Opinión

Mis adultos mayores: Síndrome de la abuela esclava

Es este exceso de trabajo, acompañado en la mayoría de los casos con la responsabilidad de hacerse cargo de niños pequeños, lo que les provoca un estrés familiar que no se atreven a confesar.
viernes, 27 septiembre 2024

¿Abusamos de las abuelas? ¿Cargarlas de responsabilidades puede provocarles enfermedades? El Síndrome de la Abuela Esclava es el nombre dado por el profesor Antonio Guijarro, Cardiólogo de la Universidad de Granada, a “un cuadro clínico patológico muy frecuente, grave, potencialmente mortal y que afecta a amas de casa en ejercicio activo”.

Guijarro señala que es “una auténtica pandemia” que sufren miles de mujeres de edad avanzada con excesivas responsabilidades familiares.

Los síntomas de estas mujeres son externos. Acuden una y otra vez a las consultas médicas por cansancio, hipertensión, subidas repentinas de azúcar, decaimiento o tristeza, pero nunca alcanzan a manifestar que llevan sobre sus espaldas la responsabilidad de sus casas, la de sus hijos y el cuidado de sus nietos.

Es este exceso de trabajo, acompañado en la mayoría de los casos con la responsabilidad de hacerse cargo de niños pequeños, lo que les provoca un estrés familiar que no se atreven a confesar.

La falta de sinceridad, tanto hacia los médicos como hacia su propia familia, viene originada por una especial concepción de la responsabilidad, formada por una educación basada en la entrega a la familia. Sin embargo, sus cuerpos ya no soportan tanta tensión.

Según el autor, estas mujeres tienen un perfil muy similar: “vivieron los años de la posguerra y numerosas estrecheces”. Se ejercitaron en trabajar y obedecer sin rechistar. Ahora son amas de casa con responsabilidades familiares que les sobrepasan, llegando a extenuarles. Pero no se quejan, porque no estaría bien”.

El síndrome de la Abuela Esclava se produce por un agotamiento excesivo o sobreesfuerzo físico y emocional crónicos. El estrés se refleja por el agobio o “la sobrepresión que nace de esa obligación, con responsabilidad directa, de cumplir simultáneamente varias tareas con eficacia, puntualidad y acierto”.

Entre sus causas, se indican: Realizar trabajos o actividades extra-hogareñas sin liberarse de las obligaciones de ama de casa. Familia numerosa, ancianos, niños o enfermos a su cargo. Hijos que, tras independizarse, vuelven al hogar materno acompañados de pareja y/o hijos. Enfermedades asociadas al natural envejecimiento que limitan la capacidad física y emocional de la paciente. Ausencia o pérdida de ayudas domésticas.

Traumatismo emocional: enfermedad grave o fallecimiento de un ser querido. Separación conyugal propia o de un hijo. Deterioro económico: disminución del poder adquisitivo tras la jubilación. Fracaso de negocios familiares. Pérdidas patrimoniales. Acumulación de obligaciones:

Atender a familiares que residen fuera del hogar (hijos, nietos, parientes próximos). Reconocer y valorar la riqueza interior de cada individuo mayor es un acto de respeto, empatía y solidaridad que contribuye a construir una sociedad más inclusiva, diversa y enriquecedora para todas las generaciones.

Con relación a algunos de los síntomas comunes en mujeres que padecen este síndrome, se encuentran: Hipertensión arterial de difícil control, con oscilaciones muy bruscas, aparentemente caprichosas.

Molestias paroxísticas: sofocos, taquicardias, palpitaciones en el cuello o el tórax, dolores punzantes por el pecho, que cambian de un lado a otro, dificultad para respirar, mareos, hormigueos, desvanecimientos. Debilidad o decaimiento persistentes y un cansancio extremo desproporcionado respecto a sus actividades actuales.

En el pasado soportaron tareas mucho más agotadoras sin sentir atisbo de cansancio. Caídas fortuitas: las piernas no pueden sostener el cuerpo y la paciente cae al suelo, generalmente sin perder el conocimiento. Malestar general indefinido.

Casi nunca se sienten cómodas, a gusto ni relajadas, sin saber definir exactamente por qué. Tristeza, desánimo, falta de motivación. Descontrol de padecimientos metabólicos, como la diabetes. Autoinculpación. Se sienten culpables de su incapacidad actual.

Para poder dar solución a una situación de excesivo estrés familiar, el doctor Guijarro aboga por la implicación de la familia y de todo el entorno más cercano, ya que son los propios familiares quienes deben descargar de un exceso de trabajo a la abuela, aunque sin mermar su autoestima.

“La curación o liberación definitiva se alcanza cuando se consigue el equilibrio entre los cometidos asignados a la abuela y su fortaleza física y emocional”. Según Guijarro, este síndrome “se puede curar con tan sólo concienciar a las familias a través de los medios de comunicación”.

Hasta la próxima columna.

Muchos cariños desde mi rinconcito, mi espacio para estudiar y escribir para Uds.

Agradezco sus comentarios, inquietudes o sugerencias a través del correo electrónico mariaequirozr@gmail.com o mi cuenta Instagram @mariaquirozr.

Psicóloga y abogado, María Quiroz.

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