Mis adultos mayores: El arte de envejecer
Hola, espero todos hayan tenido una bonita semana, la pasada fue grata para mi, toda vez que recibí una cantidad de correos sobre las apreciaciones de la columna del viernes pasado.
Varios se tomaron el tiempo y la disposición de enviar sus líneas, me sentí complacida, la columna está concebida desde el aprendizaje mutuo, investigaciones previas, últimas tendencias en la materia, un poco de historia, algo de filosofía, un toque de derecho, a lo que le agrego una dosis de localidad, esto es, de nuestra cultura venezolana, de manera que se contextualice el contenido.
Hoy les traigo un poco de filosofía con Arthur Schopenhauer y su texto: “El arte de envejecer”.
La edición se basa en la primera transcripción completa llevada a cabo por el Dr. Ernst Ziegler.
La introducción a cargo de Franco Volpi señala: “Junto al modus utens del arte de envejecer que observamos en Senilia, ofrece también Schopenhauer un compendio clarificador sobre el modus docens.
Esto lo encontramos formulado de una forma concisa en el capítulo «De la diferencia sobre las edades de la vida», con el que concluyen los Aforismos sobre el arte de vivir y que suministra el marco en el cual deben ser comprendidos los fragmentos aquí presentados”
Señala la obra, que como consideración de los cambios que las edades de la vida nos producen, el arte de envejecer, es como una complementación imprescindible de la eudemonología o, más generalmente denominado, del «arte de ser feliz». Arte que ayuda, sometidos como estamos a este valle de lágrimas que es el mundo, a superar «lo mejor que podamos» nuestra existencia.
Schopenhauer, analiza la juventud y la vejez, a través de un análisis comparativo. Si el carácter de la primera mitad de la vida viene determinado por el anhelo insatisfecho de la felicidad, de igual modo el carácter de la segunda mitad viene determinado por la preocupación ante la infelicidad. En la primera tenemos ilusiones, sueños y quimeras; en la segunda, el desencanto, en el cual se destaca la vanidad de todo.
Juventud predominio de la opinión, en la vejez el pensamiento: De ahí que aquella sea el tiempo de la poesía y esta más bien de la filosofía. Mientras en la juventud prevalece alegría y sociabilidad, la experiencia acumulada en la segunda mitad de la vida deja paso a una inclinación hacia la misantropía.
En la juventud la energía de la vida brota a borbotones, en la vejez se va extinguiendo inexorablemente, como el aceite de una vela que pronto se apagará. Así, la vida puede compararse igualmente «con un tejido de punto», el cual uno ve, en la primera mitad de su existencia del derecho, y en la segunda, sin embargo, del revés: Este no resulta tan bonito, aunque sí instructivo, porque permite reconocer el entretejido de los hilos.
En otro sentido se puede decir asimismo que: Los primeros cuarenta años de nuestra vida suministran el texto; los treinta siguientes el comentario del mismo, el cual nos instruye en la comprensión de su verdadero sentido y cohesión, así como también de su moral y todas sus sutilezas. No es verdad, que la juventud constituya el tiempo feliz de la vida, y que la vejez el triste; que el destino de la vejez sea la enfermedad y el aburrimiento. Sino por el contrario, la juventud va despedazada de un lado a otro debido a las pasiones, con poca alegría y muchas penalidades.
La juventud es el periodo de la intranquilidad; la vejez el del sosiego, la vejez conlleva la alegría de quien ha soportado los grilletes durante mucho tiempo y se mueve ahora libremente.
Para finalizar les dejo las siguientes líneas del Dr. Raul De Pablos, lector de la columna: “Considero que no es tiempo de inicio del fin. Es tiempo de reinventarse, de ser proactivo, de experimentar nuevos horizontes y definitivamente hay que salir de la zona de confort.
Acabo de ser notificado de mi jubilación especial y a pesar de los recuerdos que durante muchos años pase en mi Institución (Defensa Pública) me siento liberado y feliz. Ahora regreso al libre ejercicio de mi profesión de Abogado y espero poder aportar mis conocimientos y seguir adelante. SI MIEDO AL ÉXITO. EL CIELO ES EL LÍMITE”. Gracias doctor.
Si gustas escribir por alguna inquietud sugerencia o comentario no dejes de hacerlo al correo mariaequirozr@gmail.com siempre tendré espacio y tiempo para mis lectores.
Gracias por el apoyo.
Licenciada y abogado Maria Quiroz
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