Orden regional para un deporte nacional
El fútbol de salón en Venezuela ha sido, desde sus orígenes, un deporte que nació del esfuerzo comunitario, del barrio y de la pasión de quienes lo practican, futsal que no se levantó desde oficinas ni escritorios, sino desde canchas improvisadas, con jóvenes que soñaban y familias que acompañaban. Esa raíz profundamente popular convierte al futsal en un reflejo de la democracia participativa, donde la voz de la gente y la voluntad organizada son las que construyen camino. Sin embargo, para dar el siguiente paso hacia la verdadera consolidación, se hace indispensable que cada estado cuente con su Junta Directiva Regional legalmente electa, lo que no se trata de un requisito burocrático, sino de la herramienta que ordena la disciplina, da legitimidad a sus decisiones y fortalece la institucionalidad deportiva. Venezuela tiene 24 estados y todos, sin excepción, deberían tener asociaciones activas, electas y representativas, porque el deporte también se construye con organización democrática.
Hoy en día, solo seis estados han dado ese paso fundamental de tener su asociación legalmente constituida, ellas son: Anzoátegui, presidida por René Guarache; Barinas, con Enrique García al frente; Portuguesa, bajo la dirección de William Nelo; Delta Amacuro, representada por David Gómez; Distrito Capital, con Jaime Durán; y Zulia, liderada por Leonardo Chávez. Estas regiones son ejemplo de lo que se logra cuando se entiende que la democracia no es solo un valor político, sino también deportivo, por lo cual es de considerar que la elección de sus juntas directivas otorga confianza, transparencia y legitimidad, pilares que fortalecen cualquier institución. El resto del país aún permanece en silencio organizativo, dejando un vacío que frena la evolución del futsal nacional, ese silencio no es inocuo, significa que miles de jugadores, entrenadores y árbitros no tienen una voz representada, ni un canal directo para exigir o proponer mejoras.
Pero ese reto no es solo para dirigentes, ya que la democracia participativa implica corresponsabilidad, y en el deporte, eso significa sumar a todos los actores, entre quienes están jugadores retirados, entrenadores activos, árbitros en formación, aficionados que acompañan cada partido e incluso padres de jóvenes que se inician, deben comprender que la organización es tarea de todos. Es tiempo de dejar atrás el “hagan” para asumir el “vamos a hacer”, ese cambio de lenguaje refleja un cambio de actitud, del espectador pasivo al protagonista activo. Cuando cada voz se convierte en acción, la democracia deportiva deja de ser un concepto y se convierte en una práctica real, capaz de transformar el rumbo del fútbol de salón en Venezuela.
Este esfuerzo no es un capricho ni una formalidad, es una necesidad estratégica y profundamente democrática, donde las asociaciones regionales son la base para una Federación Venezolana de Fútbol de Salón legítima, sólida y reconocida por todos los actores del país. Cuando las autoridades deportivas observen que existen 24 asociaciones funcionando, elegidas de manera participativa y respaldando a Fevefusa, no tendrán otra opción que reconocer al ente rector del futsal. Ese será el momento en que Venezuela grite con orgullo que su fútbol de salón está unido, fuerte y organizado, porque la democracia no solo se ejerce en las urnas, también en las canchas. Entonces, con la frente en alto, podremos decir que la gran jugada la hicimos entre todos. Amigas lectoras y amigos lectores, gracias por acompañarme una vez más en este su espacio. Con el favor de Dios, nos volveremos a encontrar en la próxima entrega. Para contactos, pueden escribirme a través de @Joseceden o por Facebook en José E Cedeño González (el hijo mayor de Otilia González).
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