Oposición venezolana espera la atención de Trump

En este escenario internacional tan complejo y marcado por la incertidumbre, la guerra y la disputa por el control energético, Estados Unidos posiciona su atención sobre el medio oriente, específicamente en Irán e Israel; países en conflicto y en emergencia nuclear. El contexto obliga a los países a vigilar la guerra y cualquier escalada que represente una amenaza a la paz mundial y a los grandes mercados que controlan la economía global, entre ellos el petróleo.
La mirada política de Estados Unidos sobre Venezuela es otra. Desde un sector de la oposición, se espera que Donald Trump se manifieste sobre las relaciones del gobierno venezolano con el régimen iraní y se produzca una política exterior más agresiva que incluso contemple el uso de la “fuerza” al sostener que Venezuela es una supuesta amenaza para todo occidente. Algo totalmente falso y difamatorio.
Es lógico que, ante la pérdida de atención internacional sobre María Corina Machado, este sector intente construir una matriz de opinión que relacione la guerra del medio oriente con Venezuela, precisamente teniendo en cuenta las estrechas relaciones políticas de Venezuela con el Ayatolá Ali Jamenei y su reciente visita al país. Sin embargo, hay que considerar que estas relaciones no son nuevas. El ex presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad mantuvo relaciones muy cercanas de cooperación con el gobierno del expresidente Hugo Chávez, tanto así, que el apoyo al programa nuclear iraní era un asunto público, así como la inversión de US$ 2000 millones de un fondo de apoyo político para países “antiimperialistas”.
Tanto Irán como Venezuela son miembros de la Opep (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y antes del 11 de febrero de 1979, día de la revolución iraní, Venezuela mantenía relaciones energéticas y de amistad con el Sha Mohammad Reza Pahlevi. La historia demuestra que estas vinculaciones son de larga data, incluso, con la llegada de los Ayatolás, los gobiernos de acción democrática mantuvieron relaciones diplomáticas y de cooperación con Irán.
Desde 2012, el congreso de los Estados Unidos ha examinado la influencia de Irán sobre la región latinoamericana y por supuesto, esta preocupación geopolítica ha servido de ancla para construir una narrativa que, durante este contexto de guerra, agite las aguas sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Se trata de una operación mediática que hoy impulsa un sector de la oposición dirigido por María Corina Machado, quien aún espera una “respuesta urgente” de la comunidad internacional y organice acciones militares para remover a Nicolás Maduro del poder. En pocas palabras, la oposición vuelve a dejarlo todo en manos de Estados Unidos y confía en que este país regrese su atención al caribe.
Durante los últimos años, el gobierno venezolano ha sido amenazado con la aplicación del Tiar (Tratado Internacional de Asistencia Recíproca), R2P (Responsabilidad de Proteger) y el Comando Sur, todo esto sobre el peso de las sanciones económicas aplicadas desde el 2017 y el aislamiento comercial que esto produjo. Durante el primer gobierno de Donald Trump, Venezuela fue casi una prioridad en la que sus funcionarios utilizaron todo el arsenal mediático propio de una guerra cognitiva para construir un ambiente de presión que obligara al quiebre, o una implosión social y económica. En esa época, se hablaba de Rex Tillerson, Ileana Ros-Lehtinen, Elliott Abrams, Mike Pompeo, John Bolton y Marco Rubio, actual secretario de Estado.
¿Será la dependencia, nuevamente el camino correcto para que la oposición logre un cambio? ¿Está la comunidad internacional en este momento dispuesta a lidiar con otro frente de guerra en el hemisferio occidental? Son algunas preguntas que deben responderse teniendo en cuenta al menos tres premisas: el gobierno de Nicolás Maduro es apoyado por China y Rusia y acaba de suscribir este año acuerdos de cooperación energética y militar con ambos países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El petróleo venezolano en contextos de guerra siempre será un punto de negociación entre Miraflores y la Casa Blanca. La agenda de Donald Trump y su enviado especial Richard Grenell está enfocada, al menos en este momento, en las deportaciones y el control de los migrantes venezolanos. Tanto Marco Rubio como Richard Grenell han declarado en recientes entrevistas que el gobierno de Trump no está interesado en un cambio de régimen en este momento.
Los hechos, la evidencia y la retrospectiva política está sobre la mesa, muy por encima de los deseos personales y la propaganda fabricada desde sectores de la oposición, que, con urgencia, buscan involucrar a Venezuela en un asunto nuclear del medio oriente. Vale la pena esperar el desarrollo de los acontecimientos y cuál será el nivel de participación de Estados Unidos en el conflicto, teniendo en cuenta que no hay enemigo pequeño y la mutua destrucción asegurada no es un escenario deseable ni para el mismo Donald Trump quien prometió solucionar los problemas mundiales y traer paz al mundo.
Mientras las amenazas nucleares se intensifican en el mundo sumergiéndonos en la conversación distópica de una realidad radioactiva, el gobierno venezolano se encuentra en campaña electoral para las elecciones municipales convocadas para el 27 de Julio. Esto es algo que ocurrirá, sobre todo si el contexto internacional beneficia. Es más probable que el chavismo gane la mayoría de las alcaldías en Venezuela a que Donald Trump le declare a Teherán una guerra total y amenace a Nicolás Maduro con removerlo del poder.
Ten la información al instante en tu celular. Únete al canal de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://
También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí: https://t.me/