Mis adultos mayores: Síndrome de inmovilización
Hola, saludos a todos. Vamos a continuar con los síndromes asociados a la adultez mayor y ancianidad, en lo que respecta al síndrome de inmovilización.
Como causa de este síndrome, está la patología osteoarticular como enfermedad del aparato locomotor que afectan al anciano, y en la que se encuentra la artrosis, como enfermedad degenerativa articular.
Su manifestación clínica es la disminución en la movilidad de las articulaciones. A medida que aumenta la deformidad y el dolor, se corre el riesgo que el paciente no se esfuerce por moverse, con lo cual la articulación será cada vez más rígida.
Hallazgos señalan también la osteoporosis, cuya característica es la disminución de la calcificación ósea, que origina un aumento de su fragilidad y va a incidir directamente en la afectación de los huesos, y en el aumento progresivo de la frecuencia de fracturas por parte del anciano, principalmente del radio, de los cuerpos vertebrales y del cuello del fémur o de la cadera.
El anciano va perdiendo la capacidad para mantenerse erguido debido a un deterioro del sentido del equilibrio, como consecuencia de la falta de integridad del sistema laberíntico (situado en el oído interno), de la visión y de los propiorreceptores (receptores periféricos).
Como consecuencia de la falta de equilibrio se produce un enlentecimiento de la marcha, que lo hace inestable, disminuyendo su capacidad para sortear obstáculos y, por consiguiente, aumentando las posibilidades de que el anciano se caiga.
A todos estos problemas debemos añadir la patología previa existente en el anciano, y que provocará una mayor tendencia a caerse.
En ellas se incluyen, entre otras: La hipotensión ortostática, (disminución de la tensión arterial). La patología pulmonar (neumopatía crónica obstructiva, aumento de la resistencia al flujo aéreo a nivel del árbol traqueobronquial).
Las enfermedades crónicas (cualquier enfermedad crónica hace que, a medida que pasa el tiempo, empeore la calidad de vida del anciano hasta provocar una incapacidad).
Del mismo, modo nos encontramos con las demencias, que como enfermedad constituyen, en conjunto, un síndrome de carácter orgánico, irreversible en la mayor parte de los casos, que van a provocar en el anciano una pérdida de las funciones cognitivas y una importante desadaptación social.
La patología pulmonar, que también inmoviliza al paciente, estará representada principalmente por la neumopatía crónica obstructiva, caracterizada por aumento de la resistencia al flujo aéreo a nivel del árbol traqueobronquial, que dificulta la respiración del anciano generando un cuadro de tos y expectoración que, a la larga, puede provocar una insuficiencia respiratoria.
Las enfermedades crónicas, por su parte, hacen que, a medida que pasa el tiempo, empeore la calidad de vida del anciano hasta provocar una incapacidad.
En resumen, las causas que pueden provocar en el anciano una disminución de sus capacidades son múltiples, siendo labor del profesional sanitario utilizar todas las medidas a su alcance para tratar de evitar en lo posible la aparición de la lesión o enfermedad.
Para finalizar, tanto la prevención (una vez instaurada la enfermedad), y el uso de medidas rehabilitadoras eficaces que intenten minimizar las secuelas, serán necesarias.
Conseguir la colaboración y, sobre todo, la concienciación del anciano en contra de la invalidez, es una tarea en la que todo el personal sanitario debe colaborar intensamente.
Vuelvo el viernes. Gracias por leer este espacio.
Psicóloga y abogado María Quiroz.
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