Opinión

Los colegios profesionales

Además, el carácter poco respetuoso que este régimen mantiene hacia el saber y los sistemas meritocráticos.
jueves, 09 julio 2020

Los colegios, son instituciones que relacionan individuos entre sí, cuando ejercen profesiones similares. Estas reconocen a sus miembros, por el carácter superior de aquellos patrones de conocimientos afines y se rigen por normas de carácter universal.

Fueron creados para amalgamar intereses de individuos hermanados profesionalmente, en tres áreas fundamentales:

Primero, complementar el conocimiento general; segundo, robustecer el carácter y conducta ética, y tercero, la legal acreditación del desempeño profesional.

Estas son las razones de ser de un colegio profesional, desde el punto de vista legal y moral, independientemente de lo que manifiesten sus respectivos estatutos. En los últimos años, sin embargo, algunas de estas instituciones, han torcido drásticamente su rumbo. Más que organizaciones, donde se enaltece la academia y se rinde culto a la ética, se han convertido (no todas), en clubes para la diversión y el entretenimiento, donde se juega dominó, póker y se liba cerveza.

También, se han transformado en especies de sindicatos, por lo cual se induce al agremiado a pensar en intereses subalternos y mediatizadores. Los colegios, ni son partidos políticos o apéndices de ellos, ni seccionales sindicales de este gremio.

Además, el carácter poco respetuoso que este régimen mantiene hacia el saber y los sistemas meritocráticos, por un lado, así como la carencia de empleos dignos en nuestro país, por otro, se confabularon para atentar contra el edificante rumbo que debieron mantener, nuestras organizaciones gremiales; de forma tal, que se impone, en esta extremadamente larga y traumática transición, repensarnos y reconstruir nuestra institución, para convertirlas en sólidos pilares del desarrollo tecnológico y humano el cual está por venir.

Contrario a lo que anteriormente hacíamos y a lo que nuestros padres fundadores pensaron, nuestros colegios no podrán volver a ser sucursales de partido político alguno.

Ellos, nuestros mentores, siempre creyeron que la independencia ideológica de la institución, nos presentaría como verdaderos portadores del fiel de la balanza. También fueron firmes creyentes en que debemos convertirnos, para nosotros y para la sociedad, en referencia de máxima expresión de rectitud y serio desempeño.

Nuestros fundadores, para forjar esta nueva institución, nos enseñaron que se impone convertirnos en centros de enseñanza que complemente el perfil profesional del agremiado, a través de charlas, cursos, conferencias, simposios, elaboración y publicación de trabajos escritos, entre otros, tal como se enuncia en el encabezado de este artículo.

Ellos, al crear nuestra organización, estaban seguros de estar institucionalizando la ética y las buenas prácticas profesionales. Nuestros líderes, apostaron que con la interacción personal de los agremiados, sus conductas se diferenciarían de los demás ciudadanos, por su propiedad, prestancia y distinción.

Pero quienes crearon el concepto de la “Colegiatura” en Venezuela, se quedaron cortos en fraguar la idea de que para garantizar la membresía a un colegio profesional, que habría de certificar la honorabilidad y garantizar su idóneo desempeño, no solo debía ser graduado, sino que el colegio, mediante prueba escrita y oral, debería certificar que este aspirante a miembro, es, no solo moralmente idóneo, sino también capaz profesionalmente, por aquello de que en algunos casos, el estudiante pasa por la universidad, pero la universidad no pasa por el estudiante, y por el hecho de que los estándares curriculares y niveles de exigencias, no son uniformes entre las instituciones de enseñanza superior.

Estos, que hoy son la manifestación de algunos de nuestros sueños, también, deben convertirse en planes serios, que deberemos ejecutar cuando salgamos de esta borrasca y miseria social. Ojalá que este Covid-19, nos saque del letargo que vivimos y nos enrumbe nuevamente por senderos de excelencia, para también lograr, niveles superiores de desempeño técnico y moral.

Manuel García Tamayo.

Miembro fundador del Colegio de Oficiales de la Marina Mercante de Venezuela y miembro de su Junta Directiva inicial.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/FopTLMA2UQH84bl4rmWiHD

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia

error: