Opinión

Libertades ciudadanas

Son varias las formas que toma la libertad para ser tenida como una integralidad de derechos.
lunes, 20 julio 2020

Cuando escuchamos o leemos sobre la libertad inmediatamente nos circunscribimos a su concepto lineal, que impone la ecuación básica y binaria libre- preso. Pero la libertad va más allá de un concepto jurídico, su valor o valía puede alcanzar otros niveles como filosóficos, religiosos, metafísicos y hasta elevar en algunos casos para los practicantes de técnicas de meditación, niveles de consciencia que hacen rediseñar, cualquier concepto de libertad que hayamos tenido preconcebido.

Pero observando en esencia desde el prisma de los Derechos Humanos, es la libertad al igual que la vida, derechos fundamentales de primera generación y de especial protección. En algunos países como Venezuela, son incluso considerados desde el propio cuerpo normativo Constitucional, como valores superiores, alcanzando la mayor jerarquía que pueda tener derecho alguno en nuestro ordenamiento jurídico.

Pero son varias las formas que toma la libertad para ser tenida como una integralidad de derechos. Podemos por sólo nombrar algunas de ellas, la libertad de expresión, la de poseer bienes recogida en el derecho a la propiedad, la libertad de elegir y escoger a sus representantes políticos acogido en el derecho al sufragio y otras tantas formas de libertad, que son en conjunto el ramillete de libertades ciudadanas que todo país que se precie de democrático debe asegurar a toda su población, en razón a que ésta última es sino el más importante, uno de los más vitales elementos que conforman el Estado.

De esta disertación llegamos a una de las formas de libertad que derivan de la libertad personal, ya que también debe ser tenida como una integralidad y me refiero a la libertad de tránsito, esa que por sencilla no debería representar mayor problema para cualquier Estado garantizar, pero que paradójicamente en la actualidad es sin duda una de las menos respetadas por los distintos organismos estatales en cualquiera de sus formas.

Son innumerables los controles sociales que cada día se le imponen más y más al ciudadano desde el Estado, que ha sido poseído en su totalidad por un poder ejecutivo sin control y sin freno. Cientos de ciudadanos son detenidos a diario por cualquier motivo, o sin motivos realmente, la cuarentena ha venido a profundizar la afrenta a la libertad de tránsito que ya muchos padecían antes de la entrada en rigor de esta medida, alcabalas por doquier, comisiones de patrullaje se desplazan por las solitarias calles y avenidas persiguiendo ciudadanos desprevenidos, para con la excusa de incumplir con el decreto de cuarentena se le detiene, a la mejor usanza de un toque de queda que aún no se oficializa, pero que en la práctica ya lleva buen tiempo ejecutándose de manera extraoficial.

Pero no sólo es en el ámbito del ciudadano de a pie, que cada día debe idear un plan distinto o estrategia de supervivencia para procurar el sustento diario, son estas prácticas de retenciones arbitrarias sin control, motivos o justificación mucho más frecuentes en el ámbito comercial, siendo el sector alimentos uno de los más golpeados, sobre todo en lo que a transportación de sus productos se refiere.

Es ya un concepto normalizado que los transportistas deban dar “colaboraciones” en cada alcabala, peaje o puesto de supervisión improvisado como si de un tributo obligatorio se tratara; el salvoconducto viene a ser ahora la más común excusa o mejor dicho la justificación de lo injustificable con el que se valen para exigir la inaudita “colaboración”, trayendo esta práctica entre otros pesares, el desánimo en los productores, la pérdida del estímulo socio económico y comercialmente hablando el incremento de los costos de producción por la necesidad de cubrir estos “neo-impuestos”, que a la larga van a parar al incremento del precio de venta final de los productos, los cuales se debaten ya desde hace un largo tiempo en el vapuleado y maltrecho mercado nacional en cualquiera de sus rubros.

Hace falta retomar el sendero de lo correcto y para ello es necesario tener normas claras y personas honestas que las hagan respetar, con controles sólo se amplía el mundo de la corrupción, creando un ecosistema en el que sólo sobreviven la ilegalidad y el caos. Por ello es vital que en un cambio de rumbo se comience por restablecer el estado de derecho, entendido como el sometimiento de todos por igual ante la ley, sin distingo de clase social, posición económica o cargo político, volver a los esenciales de la ciudadanía el respeto del derecho ajeno, de la propiedad privada y de las normas básicas de convivencia ciudadana.

Sin embargo, para eso es necesario es el cambio individual de las consciencias y un rediseño de la dinámica territorio, población y poder, que finalmente son los que hacen posible la existencia del Estado.

Es innegable la necesidad de la participación ciudadana en el proceso de reconstitución democrática o más aún en la reforma de la República, pero esta participación sólo será posible cuando sea evidente la voluntad de cambio en los líderes políticos y retomando la confianza popular, logren tender los puentes necesarios y urgentes hacia el país que nos toca construir juntos desde los escombros.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/KnTn2mbuRdQBnU8na18Mod

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia

error: