Opinión

Mis adultos mayores: Cómo envejecemos

En tal caso no cabe hablar de pérdida de memoria, ya que luego lo hemos recordado. Lo único que fallaba era algún mecanismo de la re-memorización, en general como consecuencia de una dificultad para focalizar el interés.
viernes, 18 noviembre 2022

En la ancianidad, cuando se empiezan a alterar las funciones cognitivas, se pierden primero las habilidades ligadas al razonamiento, las cuales se aprendieron en la infancia después del lenguaje de convención social. Ocurre de forma parecida con otras funciones.

Del mismo modo, la capacidad motora para andar no se pierde, aunque el equilibrio sea precario. Incluso cuando surge la enfermedad y la demencia, se mantiene la regla: “lo primero que se pierde es lo último que se aprendió y aquello que es innato o fue aprendido de manera precoz resiste más. Tan solo se pierde al avanzar la demencia”.

Con la edad los movimientos son más lentos. Hay dificultades motoras y articulares, como la artrosis, que trastornan el movimiento, pero son otra parte del problema. A medida que uno se hace mayor, tiene la impresión de que el tiempo vuela, mientras que cuando éramos pequeños los veranos eran muy largos.

Es habitual que la gente mayor se queje de perder la memoria. La aparente pérdida de memoria no siempre es tal. Lo que sucede es que falla la capacidad de orientación y concentración, nos cuesta recordar un nombre, pero al cabo de un tiempo lo recordamos claramente.

En tal caso no cabe hablar de pérdida de memoria, ya que luego lo hemos recordado. Lo único que fallaba era algún mecanismo de la re-memorización, en general como consecuencia de una dificultad para focalizar el interés.

Con el tiempo aparecen preocupaciones nuevas. Se resolvió, con mayor o menor éxito, la etapa laboral, el paso de trabajador activo a jubilado es una situación nueva. Al no tener que acudir al trabajo, cambian los horarios, los hábitos, disminuye el ejercicio físico y cunden otras preocupaciones, se debe aprender a vivir de otra forma.

Por otra parte, los nietos originan nuevas ocupaciones, y también preocupaciones, siendo frecuente que se cuente con los abuelos jubilados para aligerar el trabajo doméstico de la familia más joven, de manera que los abuelos pueden hacer de guardería, de acompañantes a la escuela, como también preparar comidas para hijos y nietos. Este amplio y diverso abanico de cambios respecto a la vida anterior genera intereses distintos y en ocasiones puede ser origen de inquietudes, desazón, dificultades de adaptación o incluso de aceptación de la nueva etapa vital, produciendo ansiedad y depresión.

Con relación al insomnio y otras alteraciones en el estado de ánimo, es comprensible que en estas circunstancias disminuya la capacidad para aprender algo nuevo, para recordar lo que se ha oído, interpretándose como falta de memoria, cuando en realidad lo alterado es el aprendizaje, por menguar el interés en aprender algo nuevo. Simplemente, se trata de un defecto de atención y concentración.

Al comentar los cambios en la jubilación cabe referirse también a las diferencias entre varón y mujer. En los hábitos tradicionales de nuestro país es frecuente que el varón, al jubilarse, no sustituya el trabajo por otros intereses u ocupaciones, y dedique las horas a paseos solitarios, visitar los nietos y amigos, ir a la iglesia y a mirar la televisión, paulatinamente entrando en un estado de sopor.

Mientras, la mujer sigue activa, ya que no hay jubilación del trabajo doméstico, y sigue ocupándose de la casa, la comida, la ropa, las cuentas, etcétera. Este conjunto de actividades que, tradicionalmente, afronta la mujer, son origen de que esta se mantenga más activa tanto física como mentalmente, con lo que conserva mejores rendimientos cognitivos que el hombre y se deteriora menos.

Para finalizar, la Organización Mundial de la Salud (2021) señala que, aunque algunas de las variaciones en la salud de las personas mayores se deben a la genética, los que más va a influir va a ser el entorno físico y social, la vivienda, vecinos, comunidad, sexo, nivel socioeconómico, núcleo familiar, así como el sistema de valores de cada hogar.
Hay que luchar contra la idea de que el viejo es funcionalmente limitado (…)

La mayoría de la población anciana no se halla impedida.
Dr. Ricardo Moragas, gerontólogo

Psicólogo y abogado Maria Quiroz.

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