¿Qué es la conciencia moral?
La conciencia ha sido llamada el problema duro de la ciencia, de manera que no soy competente para asumirlo como lo hacen científicos y filósofos de la mente, mucho menos quiero tomar el riesgo de desbaratarme el cerebro profundizando sobre lo que no puedo alcanzar, debido a que las boyas de la ignorancia apenas me permiten escasos centímetros de inmersión, gracias sobre todo al peso de la curiosidad humana, de allí que por lógica básica y elemental prudencia lo único que puedo sostener con seguridad es la inmaterialidad de lo que llamamos conciencia, de donde queda descartado que mis piernas, mis brazos, mis órganos, incluso mi cerebro sean mi conciencia, puede ser que resida en mi cerebro más que en cualquier otra parte de mi cuerpo, pero no pasa de ser una suposición.
La definición de conciencia abarca diferentes sentidos: la percepción del yo por sí mismo, sujeto del conocimiento, facultad, función o conjunto de funciones, etc. Desde Platón los filósofos la han definido de diferente manera, Marx, por ejemplo, afirmó que la conciencia es determinada por la realidad y no a la inversa, y así muchos otros por el estilo, pero aquí no me refiero a la conciencia en los términos antes expresados sino como conocimiento del bien y del mal: “La conciencia moral”. Cuando aludimos la frase “escuchar la voz de la conciencia” cabe preguntarse cuál es el origen de esa voz. Se dice que puede ser innata, adquirida, de origen divino, de fuente humana individual o social, que puede ser racional o irracional, personal o impersonal, incluso que puede ser considerada de origen auténtico, pero también inauténtico, y es aquí –en lo no auténtico- donde la conciencia moral queda desenmascarada como un sentido que el hombre ha adquirido en virtud de ciertas conveniencias sociales, que tiende a desaparecer tan pronto como tales conveniencias pierden vigencia. Me pregunto entonces si esa conciencia moral no será más que una mera sucesión de estados temporales, transitorios, algunos incluso con fechas de vencimiento, o quizás sea una voz interior que se activa o enmudece según lo exijan ciertos beneficios e intereses. Creerlo es una gran tentación.
A propósito, unos tips de Krishnamurti acerca de la conciencia:
Existe la creencia de que cada persona humana es un individuo.
La conciencia que es el ‘yo’ es similar en todos los seres humanos.
Podemos tener diferencias en cosas superficiales como habilidades, etc., pero en lo básico somos iguales, todos se sienten inseguros, temen, sufren, sienten dolor, soledad, un tremendo vacío, tienen Dioses, rituales.
La conciencia es compartida por todos los seres. La conciencia es una y la división es una ilusión.
Mi sufrimiento es el sufrimiento de la humanidad.
La humanidad no se da cuenta de que es toda una y al crear la división, crea el conflicto. Las religiones han dicho eso de una forma verbal, teórica, en la realidad han creado división.
Yo he hecho al mundo tal como es. El mundo soy yo. Yo soy el mundo.
Si sentimos que somos el resto de la humanidad, la responsabilidad es inmensa.
Posdata: No es moralista quien simplemente está en constante lucha por ser justo, y al final del día enfrenta el abrumador peso de la duda.
viznel@hotmail.com
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