Opinión

La llegada del motociclismo a Puerto Ordaz

“El hombre de hoy puede considerar que aquellos eran tiempos de aburrimiento, porque las distracciones escaseaban”
José Carlos BLANCO RODRÍGUEZ
sábado, 02 febrero 2019

Se acerca la semana aniversario de la fundación de Puerto Ordaz, y los amantes de la ciudad se preparan para conmemorarla. El mes de febrero siempre ha sido propicio para que las personas que habitan en este pedazo de tierra desde que empezó a llamarse centro poblado y después ciudad cuenten sus anécdotas. Todos tienen “su Puerto Ordaz”, porque es difícil hablar del lugar donde se ha vivido, sin hablar de lo vivido. Por eso, muchas veces me aparto de las discusiones que pretenden imponer “su verdad histórica”, y cuando cuento algo, aclaro que lo hago es reconstruir mis recuerdos.

 

En este ambiente, en días pasados, conversaba con algunos amigos sobre la llegada del deporte a la ciudad naciente, y específicamente del motociclismo. Inmediatamente salieron a relucir las primeras carreas de motos, porque permanece en la memoria de los guayacitanos amantes de este deporte, que en Alta Vista, a mediados de los años 70 compitió Johnny Alberto Cecotto, que después de coronarse campeón nacional, derrotó al mítico Giacomo Agostini en la carrera Daytona 200 y posteriormente ganó el campeonato mundial por dos años consecutivos. Entonces empezó la discusión ¿Cuál fue la primera carrera de motos en Puerto Ordaz?

 

Cuando se va a hablar de estos temas hay que hacer aclaratorias previas: una cosa es la primera competencia organizada, y otra, la primera vez que se practica un deporte. Si la memoria no me falla, allá por el año 65, se organizó en la Avenida Las Américas una carrera de motos. Compitieron los conocidos Vincenzo Buccetta, Carlos Silva, Armando Silva y Julio Dalrymple, que siempre representaban a Guayana. El circuito era a lo largo de toda la avenida y los espectadores, que observaban las maniobras de los pilotos, tenían que esperar un rato para verlos pasar, de la misma manera que se espera al autobús. Recuerdo que llamaba la atención a quienes por vez primera veían este espectáculo la forma en que las motos tenían que acostarse para tomar las curvas y pasar las redomas.

 

Creo que esa fue la primera carrera de motos que vi en Puerto Ordaz. Luego se organizaron otras, (hay quien hablan de una que atravesaba Villa Colombia) hasta que llegó el momento de las carreras en Alta Vista, donde ya había asistencia masiva del público, que tenía que ser controlado por la Guardia Nacional, porque al pasar una moto, algunos asistentes invadían “el circuito” para ver mejor, sin percatarse que detrás venían otras motos. De esto ya se tienen testimonios gráficos, recordándose siempre a José Rodríguez, amante de estos deportes y permanente organizador de los mismos, que contaban con la colaboración de la Guardia Nacional especialmente en su aniversario. Entre los “recuerdos del motociclismo guayanés” por confirmar está la odisea de Edgar Zamora, vecino de estas tierras, que dicen, quedó Campeón Nacional en la categoría de 125 cc, en la que compitió contra toda adversidad, porque tenía que viajar en autobús para las carreras que se celebraban en Turagua. Esto, lo dejo como inquietud, para quienes estén interesados en hurgar en ese pasado que no está en internet, pero permanecen en la memoria de quienes lo vivieron y todavía están es esta orilla.

 

El hombre de hoy puede considerar que aquellos eran tiempos de aburrimiento, porque las distracciones escaseaban, pero como dice Bertrán Russel en su ensayo La búsqueda de la Felicidad, la abundancia de distracciones hace que la gente se acostumbre a ellas y se conviertan en aburrimiento, pero cuando son pocas se disfrutan con más ilusión y pasión.

 

Pasan los años y permanece la ilusión por recordar aquel tiempo especial, de una pequeña ciudad que crecía. Donde se vivía con poco, pero se vivía tranquilo. Donde la gente se las inventaba para crear sus mundos de fantasías, como aquellas carreras que se corrían en las mañanas domingueras, por silenciosos protagonistas de la historia, constructores de una ciudad y una vida, cuyos nombres no aparecen en los libros a pesar de que son la mayoría.

 

(twitter @zaqueoo)

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