Opinión

Los nuevos feudales criollos

Esa fue y aún es, la clase feudal criolla, que no solo NO apostó al futuro de nuestro país, sino que contribuyó a su fragilidad económica, política y particularmente, social.
jueves, 29 julio 2021

¿Quiénes son esos que conforman esa moderna “especie” que hemos dado en llamar “los nuevos feudales criollos”?

No son “enchufados”, pues ellos acumularon capitales a la sombra de la corrupción de altos funcionarios, y los mismos los dedicaron a comprar mansiones, haras de caballos, Ferrari, etc.

Estos nuevos feudales de la economía criolla, no son ni siquiera de la “mala Quinta” República; ellos tienen su origen en la Cuarta, cuando en Venezuela, fácil era constituir una empresa, producir algún bien y hasta conseguir contratos. Era entonces muy simple montar un comercio y operarlo. Habían pocos impedimentos legales. Los márgenes, en general, eran muy buenos y la competencia, relativamente escasa. Las utilidades eran elevadas; pero las hacían aún mayor, la viveza criolla, que ni tan criolla era, por cierto, asociada a las escurridizas y excesivamente flexibles leyes del Islr.

Pues bien, estos “nobles feudales, del negocio moderno y de las finanzas “, artesanos habilidosos, unos, jóvenes y no tan jóvenes profesionales (contadores, abogados, ingenieros, entre otros), quiénes en vez de utilizar, como dicta la lógica, los excedentes de ingresos para investigar, desarrollar, modernizar, ampliar mercados e incrementar capital en general, como es lo lógico, prefirieron construirse modernas quintas, en urbanizaciones de lujo, o adquirirlas en los Miamis; poseían varios y muy lujosos automóviles; vestían en las mejores “boutiques” de París, Londres o Nueva York.

Esa fue y aún es, la clase feudal criolla, que no solo NO apostó al futuro de nuestro país, sino que contribuyó a su fragilidad económica, política y particularmente, social.

Ese es el venezolano feo que nuestra sociedad educó; esa sociedad constituida por un hogar demolido, una escuela sin clara estructura y/o visión de futuro; una sociedad sin iglesia o peor aún, con iglesia, pero sin Dios en su altar; una sociedad sin Ley y sin juez; una nación donde todo está para la compra y para la venta, incluido los principios.

Estos fueron los antivalores de esos caballeros criollos, verdugos de la patria y sus instituciones, sólo por el precio de fantasía barata y espejitos de juguete. Estos eran por cierto, los que protestaban en las asociaciones de padres y maestros, en las escuelas privadas, porque la mensualidad era “muy cara”. No les importó si la educación para sus hijos era buena o mala; ni cuenta se daban, que en un solo apetitoso almuerzo, en fino restaurante, gastaban el doble de lo que le pedían para todo un mes de educación para sus hijos.

Estos fueron los cómplices de la destrucción de la democracia y del país. Hacían pobres obras a inflados precios, alegando tener que pagar altas “comisiones”.

Y así fuimos avanzando y hundiendo a la nación, cobrando altos precios; corrompiendo cada día más nuestras estructuras, tan frágiles de principios y como guinda de la torta, sifoneando capitales a bancos del exterior.

¿Donde está la responsabilidad de todo este entramado? La principal, fue y sigue siendo la falta de un verdadero e independiente poder judicial.

Esto se remonta, cuando menos, a 1998. Pero por encima de ello, a ese poder político arcaico, troglodita, mal llamado demócrata. ¿Qué tiene de demócrata tener “bajo arnés” a un Banco Central de Venezuela y peor aún, a un Poder Judicial, sumiso, dependiente y doblegado? ¿Qué tiene de democrático tener bajo control político del partido a la máxima central obrera del país? ¿Qué tiene de democrático penetrar las estructuras de los colegios profesionales y por vía del chantaje y hasta de la corrupción, al que alguna vez consideramos como el fuerte Fedecámaras?

La mentalidad política avasalladora y autoritaria que nos conquistó en 1958 y nos reconquistó en 1998, ha sido como una mala columna vertebral a la cual se ha ido enganchando prácticas cada día más antidemocráticas, más catatónico, más conscupicentes.

¿Cual es la solución? ¿Una nueva ANC? ¿Pero será esta capaz de implantar una nueva república con un estado bicameral, independencia verdadera de los poderes públicos, incluido el de un banco central? ¿Y seremos capaces de instruir a nuestros niños sobre el verdadero significado de LIBERTAD?

Muchos hemos llegado a pensar si la solución no debería ser mucho más radical.

Twt: @magarci29

Blog: ManuelGTblog.wordpress.com

CE: mgarciat84@gmail.com

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link:https://chat.whatsapp.com/JAVT2QhoJnADuHBKsruJpd

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí:https://t.me/diarioprimicia

error: