Negociación
Palabra que ha ganado millones de detractores en la última década, ello debido a la dolorosa recordación que produce en cada venezolano, que la asocia con una nueva estrategia del régimen para prolongar su dominio. No es casualidad que siempre se utilice en cara a un proceso electoral próximo, el cual es utilizado ya sin pudor, como moneda de cambio para cualquier punto dentro de la negociación.
Ahora la pregunta que muchos nos formulamos es, si realmente es esencial y necesaria una negociación en estos momentos entre el régimen y la oposición, la respuesta aunque indeseada es SÍ.
Es necesaria una negociación por que para quienes manejan la gerencia de crisis, saben que se debe “resolver con lo que hay y como estamos”, pues no existe ya en la realidad ni deberían existir en ningún discurso político, las salidas mágicas o por uso de la fuerza.
Los países aliados han dejado claro que no apoyarán ninguna salida a través de la violencia, entre ellas las intervenciones militares extranjeras, por lo cual no es sano ni responsable, seguir invocando este tipo de soluciones que añadido a su rechazo internacional, basta decir que ninguna economía mundial soportaría una escalada militar con la que sueñan muchos, ya lo acaba de demostrar los EE.UU con su retirada de Afganistán.
Todo este escenario nos fuerza a la necesidad odiosa de negociar con un régimen, que no ha tenido ni tendrá escrúpulos para usar la negociación como medio de subsistencia, como lo han hecho siempre y a desconocer luego cualquier acuerdo que se logre, pero basados precisamente en ese patrón de comportamiento, se torna en una necesidad y exigencia popular, que se exhorte a quienes acuden a esas negociaciones en representación de la oposición, manejen esos escenarios anticipadamente y se cuente con estrategias efectivas, con las que se deban enfrentar estas situaciones de presentarse.
No pueden ni deben quienes acuden a estos protocolos auspiciados por Noruega y México seguir acudiendo con ingenuidad, así como tampoco pueden quienes convocan a participar en las venideras elecciones de Noviembre, acudir sin las estrategias concertadas, que hayan de aplicarse una vez se gane y el Chavismo desconozca y/o arrebate.
Por otro lado está el proceso penal iniciado por ante la Corte Penal Internacional y su impacto en las negociaciones o viceversa. Hay quienes ya utilizan de argumento equivocadamente, que estas negociaciones tendrán incidencia negativa, sobre los efectos judiciales que deriven de este proceso penal.
Nada más alejado de la realidad, comencemos por entender que un Proceso Judicial del nivel de los que se siguen por ante la Corte Penal Internacional, jamás podrá ser afectado por razones políticas, debido a que en estas instancias a diferencia de las nacionales, si se mantiene separado lo Jurídico de lo Político y que la independencia y autonomía de todos los que componen ese sistema judicial, no es un elemento ni siquiera discutible, muestra de ello lo podemos observar en las incidencias del informe hecho público por la saliente Fiscal Fatou Bensouda, quien a pesar de todo lo que se le cuestionó, emitió dicho informe con las graves y delicadas conclusiones contra el régimen de Maduro.
Ahora bien aun con todas estas situaciones sin resolver, nos seguimos preguntamos ¿son necesarias las negociaciones en este momento? Y la respuesta por odiosa que parezca sigue siendo SÍ.
Al ciudadano no le queda más que luchar con lo que tiene y con eso poco tratar de cambiar sus realidades, eso es lo que no ha sabido comunicar ni utilizar en su favor, el político de oposición de las últimas décadas.
Debemos comenzar por decir que todo responde a un proceso político social que no tiene su origen en el 98 con la elección de Chávez, sino varias décadas atrás cuando no se le hizo saber al ciudadano, su importante valor para el país en cara a las décadas futuras y el impacto de sus decisiones electorales.
El político de oposición ha seguido los esquemas tradicionales de hacer política, utilizando la más efectiva pero a la vez más nefasta herramienta de comunicación: el discurso populista. Nos han dicho lo que hemos querido escuchar así eso sea imposible de cumplir.
Aún en la memoria colectiva está aquella lapidaria frase de Ramos Allup al ganar la AN: “En seis meses salimos de Maduro” y ni que decir del mantra devenido en maldición de: “Cese de la Usurpación, Gobierno de Transición y Elecciones Libres”. El seguirle diciendo a la gente que saldremos ya de Maduro, no es ni de cerca una estrategia efectiva para salir de Maduro.
Ya basta de populismo, es momento de los políticos auténticos, esos que dibujan correctamente el camino a seguir, sin omitir los obstáculos ni los parajes escabrosos que hay que transitar, en la búsqueda de soluciones a esta crisis en la que todos tenemos una cuota de responsabilidad.
Se debe negociar estoy completamente seguro de eso, a este punto llegamos por el Chavismo, lo que implica que en algún momento del Chavismo deberá salir también parte de la solución, no puedo eliminar de un plumazo a mi contrincante político como bien lo ha sostenido el Filósofo Fernando Savater.
Pero también es tarea primordial lograr las herramientas para hacer valer lo negociado, las estrategias para salir al frente cuando no se quiera cumplir lo acordado y las bases jurídicas, sociales y políticas sobre las cuales se cimiente cualquier negociación sana y útil para el país, lo demás que no abone ni apunte a esa dirección, es vulgar demagogia y siembra innecesaria de discordia.
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