Mis adultos mayores: Inestabilidad y caídas
Hola, espero que todos estén bien. Les traigo las caídas en el anciano. Viene a representar un problema que aumenta de manera progresiva. Les parece familiar, ¡se cayó mi abuela!.
En las caídas existen una serie de factores de riesgos, la actuación sobre ellos es clave para disminuir el número de ancianos que se caen.
Las caídas son un hecho que sucede en tres fases: En la primera, se desplaza el centro de gravedad del cuerpo; en la segunda, el organismo no es capaz de restablecer el equilibrio, y por último, en la tercera, se produce el impacto del cuerpo sobre una determinada superficie.
Los ancianos se caen por varias razones, una de ellas es el síndrome de inestabilidad propio del envejecimiento, se trata de la pérdida de la facultad de mantener el equilibrio.
El equilibrio se verá comprometido por varios factores: Las vías ópticas, las vías vestibulolaberínticas así como la sensibilidad profunda.
El equilibrio es la relación estable que se produce entre el centro de gravedad o centro de masa de un objeto y su base de sustentación.
El equilibrio en el anciano, se sustenta en la relación que se establece entre las distintas estructuras osteoarticulares, la colocación de los pies, las articulaciones y los músculos de los miembros inferiores, y la consiguiente corrección de las variaciones del centro de gravedad mediante el balanceo de los miembros superiores que se produce de forma automática, así como la oscilación del propio cuerpo.
Es importante señalar que en los ancianos disminuye la información de los propiorreceptores, de los reflejos posturales y de la fuerza muscular, por lo que presentan una alineación defectuosa que les limita funcionalmente y favorece la aparición de caídas.
Los accidentes se han convertido en causa de muerte en los ancianos.
Cuando el anciano se cae, la complicación más grave que se va a producir es la fractura, generalmente de cadera, de muñeca, del húmero o de la pelvis.
También son frecuentes otro tipo de lesiones que requieren atención médica, entre ellas, luxaciones, laceraciones, esguinces y otras lesiones incapacitantes; sin embargo, la mayoría de las caídas no producen una lesión suficiente como para acudir al médico.
Es importante señalar que alrededor de una cuarta parte de las caídas producen una limitación de la movilidad debido a las lesiones o al temor a caer de nuevo.
Se sabe que los ancianos no caen porque tropiecen, sino que lo hacen porque no son capaces de recuperar el equilibrio. Además, la marcha del anciano presenta una serie de características que la hacen más inestable, lenta, de pasos cortos y pies pegados al suelo.
Como factores de riesgo se encuentran: La edad, déficit sensorial, afectación musculoesquelética, alteraciones de la marcha, alteraciones cognitivas, medicamentos, generalmente aquellos que actúan sobre el SNC, enfermedades crónicas que son denominados factores intrínsecos.
Como factores de riesgos extrínsecos se encuentran: Los peligros ambientales, unas escaleras mal diseñadas y en mal estado, una iluminación insuficiente, el desorden, suelos deslizantes, alfombras y felpudos mal fijados, falta de superficies antideslizantes en las bañeras, zapatos inadecuados, entre otros.
Para finalizar, es fundamental actuar antes de que se produzca la caída, procurando que el anciano se encuentre en el mejor estado físico. Es importante una buena valoración cognitiva que permita comprobar hasta qué punto la persona es capaz de participar en un plan de cuidados dirigido a mejorar el control de sus propias caídas.
La prevención es la clave para este síndrome de inmovilización.
Vuelvo el viernes. Gracias por leer este espacio.
Psicóloga y abogado Maria Quiroz.
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