Opinión

Nación rica, país pobre (Cuento)

No habrá estado de derecho respetable, ni democracia verdaderamente sólida y viable, si no hay medios de comunicación social con ética, independientes, apolíticos, libres, veraces e imparciales....
jueves, 14 abril 2022

Eran las 6:38 p.m., de una calurosa tarde de abril, cuando ya comenzaba a oscurecer. El ambiente festivo de Semana Santa, se sentía por doquier.

Ezequiel, el camarada millonario, había invitado a un reducido grupo de amigos, para un informal “compartir”, como ahora le dicen.

Mikaela la cocinera, para este evento, preparó un rico y bien condimentado pastel de “chucho”, con papas, plátanos fritos, huevos, pimentón y cebolla, típicos de la época, y lo arreglaba para servirlo en generosas porciones y lustrosas bandejas de plata; este exquisito manjar, iría acompañado de arroz blanco, ensalada César y torrejas abombadas, como las que alguna vez, ofrecían en el mercado de El Callao, las antiguas “madame” de ese famoso pueblo guayanés.

Ezequiel, aunque con escasa educación formal, pretendía demostrar afición a la cultura, rodeándose  de artistas diletantes y “gente letrada”.

Esa tarde, acudirían a su mansión, Diego Torrijo, el politólogo ya conocido, Selenia Fragachan Siso, periodista y sociólogo, amiga de la familia; esta era una mujer cuarentona, alta, delgada, de tez morena, casi fea y políticamente hablando, cuasi anarquista.

Cultivaba profusamente la lectura y lo que más destacaba en ella, eran su porte elegante, su carácter afable y su lenguaje culto, pausado, y sin vulgaridad o plebeyez alguna, a diferencia de las nuevas generaciones (millenials), esas que enanizaron su vocabulario, por el continuo uso de múltiples muletillas chabacanas y hasta soeces; esas que creyeron que por decir más vulgaridades, serían más poderosas.

Selenia también gustaba libar buenos licores y llevar a la mesa “chismes” calientes aún, de esos que se escuchan en los “pasillos de la Editorial”.

De igual manera asistiría el profesor Ermenegildo Rivas Santos, que de lo último, poco tenía; un erúdito historiador upatense, mejor conocido por contar buenos y picantes cuentos de salón y por su peculiar aspecto de desaliñada indumentaria.

Era un hombre de mediana estatura y de unos 73 años, oriundo de Upata, la Villa del Yocoima y “Clarín de Libertad e Independencia”, como la mentaba el escritor guayanés, Eduardo Oxford.

Por cierto, “Yocoima fue un cacique indígena de la zona y padre de la bella Upata”, narraba Don Ermenegildo, en relación al origen del nombre de su pueblo.

También asistiría Hildebrando Gonzalez Peña, aficionado violinista local, mejor conocido por el remoquete de “Violito”. Este era egresado de una de esas camadas de músicos que produjo el maestro Abreu por los años 87, cuando se estaba consolidando el Sistema de Orquestas Juveniles, durante el gobierno de CAP II.

De ser un copeyano furibundo, devino en un irreflexivo, pero fiel ficha “roja-rojita”; nadie entiende el porqué. Violito interpretaba muy bien los valses de Aldemaro Romero, pero en confianza, al jefe le gustaba más, la música de Julio Jaramillo y Diomedes Díaz.

Yo, Bobby, igualmente estaba presente, pero como “perro en casa de nuevo rico”, no podía franquear la puerta de la amplia y moderna “Tasca”; sin embargo, me reconocían el derecho de sentarme a la entrada de la misma; solían decirme: “Bobby, de esa puerta, no pases”.

No entiendo a estos humanos, me permiten estar dónde se prepara los alimentos, en la mera cocina, con una Mikaela, quién de vez en cuando me “premia”, dándome un trozo de pellejo con carne u otra golosina, pero me está prohibido entrar a este otro lugar.

Una gran falta de lógica humana, que no comprendo. ¿Será porque los nuevos ricos, igualmente, se copian costumbres de los aristócratas?

Pues bien, logré escuchar cuando Diego Torrijo le decía al grupo:  “….algunos países ricos, de esos que solo venden materias primas, como el nuestro, son en realidad, muy pobres, pues carecen de las numerosas y necesarias instituciones, independientes, autosustentables, libres, activas, democráticas y de elevados niveles de compromiso con la ética”.

Decía también, “que un país que tiene un equilibrado y eficiente sistema de justicia, un sólido vínculo con la democracia, múltiples asociaciones, colegios profesionales, sindicatos de obreros y empleados; federaciones de comerciantes e industriales, múltiples partidos políticos, consejos comunales; ONG’s, teatros, una industria cinematográfica consolidada, orfeones, orquestas, etc.., toda una inextricable trama de organizaciones como esta,  denota gran solidez y equilibrio político para un país.

Intervino entonces Selenia Fragachán, argumentando que “la solidez de cualquier institución y de una nación en general, en realidad, no deviene sólo de la creación y existencia de estas y otras instituciones, sino del origen de las mismas; es decir, que una institución que nace producto de la necesidad del grupo que representa y que es capaz de sostenerse como tal, moral y económicamente, sin aportes de la política y/o del Estado, esa sí será una institución robusta y prospera, por lo cual dará fortaleza a la cultura y a la nación.

Tal situación no ocurrirá, con aquellas otras que surgen por la voracidad de los partidos políticos que las crean; ellos, solo las conciben con la intención de derivar de ellas, los votos en contiendas electorales, que les permite mantenerse en el poder.

