Opinión

Paul Éluard… poesía de germen y compromiso

Me encontré con su poesía a comienzos de 1975; mis alumnos de historia y de geografía en el liceo Manuel Piar, se quedaron sin profesor de francés y con la información que yo había estado en Francia por estudios, me pidieron ayudarles a superar la ausencia docente.
lunes, 16 mayo 2022

“Tus ojos alimentan tu mano. Puede que tus ojos no se cierren nunca. Y tu mano se carga con un grano que germina. Y tus ojos con la fragua, y tu mano es una madre. Es justa. Justa como un hacha que separa el mundo en dos: de un lado la luz y del otro, el tiempo… En la ventana de enfrente, lleva en sus brazos a su hijo recién nacido. Tiene, como tú, la otra mitad del mundo con ella” Paul Éluard “Picasso, buen maestro de la libertad”

Paul Éluard es un poeta francés, nacido a finales del año 1895; a los 17 años fue internado en un hospital de Suiza, con una afectación pulmonar; allí despertó su inquietud poética; al ser dado de alta en febrero de 1914 sobre Europa se levantaba la sombra de la guerra que estalló en el verano de ese año, en diciembre el joven fue movilizado al frente de batalla en funciones de enfermero.

El escenario es conmovedor, miles de jóvenes soldados heridos deben ser atendidos en los puestos de auxilio donde presta servicios; se siente desfallecer pero resiste la prueba.

Al terminar la guerra regresa a París, donde se vive una intensa actividad de renovación artística y del lenguaje.

Con André Breton, Louis Aragón y otros asume las banderas del Dadaísmo, que preconiza la desobediencia al orden establecido, se opone al militarismo y cuestiona la literatura tradicional con una intensa actividad intelectual, demoledora y escéptica; asume la escritura como una concepción experimental y libre, sin concesiones estéticas.

En esos procesos desmitificadores pronto surgen las contradicciones y en 1924 aparece el primer número de la revista “La revolución Surrealista”, que se convertirá en campo de batalla para la “…liberación del espíritu y de todo lo que tiene que ver con él”

Me encontré con su poesía a comienzos de 1975; mis alumnos de historia y de geografía en el liceo Manuel Piar, se quedaron sin profesor de francés y con la información que yo había estado en Francia por estudios, me pidieron ayudarles a superar la ausencia docente.

Busqué el programa oficial, percibí la disonancia entre los ejemplos que proponía con la realidad del San Félix donde compartía, y decidí hacer la introducción a la gramática del idioma a partir de ejemplos con historia, autores y cultura del pueblo francés.

Por ese camino vimos sencillos trazos de la revolución francesa, cantamos La Marsellesa, la Comuna de París, entonamos La Internacional, leímos relatos de El Principito, su rosa y la zorrita domesticada, canciones infantiles y algunos poemas, entre los cuales “Liberté” escrito por Éluard, el año 1942 en medio de grandes riesgos por la ocupación nazi y el fragor de la guerra de resistencia.

Obligado a traducir el texto desde el francés, me topé una estrofa con el verso “sobre los nidos sobre la retama”, planta que yo no conocía y el diccionario describía “de flores amarillas”, por lo que me ocurrió decirles a los alumnos que era como el araguaney.

A los pocos días visitando a Úrsula, una viejita dulce y de amable café, vecina del cobijo agreste en Río Claro, me mostró una retama con sus esplendorosas flores amarillas de aroma profundo y lo más resaltante para mí, la contextura de sus ramas delgadas y largas donde hacer nido para la vida y alimentar pequeños pichones, es sumo grado de fragilidad. Se me reveló entonces, la fuerza de la imagen con la vigorosa simplicidad en el verso y, en la siguiente clase, corregí mi torpe traducción, con una nueva y expandida lectura del poema “Libertad”.

Paul Éluard y Pablo Neruda fueron amigos y camaradas de la poesía combatiente; en 1952 con ocasión de la muerte de Paul, Pablo escribió: “Fue mi amigo de cada día y pierdo su ternura que era parte de mi pan. Nadie podrá darme ya lo que él se lleva porque su fraternidad activa era uno de los preciados lujos de mi vida. Él sostenía con su columna azul las fuerzas de la paz y la alegría. Él ha muerto con sus manos floridas, soldado de la paz, poeta de su pueblo. Torre de Francia, ¡ hermano !”. Luego añadía “Me inclino sobre tus ojos cerrados que continuarán dándome la luz y la grandeza, la simplicidad y la rectitud, la bondad y la sencillez que implantaste sobre la tierra”.

