Mis adultos mayores: Envejecimiento, cambios psicológicos

Los adultos mayores no escapan de los cambios psicológicos, estos se originan precisamente al llegar a la vejez. Han sido estudiados a la luz de dos teorías principales.

Una es la teoría del psicólogo Erikson Erik, en la que se señala que el ser humano pasa por ocho crisis, que se corresponden con los cambios de etapa vital. Refiere que en la octava etapa se produce la necesidad de aceptar el modo de vida que el sujeto ha seguido. Es necesario se produzca la aceptación, en caso contrario se puede llegar a la desesperación.

Otra teoría es la de Robert Peck, este autor señala que el ser humano pasa por tres crisis, que se corresponden con los cambios de etapa vital. Se hará necesario resolverlas para envejecer de forma saludable y extender su identidad más allá de su trabajo, bienestar físico y existencia propia.

De manera tal, que de acuerdo con este marco teórico, el entorno social va a ser de mucha importancia para el individuo. Si bien es cierto que hay una disminución en los contactos sociales, ello no debe significar una disminución en el apoyo recibido.

Las estrategias de apoyo, que pueden contribuir a obtener respuestas efectivas y eficaces de su entorno social, pueden ser:

Apoyo Instrumental: Referido al suministro de bienes materiales y servicios que puedan ayudar en la solución de problemas prácticos, como comida, vestido, pañales, pasajes, visitas.

Apoyo emocional: Relacionado con la información que recibe el sujeto de ser respetado, amado, valorado e integrado en una red social, de amigos, familia u organizaciones religiosas.

Apoyo de estima: Que va a consistir en disponer de alguien con quien poder comentar los problemas propios.

Apoyo informativo: De manera que se facilite la información necesaria que ayudará a resolver un determinado problema, para disminuir el sentimiento de confusión e impotencia, e incrementar la sensación de control sobre la situación, aumentando así el bienestar psicológico.

Compañía social: Relacionado con la actividad social, sobre todo la de carácter lúdico, es un generador de estado de ánimo positivo. Las actividades de juegos, formativas, deportivas, entre otras, son un fin en sí mismas que debemos alentar y apoyar, tanto en los hombres como en las mujeres. Todas ellas inciden positivamente tanto en la esfera psíquica de la persona como en la física.

Al llegar a la vejez, la red social a la que siempre había pertenecido el individuo se transforma, es por ello que se hace necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:

Los lazos familiares son uno de los principales vínculos sociales que se tienen: la pareja y los hijos suelen ser el principal apoyo de la persona.

En las mujeres, sobre todo, también se mantienen las relaciones vecinales de toda la vida.

Aparece el rol de abuelo/a. Lo que ocurre es que con el tiempo esta relación va cambiando: de ser una fuente de ayuda, pasa a ser una carga familiar.

Se pierden vínculos, como los compañeros de trabajo; también fallecen amistades de toda la vida, vecinos, familiares, pero se pueden ganar otros muchos dependiendo de la actitud que adopte la persona ante su nueva situación.

Para finalizar la exclusión social es una de las peores consecuencias de la edad avanzada. El ser humano, para tener una vida con calidad, debe sentirse parte de la comunidad en la que se desenvuelve, sentirse productivo, reconocido y, de algún modo, necesario. Esto es un reto, pero podemos intentar empezar.

Gracias por tomarse el tiempo de leer este espacio.

• Psicólogo y abogado Maria Quiroz.

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