¿Para qué sirve un policía?
Recientemente recibí con mucha alegría una inusual invitación para participar en un conversatorio sobre Políticas Públicas en materia de protección de Derechos Humanos, y digo inusual porque dicha invitación partió que nada más y nada menos que del Director de la Oficina de Atención a la Víctima del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, organismo de Seguridad Ciudadana que ha sido blanco de denuncias a nivel nacional por presuntas violaciones de Derechos Humanos, algunas de ellas hechas incluso por ONGS con las cuales colaboro en esa materia.
Sin embargo la invitación desde el principio estuvo enmarcada en la honestidad de reconocer la necesidad de capacitación, y también en la calidez del Director que tuvo a bien invitarme, su compromiso en reforzar el dominio de buenas prácticas de los funcionarios a su cargo, en materia de protección a los Derechos Humanos, fue sin duda alguna lo que me motivó a aceptar su sincera y cordial invitación.
Compartí toda una mañana con todo el funcionariado de Nivel Estratégico, conversamos de los desafíos que enfrenta la seguridad ciudadana a nivel mundial y la redimensión que ha sufrido ésta debido al manejo inédito de la pandemia, las posiciones de la mayoría frente a la protección que el estado debe brindar a los ciudadanos fueron de extraordinaria percepción, no se ha arado en el mar.
En este espacio tuvimos la oportunidad de revisar una a una las funciones, atribuciones, facultades, competencias y servicios que poseen los cuerpos policiales como garantes de la seguridad ciudadana, los cuales comportan una amplísima gama de facultades, derivadas de esa gran y primera responsabilidad como es la de servir de primer control de cumplimiento de la ley.
Funciones de orden público, prevención del delito, acciones especiales de nivel táctico, investigación penal del delito, control de tráfico y tránsito terrestre, migración, guardería ambiental y un sinfín de servicios, son por los cuales juran cumplir nuestros funcionarios policiales al momento de recibirse como tales, que ello ocurra depende de muchos factores, el primero y más elemental, el talante ético y moral con el cual sean formados para tal fin y ello me quedó patentado en esta actividad, por ello lo rescato y lo comparto emocionado.
Pero ese cumplimiento del deber no puede ser un simple símbolo inerte de una moral o una ética constantemente a prueba, pues como humanos que somos nos enfrentamos día a día contra muchas flaquezas de nuestro espíritu, y es paradójicamente eso lo que nos hace humanos.
Para que un funcionario del área que sea, no incurra en hechos que lo corrompan y ponga en riesgo el cumplimiento y la aplicación de la ley, debe estar en principio garantizada su estabilidad, bien sea laboral, económica, social, sanitaria, etcétera, ello seguramente abonará a favor de su seguridad y la de todas las personas por las que juró proteger.
Ciertamente que la corrupción nunca tendrá justificación, pero si un argumento válido cuando vemos como millones de funcionarios públicos reciben a cambio de su labor sueldos y salarios de hambre, de esa manera jamás un país podrá sostener una sociedad de orden.
No en vano es, que en países de avanzada los sectores de salud, educación y seguridad sean aquellos en los cuales sus funcionarios gozan de los mejores salarios, debido al impacto que sus funciones tienen dentro de la dinámica de esa sociedad que se desea sana y ordenada.
Culminé mi participación en dicho evento de carácter docente con muy buenas expectativas, se logró una importante alianza para que en lo sucesivo los cursos de Educación en materia de Derechos Humanos sean una constante dentro de esa Institución Policial y ello obviamente me dejó un excelente sabor de boca.
Un Policía debe ser la primera piedra fundacional sobre la que reposa la Justicia, por ello la ética, la moral, el respeto, la disciplina y la equidad, son tan sólo alguno de los valores que debe poseer, pero también la preparación, la formación y la capacitación constante harán de ese policía un ser con suficiente talante para actuar conforme a lo que es, el primer bastión de la Justicia y el respeto irrestricto a la ley y para eso, respondiendo la interrogante abierta en el título de este artículo, es para lo que debe exclusivamente servir un Policía.
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