Opinión

Job y el sufrimiento de los venezolanos

“Uno de los principales problemas que produce esta crisis moral, es que nadie cree en nadie”
José Carlos BLANCO RODRÍGUEZ
sábado, 23 marzo 2019

El libro de Job es el más antiguo de la Biblia. Un libro poético que ha sido objeto de muchas interpretaciones: unos lo consideran el libro del sufrimiento humano, otros el libro de la fe o la perseverancia ante la adversidad, e inclusive, el libro que “retrata” a la humanidad. En un apretado resumen, podemos decir que, Job era un hombre justo que alababa y respetaba a Dios, y éste, reconociendo sus obras, lo puso como ejemplo ante Satanás, que le replicó diciendo: te alaba por qué le das riqueza y felicidad; quítaselas y verás cómo te rechaza. Y así hizo Dios, quitándole a Job todo lo que le había dado y sometiéndolo a un gran sufrimiento. Pero al final, a pesar de todo, Job renegó, pero no abandonó a Dios.

 

¿A qué viene todo esto, y que tienen que ver los venezolanos con el libro de Job? Las visitas al Palacio de Justicia no son tan malas como parece: es cierto que las cosas no están funcionando bien por muchas razones y los pasillos se convierten en espacios de quejas y lamentaciones, pero siempre es un buen lugar para pulsar los sentimientos de la gente, no solo de los abogados qué hablan de sus juicios, sino de los numerosos ciudadanos de a pie que, por diferentes razones y a veces con mucho nerviosismo, tienen que frecuentar ese ambiente hostil. Siempre hay muchas cosas que contar entre lo que se vive y se oye allí, y de esto voy a rescatar una frase de uno de los tantos quejosos: “el drama de los venezolanos es que, han perdido tanto, que el sufrimiento les está haciendo perder la moral”.

 

La cosa va más allá de una simple expresión emocional, porque la situación de carencias prácticamente ha borrado la línea entre el bien y el mal, y parece que todo se justifica con tal de satisfacer las necesidades. No se ve la fortaleza suficiente para soportar el sufrimiento sin caer en la inmoralidad. No sólo están fallando los servicios públicos o las instituciones, también está colapsando la moral social e individual. Esto es el sentir de mucha gente, que dice: se podrá recuperar la economía, pero recuperar el tejido ético de la sociedad, va ser muy difícil.

 

Hay que reconocer que el sentimiento pesimista está justificado, pero decir que las dificultades que se viven han llevado a la quiebra moral a todos los venezolanos es una exageración inaceptable. Hay muchos “discípulos de Job que a pesar de los pesares no abandonan a Dios”, Es decir, no traicionan sus principios y permanecen en la resistencia ética, esperando que pase la tormenta para tratar de recuperar lo perdido.

 

Uno de los principales problemas que produce esta crisis moral, es que nadie cree en nadie, y si bien es cierto que esto puede apreciarse en todos los sectores sociales, en los tribunales, la obsesión ha llegado al extremo de que el litigante que tiene una causa en curso, se comporta igual que el que tiene el carro mal parado en una calle oscura y va cada 10 minutos a ver el expediente.

 

Estas cosas se me ocurrieron el día de ayer, al terminar la tertulia tribunalicia que estuvo marcada por ese sentimiento de frustración que ve como todo se está perdiendo, porque las cargas son demasiado pesadas para soportarlas. Yo tengo la esperanza de que, como dice la teoría de los contrarios, todo lo que tiene un principio tiene que tener un final, y no es posible que el sufrimiento de los venezolanos se interminable. Y seguramente, cuando esto termine, podrán contarse historias de muchas personas que, al igual que a Job, el sufrimiento no les hizo perder la fe en Dios.

Twitter @zaqueoo

 

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