Que nunca se olvide
Nunca olvidemos que la educación es una tarea de todos. La sociedad en su conjunto es corresponsable en la formación de nuestros jóvenes.
Hoy más que nunca, la familia debe estar unida y consciente de la necesidad de formar a nuestros jóvenes en valores y con el ejemplo propio como un día lo dijo el Doctor José Maurera.
No olvidemos que los padres somos los modelos de los niños y de los jóvenes, ellos absorben como esponjas, nuestros comportamientos, nuestra manera de ser y de actuar, ellos o ellas son el reflejo de lo que son los padres.
La familia debe hacer grandes esfuerzos por evitar que la dinámica estresante del “día día” le reste tiempo para compartir y participar en el proceso educativo y formativo de sus hijos e hijas.
Es fatal dejar a nuestros niños a merced del celular, el videojuego o ciertas tiras cómicas generadoras de violencia sin control alguno.
Está suficientemente demostrado su perniciosa influencia en su manera de pensar, actuar y vivir, lo que obviamente obstaculizan el proceso educativo y formativo.
También es fatal, que por cualquiera razón o motivo, se dejen solo a nuestros jóvenes cuando más necesitan de la solidaridad de sus representantes, de sus docentes y de la ciudadanía sana y decente por las razones expuestas.
Igual, hoy más que nunca, se hace necesario una educación educativa y doméstica, signada por los valores, por el amor y por los principios verdaderamente cristianos. A la escuela cada día, se le pide más que formen en lugar de informar.
A los hogares cada día se les pide un reto que los representantes debemos asumir, conscientes del momento dificultoso que por ahora se vive en el país.
En esa tarea irreductible de formar el aprender a vivir, compartir, respetar, tolerar, reconocer las diferencias, respetar la diversidad y la dignidad de los otros, son tareas fundamentales en la formación escolar, bachillerato, universitaria y personal.
Pero los valores, no surgen como por arte de magia, necesitan de una actuación consciente de los educadores, de los representantes, de la familia en todo su conjunto como un todo orgánico.
En este Siglo XXI, todos tenemos una tarea urgente , la de ajustar las creencias a las ideas a manera de sembrar un sistema de valores que oriente la actuación de las personas. Para tal fin, se debe educar en valores para construir ciudadanía.
Es decir, formar ciudadanos (as), y en ese sentido resaltan cinco valores fundamentales en el proceso educativo y formativo.
Ellos son, LIBERTAD, IGUALDAD, SOLIDARIDAD y agregar el valor del RESPETO y el valor del DIÁLOGO.
La educación en sentido general, solo tendrá éxito si logra que estos valores no se queden en ideas muy bonitas para ocasiones especiales, sino que se encarnen en las creencias de la gente que se expresan cotidianamente.
Esta es una tarea de todas y todos. Ese es el tamaño del desafío, ése es el tamaño de la esperanza.!
Mis saludos solidario a todas y todos los educadores y representantes comprometidos en la construcción de una digna generación de relevo. Hasta el próximo…
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