Maduro: ¡No aumente!

Buena parte de los venezolanos se recuerdan cuando el primero de mayo, Día del Trabajador, se anhelaba esperando el pequeño aumento salarial que daría el gobierno. Pero desde hace pocos años eso se ha convertido en una especie de terror. En la actualidad cuando se rumora sobre un probable decreto donde se incrementa el sueldo básico, eso se convierte en una reducción en la práctica, los precios se multiplican y se puede comprar mucho menos que antes del aumento. No obstante los del gobierno no se inmutan y aparecen engrandecidos como si en la realidad hubieran beneficiado a la población.

Este año no se han producido decretos demoledores del potencial de compra y se ha detenido la hiperinflación. En enero la inflación fue 194,5%; en febrero 54,3% y en marzo 18,1%. Es cierto que compramos algo menos, pero no mucho y eso permite, con actividades extras, sin un esfuerzo extremo, poder sobrevivir dentro de las penurias que nos acorralan en la actualidad. El venezolano continúa huyendo hacia otros horizontes y esto ya involucra a toda la población, incluyendo a personas que se dedicaban al servicio doméstico. Esto parece absurdo pero es la realidad, la cruel realidad.

La economía venezolana se ha dolarizado, pero eso no implica que los precios se racionalicen, lo que en otra parte cuesta un dólar aquí cuesta tres y cuatro dólares. Por ese motivo decenas de miles de compradores atraviesan las fronteras tratando de comprar en los países vecinos, sobre todo quienes reciben pequeñas remesas de sus familiares que se revientan el alma en el extranjero para enviarles algo. El regreso se hace terrible y muy costoso. En la ruta se encuentran con decenas de alcabalas con verdaderos depredadores que los van expoliando, quitando parte de lo que traen y nadie los protege. Quienes los deben cuidar son quienes los exprimen, esa es nuestra Venezuela actual y los de arriba ni se enteran o no se dan por enterados y allí se engendra parte de la desgracia. Igual ocurre con quienes traen producción desde sus pequeñas fincas, saben que deben pagar para llegar a donde van a vender y los precios incluyen esos costos. La indefensión es total y absoluta y quien se queje tendrá que atenerse a las consecuencias. No es el imperio.

Se aproxima otro primero de mayo y creía que Nicolás Maduro Moros, quien maneja las decisiones al respecto, no decretaría aumento de sueldo básico, sino que daría compensaciones con bonos y posiblemente algunos otros beneficios que no impliquen inflación, pero hace pocos días vi por televisión a un diputado de la Asamblea Nacional Constituyente, que ocupó la cartera del Trabajo, anunciando que el primero de mayo se darían los correspondientes aumentos a la población como un regalo del gobierno lleno de generosidad para con nosotros. Realmente me aterroricé, no lo puedo negar. Ojalá sea una gran mentira, pero a veces pienso que estos irresponsables son quienes convencen a Nicolás Maduro a repartir dinero que no es producto del esfuerzo y el trabajo de la población, sino de la fábrica de dinero de la nada, sin que existan más cantidad de productos dentro de la nación. Todavía me queda una pequeña esperanza de que mis menos de seis dólares mensuales me permitan comer dos días, aunque sea poco. ¡Buena suerte!

Nota.- Me ha sorprendido totalmente como se han quemado los autotransformadores, algo muy difícil que ocurra a menos que no estén bien protegidos con aterramientos y equipos apropiados o que el nivel de disparo esté por encima de su carga normal, esto no es fácil investigarlo, pero casi estoy seguro que algo anormal ha sucedido. También existe el registro del accionar de esos grandes transformadores y es posible que no se les haya realizado el mantenimiento preventivo indicado según el número de operaciones que han realizado. Eso sí está registrado. Como es posible que se designe a personas que desconocen el manejo de esos sistemas tan complejos y vitales para el desenvolvimiento de todas las actividades del país. No me refiero solo a los presidentes de esas grandes empresas, sino al tren ejecutivo que debe operarlas. Quienes asuman esas tareas deben saber que si aceptan dirigirlas, se les aporten los recursos imprescindibles, para que en pocos años regresemos a la normalidad y no continuemos con el deterioro que de pronto haga imposible restablecer las operaciones del sistema como tal y tengamos que regresar a la alimentación sectorial de cada población—Mis amigos Petrica y Rafael Gamboa, han cumplido 56 años de casados, algo poco visto en el mundo. Rafael fue por muchos años jefe de nómina de EDELCA y Petrica gran amiga de mi madre. ¡Felicitaciones!..

@dabega26

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