Mis adultos mayores: Sexualidad y andropausia
Hola, estimados lectores. La columna pasada estuvo referida a la sexualidad en la mujer luego de la menopausia.
Para la entrega de hoy, leeremos sobre los cambios en el hombre, información que se sustenta de igual forma en el texto: La sexualidad y el amor después de los 50 y más de Félix López Sánchez (2018).
En el hombre se denomina andropausia, los cambios hormonales que tienen lugar en ellos a la edad media se relacionan con el proceso de envejecimiento, de manera similar a lo que ocurre con la menopausia en las mujeres, aparecen modificaciones en la esfera sexual (disminución del deseo sexual y pérdida de las erecciones), depresión, irritabilidad, disminución en la capacidad de concentración, de memoria y desmineralización ósea.
El término andropausia es controvertido, toda vez que su forma de presentación es diferente al de la menopausia, en esta la aparición es más brusca y se relaciona con la interrupción definitiva del ciclo ovulatorio, para demarcar el fin del período fértil femenino, no obstante la interrupción definitiva en la producción de espermatozoides no ocurre en los hombres y además la gama de síntomas asociados son progresivos e insidiosos.
Este fenómeno ha recibido otras múltiples denominaciones, tales como climaterio masculino, viropausia, menopausia masculina, hipogonadismo de inicio tardío (LOH), síndrome de declinación de los andrógenos con el envejecimiento masculino, entre otros.
El cuadro clínico específico evidencia que se produce un impacto negativo en la calidad de vida de los hombres, quienes en una alta proporción, no acuden a consulta por desconocimiento o niegan la presencia del síndrome.
Los cambios que experimentan son notorios, a medida que van pasando los años; sin embargo, a diferencia de las mujeres, no conllevan la pérdida de la capacidad de reproducción y no se produce un cambio fisiológico cualitativo semejante al de la menopausia.
Va ser frecuente la capacidad de erección, por razones fisiológicas y psicológicas, se puede ver afectada con el avance de los años. Desde el punto de vista hormonal, disminuyen los niveles de testosterona, considerada la hormona del deseo sexual.
El modelo de sexualidad joven y la ansiedad de ejecución, y el querer demostrar capacidad y potencia sexual como cuando se era joven, suelen ser los peores enemigos de la sexualidad del varón.
Un modelo sexual que se centra en el coito y que tome como referencia las capacidades sexuales durante la juventud puede provocar miedo y angustia en los hombres mayores, al descubrir que su vigor y capacidad de coitar repetidamente no es la misma.
El modelo de varón que toma como referencia de sus valores masculinos el número de conquistas, el vigor del pene y el número de coitos, entre otros aspectos, es su peor enemigo, especialmente a medida que avanzan en edad.
El miedo a no dar la talla y la ansiedad de ejecución pueden hacer mucho más daño que todos los cambios fisiológicos.
El hecho de que las erecciones nocturnas y espontáneas sean menos frecuentes en la vejez puede también sorprender a los varones mayores, habituados antes a sentirse frecuentemente excitados.
Para finalizar, tanto en el hombre como en la mujer, los cambios en su fisiología sexual no justifican, por sí mismos, la desaparición de la actividad sexual.
La mayor parte de las personas mayores mantienen la capacidad fisiológica para coitar o tener otros muchos tipos de actividad sexual.
Hasta el viernes próximo. Gracias por leer este espacio.
Psicóloga y abogado Maria Quiroz.
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Correo electrónico: mariaequirozr@gmail.com
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