Iván y Giovanni
Esta semana que pasó nos dejó un vacío inmenso de amigos, de hermanos, los que conseguimos en la vida y podemos darles, más allá de un momento de euforia, ese tratamiento tan valioso.
A Giovanni Finol y a Iván Morán, los conocí desde mediados de los años 90. De la mano de productores ganaderos de La Villa del Rosario y de Machiques de Perijá, cuando entonces, hicimos el voluntariado con Arias. Solamente algunos pocos productores del campo zuliano, dieron el paso al frente para apoyarnos sin importarles amenazas ni amistades de años relacionados con los intereses del bipartidismo que gobernaba entonces.
A Giovanni lo veía con la imagen de su partido, un tractor agrícola en cada esquina de los recorridos en las duras caminatas bajo el sol del Zulia, con Hiram Gavidia, con sus amigos ganaderos, en Maracaibo o en el Sur del Lago. Productor exitoso, académico, ser humano en toda la extensión del término. Las diferencias políticas nunca doblegaron la amistad y el respeto. Hasta el final de sus días fue buscador permanente, defensor de sus ideas.
Muy pocos días antes de la noticia de su partida, recibí, como lo hacía frecuentemente, su artículo para la prensa, expresando con claridad y firmeza sus puntos de vista. Ejemplo para todos nosotros de valentía, de consecuencia.
Iván Morán era la alegría y el optimismo. Era la sonrisa en las dificultades. De su mano recorrimos la Sierra de Perijá. La carretera del Tokuko a Saimadoyi, la electrificación de Saimadoyi. La preocupación por el trato afectuoso, de respeto a los Yukpas y los Bari.
Dolores compartidos recientes que desde la distancia de México tratamos de solventar, el robo de las vacas en su finca del Tokuko. La impotencia de perder años de trabajo.
Con Hugo Chávez, en su primera visita al Zulia, recorrimos su vivero de Palma aceitera. Antes habíamos ido a Costa Rica y a México, buscando las mejores semillas para impulsar la siembra en el estado.
Con los yukpas y el padre Víctor fue factor unificador para obras sencillas y útiles como el camino de montaña hasta Ipika. Repetimos las historias de sus viajes a Nevada con su amigo Antonio Méndez. Recuerdos permanentes los de Iván y Giovanni.
Tienen maestros en el trabajo, en la dedicación, en la generosidad, las generaciones que van desarrollándose en el Zulia. Va más allá de la tristeza, el ejemplo de vida de seres humanos como Giovanni Finol e Iván Morán. El recuerdo permanecerá para emular sus vidas llenas de fruto por la tierra nuestra.
fariascardenas@gmail.com
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