Opinión

La iluminación y el cambio de modelo

Hoy estamos ante una batalla en el escenario mundial y en la vida diaria, una lucha entre lo que llamamos bien y mal, luz y oscuridad, conocimiento e ignorancia, entre ser víctimas y/o empoderados.
lunes, 27 junio 2022

En su libro El poder del ahora el maestro iluminado Eckhart Tolle, demuestra que lo único real es el presente y que para entrar en contacto con nuestra verdadera esencia es necesario librarse del tropel de pensamientos que constantemente nos mantiene viviendo en las experiencias pasadas y en las que no han pasado todavía, es decir, en lo que ya no es posible cambiar y en lo que aún no ha sucedido.

Algo similar cantó Facundo con aquello de que tenemos que cuidar el presente porque en él viviremos el resto de nuestras vidas. Actualmente muchos invitan a seguir las enseñanzas de Tolle, algunos con conocimiento de causa, otros sin haber causado el conocimiento; unos lo practican a pesar de desconocer su existencia, y, como si de una moda se tratara, algunos lo citan sin haber digerido el mensaje, de manera que entre la ignorancia del enseñante y la confusión del enseñado, a menudo hacen trizas el verdadero sentido de la enseñanza, es por eso que, como aprendiz vitalicio de las cosas de esta vida prefiero abonarme a la prudencia y dejarle a cada quien la interpretación de este asunto.

Otra poderosa obra es El Secreto, en la que la autora Rhonda Byrne desarrolla abundantemente lo relacionado con la llamada Ley de Atracción, cuya premisa principal es que si los pensamientos que se albergan en la mente son positivos, nos estaremos forjando como personas de éxito y en ello nos convertiremos.

Ahora imaginemos que un buen día todos en este país amanecemos pensando de esa manera, iluminados por el extraordinario poder del ahora y dueños y señores del Secreto develado por la señora Byrne, ¿sería magnífico verdad?, sin embargo creo que para lograr esos niveles de claridad colectiva se necesita que la mayoría apuntemos a objetivos y tantas cosas que se deben realizar en comunidad –léase en común unidad, donde la unidad debería ser lo común-, lo cual no pareciera posible porque lo único común y plenamente demostrado es la eterna actitud de que las opiniones correctas, llámese individuales o colectivas, grupales o partidistas son las que cada quien hospeda en su mente, un obstáculo cultural al parecer insalvable que induce al pesimismo que estas líneas lamentablemente pudiesen reflejar.

La verdad es que las citadas obras han servido de orientación efectiva para la vida de millones de personas, y su lectura se recomienda a quienes tan solo necesiten unas pocas herramientas adicionales para mitigar los efectos de la barbarie de los enfrentamientos y acusaciones tan absurdas que si se toman de manera literal habría que concluir que nadie sirve en este país, porque si estás con el gobierno eres malo, bruto, enfermo, ignorante y estúpido, y si estas con la oposición eres un vendido, apátrida, porquería y sicópata, o viceversa, un proceso desmoralizante de molienda recíproca que hace recordar al problema de los acumuladores compulsivos, pero que en vez de objetos lo que vamos acumulado es odio y división.

El Ahora del que nos habla Eckhart Tolle es la cadena de momentos cuyas angustias se pueden domesticar dedicándole más tiempo a la familia y a propósitos espirituales, pero es necesario un proceso más profundo, que apunte a crear un nuevo modelo que haga que el antiguo quede obsoleto.

Hoy estamos ante una batalla en el escenario mundial y en la vida diaria, una lucha entre lo que llamamos bien y mal, luz y oscuridad, conocimiento e ignorancia, entre ser víctimas y/o empoderados.

Se trata de una batalla global provocada para mantener el modelo estándar, es decir, la historia basada en la separación, la competencia, el conflicto, la lucha y la escasez, pero contrario a lo esperado el resultado es que se está empezando a crear un nuevo modelo basado en la cooperación y no en la competencia, en la ayuda mutua sobre la escasez, y el auto empoderamiento a través de la auto regulación.

Se trata de un cambio radical del citado modelo estándar cuyo padre defensor no está dispuesto a permitir sin luchar para mantenerlo tal cual sus intereses y conveniencias. Lo estamos viendo ahora mismo en la guerra de Ucrania, provocada por el moribundo hegemón.

Por su parte, quienes han decidido transitar el camino del cambio de modelo como defensa propia y colectiva, han resuelto que ni los infames de otras banderas ni las malas energías internas de todo bando tengan posibilidad de debilitar la conciencia social de protección, paz y prosperidad nacional de cada país. Eso es lo históricamente correcto.

viznel@hotmail.com

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