Los dueños de la maldad
El sábado pasado un grupo de amigos qué camina todas las mañanas a orillas del rio Caroní me invitó a una conversación sobre la maldad. No era una charla filosófica ni nada por el estilo, era simplemente una reunión para compartir ideas y frutas después de ver el amanecer a la orilla del río. La cosa era informal y sencilla pero el tema no: todos sabemos qué es el mal cuando lo sufrimos, pero si nos piden un concepto que lo defina con precisión la cosa ya no es tan fácil.
Pensando en el resultado de la conversación, me propuse escribir algo sobre el escabroso tema de la maldad y recordé un libro de Antonio Gala titulado El dueño de la herida, donde se hace la siguiente pregunta: ¿Quién es el dueño de la herida, el que la produce o el que la sufre? Si adapto la frase a mis pensamientos y considero que la herida es un mal, reformulo la pregunta para abrir un espacio de reflexión: ¿Quién es el dueño de la maldad, el que la produce o el que la sufre?
Voy a tratar de no responder directamente la pregunta, y que el lector saque sus propias conclusiones sobre lo que hay detrás de estas letras. Comencemos por señalar a los que producen la maldad entre los que atentan contra tres cosas indispensables para la existencia humana: la vida, la propiedad y la verdad. Así, tenemos en primer término a los asesinos del cuerpo y del alma: los que quitan la vida a los demás, los hieren físicamente o los difaman asesinándolos moralmente; en segundo lugar, nos encontramos con los ladrones que se apropian de lo que no es suyo quitándole a la gente sus cosas y, por último, los que viven de la mentira y del engaño. Estos son, en palabras coloquiales los productores del mal. Al otro lado de la acera están las víctimas de la maldad, que tiene que soportar los sufrimientos físicos, el arrebato de sus bienes, o las consecuencias de falsedades que, muchas veces, abundan más que la verdad.
De lo expuesto anteriormente, se puede deducir que maldad es la privación de un bien y, en este caso, he destacado tres que son indiscutiblemente necesarios para el hombre: la vida, la propiedad y la verdad, sin dejar de reconocer que puede haber otras opiniones sobre esta enumeración; aunque la indiscutible conclusión siempre será que, el malvado es quien priva al prójimo de los bienes necesarios para su vida y el bondadoso el que los respeta.
Pero hay que tener cuidado con las viejas tesis maniqueas, que creen que sociedad está dividida entre buenos y malos. Eso no es verdad, porque todos estamos en riesgo permanente de hacer cosas que producen placer y otras que producen sufrimiento. Lo importante es tener conciencia de lo que es la maldad para no cultivarla.
Y volviendo a la pregunta, ¿quién cree usted que es el dueño de la maldad? Saltó uno y dijo: “El gobierno que está haciendo sufrir al pueblo”. No lo sé, porque puede ser que el pueblo sea el “dueño” del sufrimiento, todo depende de cómo se vea. Si el amable lector no quiere enrollarse la vida con estas elucubraciones sobre qué es la maldad y quién es su dueño, que siga la voz de su conciencia que seguramente le dirá cuál es la respuesta.
Como decía al principio, el tema no es fácil y hay que tratarlo con mucho cuidado para que no se quede en una simple abstracción teórica, que puede ser ofensiva para los que sufren, porque si bien la maldad puede ser un concepto discutible, el sufrimiento es real.
La próxima semana continuaré con algo más digerible, la relación entre el derecho y la maldad.- (twitter @zaqueoo).
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