Añade Pablo, “no se perdió en el irracionalismo surrealista, porque no fue un imitador sino un creador y disparó sobre el cadáver del surrealismo disparos de claridad e inteligencia”. “Su poesía era cristal de piedra, agua inmovilizada en su constante corriente. Poeta de amor cenital, hoguera pura de mediodía, en los días desastrosos de la patria puso en medio de ella su corazón y de él salió fuego decisivo para las batallas”

Éluard, en “La poesía es contagiosa” (1952) nos enseña “¿…en los poetas que dicen / “nosotros”, en aquellos que luchan, que se unen / a sus semejantes, incluso y sobre todo si son / apasionados y valientes? La poesía es un / combate”.

“Los verdaderos poetas no han creído nunca que / la poesía les pertenezca en propiedad. En los / labios de los hombres jamás se ha agotado la / palabra; las voces, los cantos, los gritos se / suceden sin fin, se cruzan, se entrechocan, se / confunden… Las palabras / nombran el mundo y las palabras nombran el / hombre, lo que el hombre ve y experimenta, lo / que existe, lo que ha existido, la antigüedad del / tiempo y del pasado y el futuro de la edad y del / presente, la voluntad, lo involuntario, el miedo y / el deseo por lo que no existe, por lo que va a / existir. Las palabras destruyen, las palabras / predicen, juntas o solas, de nada vale rehusarlas. / Todas ellas participan en la elaboración de la / verdad….”. “Nos hacen falta pocas palabras para expresar lo / esencial, nos hacen falta todas las palabras para / volverlo real. Contradicciones y dificultades condicionan la marcha de nuestro universo”.

De Antología poética”, con prólogo de Juan Calzadilla, les traigo traducción de algunas trazos del poema “Libertad”: “Sobre mis cuadernos de escolar / sobre mi pupitre / Sobre la arena sobre la nieve / escribo tu nombre” (Estas últimas tres palabras, etn, se repiten como cadencia al final de cada estrofa, con lo cual se genera un ritmo creciente que me asemeja los compases del “Bolero” de Ravel).

“Sobre todas las páginas leídas / Sobre todas las páginas blancas / Piedra sangre papel o ceniza / etn.- Sobre las imágenes doradas / Sobre las armas de los guerreros / Sobre la corona de los reyes / etn.- Sobre la selva y el desierto / Sobre los nidos sobre la retama / Sobre el eco de mi infancia / etn.- Sobre las maravillas de las noches / Sobre el pan blanco de los días / Sobre las estaciones novicias / etn.- Sobre todos mis andrajos del azul / Sobre el estanque sol desteñido / Sobre el lago luna viviente / etn.- Sobre los campos sobre el horizonte / Sobre las alas de los pájaros / Y sobre el molino de las sombras / etn.- Sobre cada soplo de aurora / Sobre el mar sobre los barcos / sobre la montaña demente / etn.- Sobre los senderos desvelados / Sobre las rutas despejadas / Sobre las plazas que rebosan / etn.- Sobre la lámpara que se enciende / Sobre la lámpara que se extingue / sobre mis hogares reunidos / etn.- Sobre el trampolín de mi puerta / Sobre los objetos familiares / sobre la marea del fuego bendito / etn.- Sobre la frente de mis amigos / Sobre cada mano que se tiende / etn. – Sobre los labios atentos / Muy por debajo del silencio/ etn.- Sobre mis refugios destruidos / Sobre mis faros desplomados / Sobre los muros de mi tedio / etn.- Sobre la ausencia sin deseo / Sobre la soledad desnuda / Sobre la raya de la muerte / etn.- Sobre la salud recuperada / Sobre el riesgo desaparecido / Sobre la esperanza sin recuerdo / etn.- Por el poder de una palabra / Recomienzo mi vida / Nací para conocerte / Para nombrarte / ¡ Libertad !”.

Éluard escribió, “…duermo y a pesar del poder de la noche, aprendo como un niño que despertaré”… “El presente es mi corazón. El ritmo de mi corazón es un ritmo eterno”. El poeta nos refuerza como sujeto que observa y busca comprender al mundo mirándolo directamente, con voluntad de ver y de hacer ver, un humanismo en acción, una fuerza de renovación humana. Aquí y ahora, pienso y les expreso: ¡ Cuánto bien hacen poetas como Éluard, a la condición humana en general, -también a su pueblo, hoy en orfandad de liderazgo por la vida y la libertad-, con poesía de germen y compromiso !.

Casatalaya, caracas 8 mayo 2022

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