La euforia desinformativa de Twitter

Las redes sociales ya son parte de nuestra cotidianidad, se han convertido en nuestra segunda lengua, nuestro tercer brazo y la dependencia a ellas es cada vez mayor. A diario se suman más usuarios que consumen contenido por diferentes canales y fuentes de información que no necesariamente representan la realidad de lo que sucede. Twitter es un ejemplo de como el titular de una noticia puede alterar comportamientos, producir un tipo de pensamiento, conclusiones erróneas y sesgos que limitan la racionalidad.
En Venezuela, la red social “X” o como popularmente se conoce “Twitter”, es uno de los principales canales de información como si se tratara de un periódico de los años noventa, lo mismo ocurre con Instagram, pero siguiendo con la analogía, este sería una revista. Hay que tener en cuenta que estas redes no son del todo la interpretación o resultado del pensamiento racional de la gente o una verdad lógica e irrefutable como piedra que cae al piso por la gravedad, son una caja de resonancia emocional, experimental de una visión, de una persona con identidad, intereses, gustos. Es una interpretación de la realidad que no necesariamente es la de todos. En el caso de Twitter, existen unas identidades más radicalizadas que otras y con capacidad de influencia bajo control del poder y grupos económicos. Cada opinión visceral es una percepción y la suma de muchas componen lo que conocemos como opinión mediática según el escritor y politólogo español José Luis Sampedro.
La regla del 80/20 o principio de Pareto puede aplicarse al iceberg digital. Nos referimos a que el 80% de las consecuencias, es decir, de lo que leemos, proviene del 20% de las causas, y en este caso nos referimos a la gran máquina de hombres-cuentas. Aquí los usuarios se disputan por dos cosas en la red social, atención y tiempo. Muchos ignoran el potencial de esta fórmula, así como también la influencia de las redes sociales en la construcción y fortalecimiento de las creencias, opiniones, cambios en el comportamiento y percepciones. En la pantalla vemos pero no necesariamente conocemos.
Todos nos juntamos con los que se parecen a nosotros, con los seguidores. La robotización de las opiniones nos revela como estamos en diferentes burbujas informativas anclándonos así en un reduccionismo virtual con ausencia de debate y exceso de opiniones. ¿Será Twitter un reflejo de la sociedad? Pues no. Menos del 20% son los que generan el % del contenido según un estudio en Estados Unidos en el Pew Research Center. Una realidad que con lupa observamos en Venezuela. ¿Nuestra percepción informativa esta siendo diseñada por una minoría? Sí.
La Twitter política criolla no solo debe ser analizada en base al contenido, su origen y sus canales de distribución sino también en aquellos autores que pretenden definir hasta el más pequeño tema de conversación. Muchos buscan representar a la sociedad entera en sus opiniones llegando a la falsa conclusión de que “Mientras más viralización tenga, más personas piensan así”. Una falsa conclusión.
Uno de los grandes enemigos en el país es la desinformación y la incertidumbre. No hay usuario que no haya sido víctima de una “Fake News” o noticia falsa. En política el uso de estas se ha ido incrementando debido a su efectividad no solo en campañas electorales sino también en gestión y comunicación política en crisis. Es importante comprender que la información no se analiza solo en su cantidad ni en sus voceros sino también en su calidad. En Venezuela la calidad informativa se ha perdido, hay mucha gente “experta” opinando sobre todo con muy poco grado de rigurosidad académica.
El Twitter o “X”, más allá de ser una red social con mucha actividad en nuestro país, se ha convertido en el verdadero periódico y noticiero para un sector reducido de los venezolanos. Es un gran difusor de información, pero también de desinformación; a pesar de esto, le permite a muchas personas expresarse libremente en un ecosistema restringido y censurado. Multiplicar los mensajes y saber comunicarlos efectivamente es uno de los retos de la política venezolana bajo este contexto polarizado y altamente conflictivo. Pretender reducir una realidad a una opinión de cortas líneas es observar el caos en dos colores, blanco y negro.
Pablo Quintero
quinteromolinari@gmail.com
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