Cuando comprendimos el error, aparecieron las ambiciones desmedidas y brutales de mentes enfermas por el poder para ejercerlo solo como premio y no como una gran responsabilidad frente a nuestra nación.

Decir estas cosas no es agradable para una gran cantidad de personas que se rechazan entre ellos, en lugar de unirse y combatir al gobierno de una manera coordinada y contundente.

Pero todo se individualiza y asumen que el otro es un delincuente, un perverso y todos los atributos negativos que les permitan sobresalir sin ninguna finalidad objetiva.

No asumen que cuando se crean el sistema más adecuado de control y evaluación, los instintos negativos, aunque no se eliminan, se llevan a un nivel donde no hacen daño profundo y con el desarrollo de nuevas normas y procedimientos, gran parte de estas taras negativas, serán eliminadas, sean quien sea el que administre los recursos de nuestro patrimonio nacional.

Venezuela no requiere individualidades prodigiosas para recuperarse, eso no existe, todo es producto de dirigentes capaces de aglutinar a los mejores para que lleven a cabo tareas imprescindibles en el desarrollo de la nación.

En este momento eso no es fácil, ya no creemos en nadie, solo nos vamos por quienes nos puedan hacer llegar a posiciones de decisión y poder, sin importar absolutamente nada lo que representa una gran nación como la nuestra.

Lograr el poder para beneficiarse como individuos, nos ha llevado a la catástrofe total y es imprescindible corregir profundamente nuestra conducta y nuestras ambiciones desmedidas.

Los odios, los rencores y los instintos de venganza no pueden ser los estandartes de un pueblo. Todas esas aberraciones debemos transformarlas en lo que debe ser y no es otra cosa que la justicia en mano de jueces que actúen como jueces y apliquen las leyes en función de los derechos que a cada uno de nosotros corresponda, incluyendo los castigos que merezcamos, no existen alternativas, nuestros impulsos negativos no pueden ser ni deben ser la manera como se desenvuelva un país como este, tan prodigioso, donde nacimos.

Los venezolanos no nos sentimos seguros, nuestros derechos pueden ser vulnerados impunemente, en consecuencia, pensar realizar más de lo mismo, es una aberración total y debemos abolirla de nuestras mentes, aunque no sea fácil hacerlo luego de recibir tanto daño e irrespeto y hasta burlas de parte de algunos que detentan el poder, pero eso no nos permitirá regresar a la grandeza hacia donde se dirigía nuestra nación cuando nos recibían con tanta hospitalidad en cualquier otro país a donde nos dirigiéramos y ahora es todo lo contrario.

El próximo domingo cada uno de nosotros irá o no irá a votar, es nuestro derecho a mostrar nuestra opinión.

¡Buena suerte!

@dabega26

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