Ocurrió con los sindicatos y la mayoría de los colegios profesionales, entre otros, en el transcurso de los últimos 22 años. Quiero señalar también, -sigue diciendo Selenia-, que de todas esas instituciones señaladas por Diego, nuestro amigo, le faltó mencionar a una de las más importantes, de toda sociedad libre: las comunicaciones sociales; la prensa, la radio, la televisión y las redes sociales (éstas últimas, cada día, con mayor influencia).

No habrá estado de derecho respetable, y tampoco habrá  democracia verdadera, sólida y viable, si no hay medios de comunicación social con ética, apolíticos, libres, veraces, independientes e imparciales, interactuando con un pueblo educado y conocedor de sus derechos y de sus obligaciones; y no habrá libertad de expresión, si se condena a quienes disientan o cuando se impone la  autosensura, por miedo a la persecución.

Tampoco habrá un Estado de Derecho respetable, si en general, no hay una sólida cultura cívica. De modo que, todo esto es un círculo al cual no puede fallarle eslabón alguno”.

El profesor Ermenegildo Rivas, a su vez, intervino para manifestar que “las sociedades mas prósperas, a lo largo de la historia, fueron aquellas con estrictos sistemas meritocráticos, elevados niveles  de conocimientos (escuelas), mucha libertad e independencia económica, política y social, pero como denominador común, un alto grado de disciplina y eso también es parte de la institucionalidad de un país”.

Decía Ermenegildo, “que las sociedades con mayor vocación por el trabajo y el estudio, son también las más cultas”. Aquí intervino Diego para añadir “que además de educación, que es muy importante, lo fundamental es tener instituciones como la de la justicia, funcionando con independencia y con una filosofía de gestión que promueva libremente, la búsqueda permanente de la perfección del sistema, y que ello, solo será posible cuando la sociedad en general, lo exija”.

Nuestro amigo Ezequiel preguntó: ¿Entonces, mientras más instituciones exista en la sociedad, interactuando activamente, más sólida es su cultura?¿Y qué me dice del conflicto que ello genera? ¿Acaso no le hace daño a la gobernabilidad? ¿No es mas bien una fuente incontrolable de disturbios?

Interviene entonces el profesor Rivas para interceder, argumentando “que las instituciones deberán estar diseñadas para redistribuir el poder, promover libertad, equidad, solidaridad y para servir de soporte a la institución jerárquicamente superior, que es la política (poderes Legislativo y Ejecutivo); pero también, para servir de canal de comunicación a objeto de presentar las exigencias o demandas a ese poder político. Esta institución, la política, deberá entonces responder, corrigiendo la Constitución, las leyes y reglamentos, perfeccionando así, el sistema y por tanto, fortaleciendo la cultura. La idea es que se cree un circulo de ASPIRACIONES/SOLICITUDES-RACIONALIZACIÓN-RESPUESTAS, en la forma de leyes, para una sociedad exigente y cambiante. Este movimiento circular habrá de convertirse en una espiral inteligente de perfeccionamiento económico, político y social, para bienestar del pueblo”.

Añade Ezequiel para puntualizar: “¿Eso quiere decir, que nuestras instituciones todas, deben estar más vivas, interactuando con vigor, pero observando un estricto cumplimiento de la  Ley?”.

Selenia Fragachan, respondió entonces, que esa “caja negra” racionalizadora/transformadora de aspiraciones de la gente, debe residir en el seno de la sociedad y no en las manos de los políticos y burócratas, pues ellos no ven, ni sienten las necesidades de cambio como las ve el pueblo; así pues, es a nivel de comunidad donde se deben hacer las recomendaciones de normativas transformadoras, las cuales serán entonces perfeccionadas desde el punto de vista administrativo y legal, por el Legislativo y el Ejecutivo.

Por su parte, Ermenegildo el historiador, para señalar: “Por esta razón es muy importante escoger a nuestros políticos entre aquellos hombres y mujeres con pasión por sus sueños, grandes estudiosos del quehacer humano, de amplia experiencia y grandes promotores de normas morales y éticas. Solo personas con ese perfil  deben ocupar esos altos cargos ejecutivos, legislativos, y judiciales. Y es por ello que nuestro sistema electoral debe también cambiar drásticamente, para escoger personas. NO por el color de la tarjeta que representan, sino por sus virtudes y para ello, deberán presentarle a los electores, su curriculum. Hago también el señalamiento sobre el caso de la Presidencia de la República: esta debería ser desempeñada por un triunvirato compuesto por el máximo representante político del ejecutivo, elegido por el Congreso, quien fungirá de Presidente y por los máximos representantes: uno, de los trabajadores y el segundo, de los empresarios, seleccionados por sus afiliados. Todos ellos, deberán ser elegidos por ser los mas virtuosos, educados y mejor formados”.

Por estas razones, los políticos todos, incluyendo los representantes de los Sindicatos y de Fedecámaras, deben tener una estatura intelectual descoyante y una gran vocación de servicios, por lo cual, su escogencia, requerirá criterios superiores y un tamiz selectivo con claros objetivos.

De ese particular método de selección, dependerá la excelencia de un gobierno y la fortaleza de una mejor sociedad.

Debemos mantener un país rico, transformando en nuestro suelo, nuestras materias primas, pero también, creando una cultura sólida y con fortaleza ética; en ello se nos tiene que ir la vida. A todas estas Ezequiel, ya aburrido con el tema, propuso dejar esta cháchara para otra ocasión y escuchar a Julio Jaramillo.

“Así son las cosas”, diría este gran periodista y político, Oscar Yánez.

CE.: mgarciat84@gmail.com

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