Opinión

La familia un crisol de felicidad

El arte de ser familia.
jueves, 05 diciembre 2019

Una de las dimensiones que más incidencia tiene en la felicidad humana, es la familia todo lo que tiene que ver con las relaciones que se gestan en su interior. El buen trato, los buenos momentos y tradiciones compartidas, el apoyo en los momentos difíciles, fijarse tareas comunes, tener compañía para enfrentar los retos, el apoyo a la hora de enfrentar los problemas aportan reservas emocionales que contribuyen a construir vínculos de calidad, y luego se proyectan en nuestro interior como indicadores de bienestar y satisfacción.

En la familia las personas satisfacen, a través de los afectos y el cuidado, las necesidades afectivas más profundas, como la identidad, el sentido de pertenencia, la aceptación y el reconocimiento. Todo esto conduce a que cada miembro que compone la familia se sienta amado, confiado y seguro de sí mismo. Sin embargo, y a conciencia que es el espacio vital para fortalecer al Ser y gestar su felicidad, sabemos que en la práctica muchas veces no se cumple y la calidad de los encuentros y vínculos personales no siempre es la mejor.

Cada familia es única y tiene sus propios indicadores de éxito, no existe una formula única que asegure la duración, el bienestar, la satisfacción y, en últimas, la felicidad en la familia. Por ello, es importante identificar y valorar las dinámicas familiares en cada contexto para potencializar aquellas que nos enriquecen y aportan y transformar las que afectan negativamente la vida de sus miembros.

En la vida familiar existen momentos alegres y momentos difíciles, en el proceso evolutivo familiar se evidenciaran situaciones inesperadas y a veces poco agradables en las que se pone a prueba el amor, la paciencia, la tolerancia y la capacidad de autocontrol de cada uno de sus integrantes. Es allí donde es preciso combinar y equilibrar el Amor y el Compromiso para aportar la fuerza emocional que se requiere para sacar adelante el proyecto de vida que es la familia. Los vínculos afectivos fuertes y estables no se dan de manera espontánea sino de manera paulatina a través de los contactos y la convivencia. Incrementar el patrimonio emocional familiar es un aporte individual y colectivo que requiere trabajo y esfuerzo. Una buena vida familiar se hace de prácticas cotidianas y positivas mediante los encuentros amables en familia, mostrar interés por el otro, cuidarse y ayudarse mutuamente o disminuir el estrés, esto en conjunto aumenta la probabilidad de ser feliz.

Ser feliz en familia pasa por entender que las relaciones familiares transitan permanentemente por cambios positivos y negativos y que la adaptación creativa y flexible está en concebirlos como parte de las relaciones familiares, más que de una crisis. Toda familia tiene su propio nivel de bienestar.

La felicidad involucra la alegría, pero también la ilusión, la esperanza, el regocijo, que pueden pasar desapercibidas, pero también incluye compromiso, lucha, reto e incluso, dolor, que no son precisamente positivas.Llegar a concebir y comprender la vida en familia de esta manera nos llevara a asentir y apreciar lo que se tiene, reconocer las cosas buenas de la familia, dejar de sufrir por lo que se carece, disfrutar del proceso que lleva a alcanzar las metas y no solo de los resultados, genera alegría de manera indirecta y amplia nuestro margen de felicidad.

@irmavcoach

 

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