Mis adultos mayores: Úlceras por presión
Hola, espero que todos estén bien. Hoy les traigo un tema por demás conocido e interesante. ¿Les suena familiar la palabra “escaras”?
Bien, el término adecuado es el de úlceras por presión (UPP), que, por cierto, siguen siendo en el siglo XXI, un importante problema que afecta a pacientes de todos los niveles asistenciales, especialmente ancianos, discapacitados, enfermos en situación terminal de su enfermedad, entre otros.
Se trata de un complejo y peligroso síndrome gerontológico, que debe ser tratado como un grave problema de salud pública, y ha legado a ser señalado como «una epidemia debajo de las sábanas».
Las UPP son consecuencia directa del aplastamiento tisular entre dos planos, generalmente uno perteneciente al paciente (hueso) y otro externo a él (lecho, sillón, dispositivos terapéuticos).
Dos procesos se conjugan en el desarrollo de estas lesiones: la oclusión vascular por la presión externa, y el daño endotelial a nivel de arteriolas y de microcirculación, debido principalmente a la aplicación de fuerzas tangenciales (cizalla) y de fricción.
Dado que la mayor parte de las úlceras por presión pueden evitarse, la incidencia de estas lesiones puede ser considerada, a primera vista, como una muestra de negligencia clínica con importantes implicaciones legales y éticas para los profesionales sanitarios, así como para las instituciones en las que estos prestan sus servicios y para los gestores de las mismas.
El Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP), con sede el España, realizó un estudio técnico que da origen a la Clasificación-estadificación de las UPP.
Estadio I. Se observa una alteración en la piel íntegra, relacionada con la presión, presencia de eritema cutáneo que no palidece al presionar; en pieles oscuras, puede presentar tonos rojos, azules o morados. En comparación con un área (adyacente u opuesta) del cuerpo no sometida a presión, puede incluir cambios en uno o más de los siguientes aspectos: Temperatura de la piel (caliente o fría). Edema. Sensaciones como dolor, escozor, entre otros.
Estadio II. Existe una pérdida parcial del grosor de la piel que afecta a la epidermis, a la dermis o a ambas, se presenta como una úlcera superficial que tiene aspecto de abrasión, ampolla o cráter superficial.
Estadio III. Se caracteriza por una pérdida total del grosor de la piel que implica lesión o necrosis del tejido subcutáneo, que puede extenderse hacia abajo pero no por la fascia subyacente.
Estadio IV. La manifestación clínica es la pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa, necrosis del tejido o lesión en músculo, hueso o estructuras de sostén (tendón, cápsula articular).
Para el tratamiento de estos pacientes es necesario su valoración global, que debe comprender: Estado del paciente, la lesión y su entorno de cuidados.
Para finalizar, la presencia de una lesión cutánea puede provocar un cambio importante en las actividades de la vida diaria debido a problemas físicos, emocionales o sociales que se pueden traducir en un déficit en la demanda de autocuidados y en la habilidad de proveer a esos autocuidados.
Las úlceras por presión, tienen consecuencias importantes en el individuo y su familia, en aspectos como la autonomía, autoimagen, autoestima, entre otros, por lo que a la hora planificar sus cuidados debe ubicarse al profesional de la salud mental.
Vuelvo el viernes. Gracias por leer este espacio.
Psicóloga y abogado Maria Quiroz.
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