Opinión

La Gran Jugada: Viví en el monstruo y le conozco las entrañas

El docente que hemos conocido, es de ejemplo a seguir, que tiene excelentes estrategias para formar, que según lo que ha observado la ciudadanía el mismo es, como lo dispuso el constituyente venezolano en el año 1999 en el artículo 104 de la norma suprema venezolana: son “personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica”.
domingo, 23 octubre 2022

La Real Academia de la lengua española expresa, que uno de los intelectuales latinoamericanos más influyentes del siglo XIX fue el cubano José Martí, quien en una carta inconclusa que escribía para un amigo el 18 de mayo de 1895, expreso la frase que intitula la columna de hoy. La misma es de referencia para muchas ocasiones y espacio.

En tal sentido aplica, para referenciar espacios donde se han estado desempeñando algunas personas que se dan la oportunidad de hacer o impartir como profesores, docentes, entrenadores, directores, que en esencia trabajan en formación. Además, que de alguna manera se han convertido en violentos o maltratadores de aquellas personas que están bajo su responsabilidad en los espacios o contextos bajo su rectoría.

El docente que hemos conocido, es de ejemplo a seguir, que tiene excelentes estrategias para formar, que según lo que ha observado la ciudadanía el mismo es, como lo dispuso el constituyente venezolano en el año 1999 en el artículo 104 de la norma suprema venezolana: son “personas de reconocida moralidad y de comprobada idoneidad académica”.

Ese es el docente, el formador que conocemos dentro de nuestros espacios educativos, deportivos, culturales, entre otros espacios. Pero existe una excepción, dentro de quienes llevan la voz cantante como formadores, una particularidad que se ha estado haciendo espacio, y daños a la sociedad que forma parte del futuro de la ciudadanía. Esa excepción es el entrenador, el docente violento, que no suma en valores de ninguna manera.

Al ciudadano violento, no se le ha estado prestando la suficiente atención, y en muchos casos, la autoridad correspondiente tampoco le hace saber, que es necesario un cambio de estrategia para consigo mismo, ya que, con su postura no sólo dañan a las personas que están bajo su rectoría, sino que también lo hacen en contra de terceras personas, y así mismo en contra de las distintas organizaciones para las que se desempeñan.

Es necesario un gran alerta, que permita a los actores del contexto en cuestión dejen de estar inmersos en situaciones que en muchos casos es vista como algo cultural, más sin embargo no lo es, y si en algún momento lo fue, tal situación pertenece al pasado y en dicho espacio debe quedarse.

La situación antes señalada no debe superarse, ni combatirse en la misma forma como es vista por la mayoría, ya que, como dice un adagio popular: “la violencia genera violencia”.

En tal sentido dicho fenómeno debe ser investigado, y por ende, que la investigación sea generadora de estrategias que ayuden a desaparecer el fenómeno de la violencia que es aplicada por quienes deben ser el ejemplo a seguir.

Amigas, y amigos seguidores del presente espacio “viví en el monstruo y le conozco las entrañas.”

Y por tanto hago la posibilidad de que el fenómeno de la violencia sea superado en todos los contextos. Hasta una nueva oportunidad, para contactos @Joseceden o por Facebook / José E Cedeño Gonzalez (El hijo mayor de Otilia Gonzalez).

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