Opinión

Mis adultos mayores: Envejecimiento, música y resiliencia

Muestran un gusto renovado por la música bailable, subrayando el papel social de la música.
viernes, 26 julio 2024

Estuve revisando este libro estos días. Les comparto la información. Envejecer con resiliencia de Boris Cyrulnik y Louis Ploton (2014). ¿Les gusta la música? Les invito a escuchar una buena melodía y a bailar mientras envejecemos.

La música puede ser un ascua de resiliencia durante el envejecimiento normal y patológico, ya que el cerebro musical existe. Presenta una plasticidad que persiste en el anciano e incluso al principio de un Alzheimer.

Muchos argumentos muestran la anterioridad de la música respecto del lenguaje en nuestros circuitos cerebrales y explican la robustez del cerebro musical que, al ser más antiguo, persiste durante más tiempo.

La música representa una forma de comunicación no verbal que actúa sobre las emociones y activa los recuerdos y los procesos cognitivos. Refuerza el vínculo social y la empatía, además de contribuir al mantenimiento de la conciencia de uno mismo y de los demás.

El cerebro musical existe. El sistema auditivo periférico no es mera biomecánica, sino que está optimizado para transmitir las vocalizaciones propias de la especie y las señales sonoras adaptadas a la supervivencia, que, inicialmente, se descodifican al nivel de los lóbulos temporales después de un filtro en el tálamo.

Hay circuitos cerebrales específicos para la música, distintos de los del lenguaje.

El cerebro musical posee una plasticidad que persiste con la edad y puede ser una base fisiológica para mecanismos de resiliencia. Es posible convertir el córtex occipital que recibe las informaciones visuales en córtex auditivo y viceversa.

La plasticidad persiste en el cerebro que envejece. A pesar de las pérdidas neuronales relacionadas con la edad o la enfermedad, se producen fenómenos compensatorios con crecimientos dendríticos, aumento de la talla de las superficies sinápticas, formación de nuevas sinapsis mediante señales enviadas por las neuronas dañadas.

La música actúa durante mucho tiempo sobre las emociones para activar la memoria y la cognición, para tejer vínculos sociales y mantener la conciencia de uno mismo.

La música posee un poder de resiliencia, ya que puede hacer que vuelva la emoción pasada y permite la reformulación mediante el control del canto y de los recuerdos asociados.

Los efectos del envejecimiento pueden acompañarse de dificultades para el recuerdo (recuerdo libre), pero si aportamos un indicio, vuelve a surgir la respuesta adecuada (recuerdo indiciado).

Hay un rastro que persiste en la memoria, incluso inconsciente, y puede actuar como un ascua de resiliencia que es posible reavivar (efecto de inicio) mediante la música.

La ansiedad, la depresión y  otras patologías del envejecimiento se benefician de estos efectos de la música.

A título de ejemplo, el efecto antálgico sobre los dolores reumáticos crónicos puede ser posible mediante la estimulación de endorfinas, así como, la recuperación significativamente superior de la memoria verbal, las capacidades de atención y el humor en los sujetos expuestos a músicas de su elección tras un accidente vascular cerebral.

En la terapia melódica y de ritmo, todo ocurre como si los dispositivos cerebrales, casi intactos, implicados en la melodía y el ritmo sirvieran de “prótesis” para la recuperación del lenguaje mediante la reactivación de regiones del hemisferio izquierdo alrededor de las lesiones.

Se constata la acción sobre la coordinación motriz y sobre la marcha de la música animada y rítmica en el párkinson, en particular el tango.

Nuestro cerebro es un cerebro social. Según la socióloga Anne-Marie Green, las personas mayores buscan esencialmente en la música “una presencia” y prefieren, cuando es posible, músicos en vez de grabaciones.

Muestran un gusto renovado por la música bailable, subrayando el papel social de la música.

La música es antropomórfica en sus sonidos; sus tempos están calcados de la frecuencia cardíaca, las respiraciones, los suspiros, su desarrollo en el tiempo, contrariamente a las otras artes; tiene un carácter único y efímero en cada interpretación a partir de la matriz de la partitura.

“Sócrates, el día antes de su muerte, estaba aprendiendo a tocar una pieza con la flauta”. “¿De qué te servirá esto?”, le dicen. “Me servirá para saber tocar esta pieza antes de morir”.

Y a ustedes, ¿qué tipo de música les gusta? A mi casi que todas.

Hasta la próxima columna. Muchos cariños desde mi rinconcito, mi espacio para estudiar y escribir para Uds.

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