Mis adultos mayores: La gerascofobia
Hola a todos, espero que estén bien. Les saludo con mucho cariño. En esta ocasión, les presento un escrito que se titula Gerascofobia, o temor irracional al envejecimiento, proveniente del blog de la Fundación Pasqual Maragall.
La gerascofobia se refiere al temor irracional o aversión a envejecer, independientemente de que a uno no le entusiasme la idea de envejecer debido a diferentes circunstancias.
Hablamos de una enfermedad que puede afectar significativamente el bienestar.
La palabra “gerascofobia” proviene del griego, de “geraskós”, que significa “envejecer”, y “fobos”, que significa “miedo”. Por lo tanto, significa “miedo a envejecer”.
Sin embargo, no se trata de ese temor natural o reflexión sobre la propia longevidad en momentos vitales, sino de un miedo o temor irracional (propio de cualquier fobia) que provoca sintomatología ansiosa en relación con algo inevitable: El impacto del tiempo en el propio ser.
Una persona gerascofóbica puede mostrarse excesivamente preocupada por los cambios físicos (canas, flacidez muscular, arrugas) o por la disminución de ciertas capacidades cognitivas debido al paso del tiempo.
Además, sus pensamientos sobre el envejecimiento son negativos y difíciles de evitar: soledad, pérdida, muerte, inutilidad, enfermedad, dependencia.
El término “gerascofobia” y “gerontofobia” tienen la misma raíz griega, ger. Sin embargo, el primero se refiere al verbo “envejecer”, mientras que el segundo se refiere al sustantivo “geron”, que significa “anciano” o “viejo”.
La gerontofobia es, pues, la aversión hacia las personas mayores, asociándolas a decadencia, enfermedad o decrepitud. En tanto que fobia, conlleva la aparición de ansiedad ante situaciones que puedan requerir interacción o compartir espacios o momentos con personas ancianas.
Hay distintas teorías derivadas de la psicología social que podrían explicar el origen de la gerascofobia y, entre otras cosas, están relacionadas con:
La internalización o aceptación de estereotipos relacionados con la edad.
Tratar de cumplir con expectativas sociales respecto a hitos esperados según distintas edades: emparejarse o casarse, tener hijos, comprar una casa o jubilarse, por ejemplo.
El sentimiento de identidad social, viendo como más positivas las características del grupo con el que uno se identifica (jóvenes) que el del otro grupo (el de mayores).
El temor a la muerte. La autoconciencia de mortalidad es propia de la condición humana, y puede resultar aterradora. El envejecimiento en este caso actúa como recordatorio directo de esta idea, pudiendo desencadenar ansiedad.
Por otro lado, son claramente relevantes determinados aspectos socioculturales relacionados con:
La promoción de la juventud, la belleza o lo nuevo como valores y símbolos de éxito, de bienestar o de felicidad. Lo que no encaje en tales parámetros, es objeto de rechazo.
Tener una imagen negativa del envejecimiento, asociando la vejez a una etapa homogénea, igual para todos, caracterizada por aspectos negativos asumidos erróneamente como inevitables, a saber: decrepitud, soledad, discapacidad o enfermedad, deterioro cognitivo, Alzheimer u otro tipo de demencia, como la controvertida “demencia senil”.
El deseo subyacente de ser inmortal o eternamente joven es casi tan antiguo como la humanidad y puede surgir individualmente en algunos momentos en los que, por cualquier motivo, se exacerba la consciencia de cómo de implacable es el paso del tiempo, los cambios corporales o la propia imagen según se cumplen años.
El miedo al envejecimiento es normal y, en cierta medida, justificado. Sin embargo, cuando el miedo se vuelve anormal y persistente y supera ciertos límites, es posible que se esté experimentando una alteración psicológica como la gerascofobia.
A veces conviene recordar que envejecer es un regalo que no le llega a todo el mundo y que vale la pena encarar cada etapa vital con la máxima satisfacción posible antes que angustiarse por un devenir inevitable.
Hasta la próxima columna. Muchos cariños desde mi rinconcito, mi espacio para estudiar y escribir para Uds.
Aprecio sus comentarios, inquietudes o sugerencias a través del correo electrónico mariaequirozr@gmail.com o mi cuenta Instagram @mariaquirozr
Psicóloga y abogado, Maria Quiroz.
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