Mentira fresca
“El político debe ser capaz de predecir lo que va a ocurrir mañana, el mes próximo y el año que viene, y de explicar después por qué no ha ocurrido”
Winston Churchill
No, el título no se refiere exclusivamente a los políticos en general ni a alguno en particular, aunque es inevitable que nos evoque uno que otro nombre de entre el vasto conglomerado de cultores de la mentira y el engaño.
Mentir parece una cosa normal en el referido gremio, y si me apuran me arriesgo a decir que es obligatorio, e incluso que es una regla no escrita con carácter de perpetuo cumplimiento, establecida en la exposición de motivos de su código de conducta. Un principio pues.
Pero es justo decir también que esa arraigada costumbre no es de su exclusiva propiedad, pues todos en este mundo loco mentimos, y el que pretenda decir lo contrario es recomendable que se guarde la piedra en el bolsillo. La pregunta es, ¿por qué lo hacemos?, incluso sin necesidad de hacerlo.
No es mentira que hay personas que mienten sin ganar nada con ello, o sea, mentiras expresadas a modo de amable donativo cuya única retribución es arriesgarse a perder la confianza de los demás. Entonces, por qué lo hacen.
Puede ser complicado diferenciar a una persona mentirosa, es decir, que miente con una frescura solo comparable con la brisa matinal, de otra que padece mitomanía, o sea, de la que dice mentiras porque vive insatisfecho con su realidad y que incluso puede llegar a creerse sus propias mentiras.
Se trata de un grupo de individuos que -según los especialistas- no sufren ninguna alteración psicológica ni tienen necesidad que justifique su falta a la verdad, lo que dificulta comprender las razones que tienen para actuar como lo hacen. Cabe entonces repetirse la pregunta, si quienes mienten sin necesidad no reciben recompensa a cambio, ¿por qué mienten? La ciencia ha establecido que las razones existen, pero no suelen salir de la propia mente del mentiroso porque responden a diálogos internos y procesos mentales que buscan un equilibrio emocional, mejorando la autopercepción del sujeto, y que rara vez se observan si no se profundiza en la relación con él.
Una de las motivaciones más frecuentes de la mentira es la necesidad de aprobación, pero en el caso del que miente sin necesidad no existe una presión real del entorno para que se produzca, porque a pesar de que el sujeto está en un círculo social que le acepta y acoge, sigue sintiendo que necesita ganarse la aprobación de los demás, y para ello miente.
Otra motivación es la importancia del contenido de las mentiras, como el que miente al decir que tiene mucho dinero en un entorno social en el que eso no tiene relevancia, pero sí lo tiene en el juicio interno del mentiroso, que quiere aparentar éxito mintiendo sobre su falsa riqueza.
De igual forma, repetir una mentira muchísimas veces puede terminar convirtiéndola en verdad, por eso, muchas personas cuentan ciertos hechos y aspectos de sí mismas reflejando aquello que querrían que fuesen en realidad, lo cual se puede ver como una forma de transformar la realidad dentro de la mente de la persona.
Exactamente lo que ocurre con la mediática mundial, donde absolutamente todos los gobiernos, bloques regionales, organizaciones internacionales y toda clase de instituciones (Incluso religiosas), sin distingo de color e ideología utilizan los medios a su alcance para divulgar cuanto les favorezca y exponer y fomentar el rechazo al contrario. Eso no requiere ser comprobado, pues su notoriedad es grotesca.
Para la psicología la mentira no es esencialmente mala, se puede mentir por ejemplo para que una persona no descubra una sorpresa que le tenemos, o para librarse de un encuentro indeseable.
Es definida como una forma de interacción social, posible de utilizar tanto para fines saludables como para hacer daño a los demás, siendo esto último lo más importante porque tanto los políticos que mienten constantemente creando falsas expectativas al pueblo, así como todos los seres humanos debemos cuidar que la mentira pare de sembrar el mal en este planeta, de por sí vilmente maltratado por sus propios huéspedes.
viznel@hotmail.com
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