Opinión

Impunidad S.A.

La ineficiencia en las acciones, la mínima capacidad de respuesta, la poca o nula preparación de los funcionarios, insuficiencia de personal, de espacios y de insumos, se suman a la larga lista de calamidades que le sirven de caldo de cultivo para su proliferación.
lunes, 28 marzo 2022

“Lo que pasa es que en el país hay una sensación de inseguridad” cómo olvidar esa frase infame, mucho más cuando proliferan casos donde la impunidad ha hecho su trabajo, y es que la inseguridad ciudadana es tan solo una de las formas de inseguridad de la que padecemos hoy día, la inseguridad jurídica es otra de ellas, pero mucho más nefasta, pues nada peor para una sociedad que la inoperatividad de su sistema judicial, sistema en el que ésta última al parecer hizo casa y vive ahora de sus rentas.

Son muchos los factores que se apuntan como causantes de este flagelo, entre los que destaca obviamente la corrupción en todas su formas, desde la aceptación de los cargos con pleno conocimiento de que no se tiene la capacidad para asumirlos, como una de las formas más comunes de corrupción actualmente, a la que se le debe sumar la pérdida de la autonomía e independencia funcional, todo lo cual ha convertido al sistema judicial en una camisa de fuerza, en un tubo, en una sola vía, transformándolo al final en una forma aletargada y agónica de negar la Justicia misma.

La ineficiencia en las acciones, la mínima capacidad de respuesta, la poca o nula preparación de los funcionarios, insuficiencia de personal, de espacios y de insumos, se suman a la larga lista de calamidades que le sirven de caldo de cultivo para su proliferación.

Lo más preocupante es que no es un flagelo exclusivo de nuestro país, se observa cada vez más a través de noticias de todo el continente y también de Europa, como la impunidad gana espacios a nivel internacional y al parecer el único antídoto es el escándalo, la exposición en redes y el amarillismo derivado de ello, lo cual la convierte a su vez, en una peligrosa espada de Damocles.

No puede llegarse a la Paz sino a través de la Verdad y la Justicia, esta es una frase que debería ser expresada como mantra religioso por la sociedad mundial y debería ser obligatoria su exhibición en las cortes judiciales del mundo entero, como una forma de recordarle a la humanidad su deber de ser Justos, Honestos y Libres, elementos éstos indispensables para la consecución de la Paz.

No debe haber espacio para la impunidad, permitirla es tanto como negarle la Paz a toda la humanidad, no importa si esta ocurre en un caso en la localidad de un pueblo remoto o en un gran caso en una ciudad cosmopolita, la corrección de las deficiencias que la permiten es tarea obligatoria de los Estados y de la sociedad, pues a todos nos debe generar obligaciones para el primero la corrección y para los segundos la denuncia sin descanso.

De que vale prepararse y ser productivo para la sociedad, para un país y para un Estado, si cuando éste que debe velar por la sana y correcta aplicación de la Ley y el Derecho no actúa, no supervisa, no corrige y no sanciona. La sinergia entre el Estado y la sociedad debe ser constante, ininterrumpida, transparente pero por sobre todo eficaz.

Lo peor de la impunidad y su paso agigantado por el mundo, son las complicidades que ella facilita, las sociedades oscuras que bajo su sombra se construyen, se alimentan y se fortalecen, no hay por qué callar que la impunidad como aliada de la corrupción, es la puerta de entrada para suntuosos negocios. Si a la impunidad se ve convertida entonces, en una franquicia, la que día tras día va ampliando su red mundial y de la que, por qué no decirlo, muchas personas, instituciones y gobiernos obtienen ganancias.

Lo más paradójico de todo este asunto es que el Sistema Internacional de Derechos Humanos está construido sobre uno de los tantos juramentos que hace viable los sistemas de Justicia universal: el evitar la impunidad de los delitos y crímenes a toda costa.

Hemos fallado ese primordial juramento, hemos permitido que la impunidad opere a sus anchas y hasta hemos dejado que nos absorba, sino te sumas al sistema no podrás si quiera sobrevivir, nos convertimos no obstante el miedo en una sociedad de cómplices, doblegados pero cómplices al fin, formamos parte conscientes o no, de una de las nuevas formas que ha estructurado el poder para mantenernos sumisos, desesperanzados y entregados: la Impunidad.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/CFMrmvxvJUM4dWiaTzuPwc

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí:https://t.me/diarioprimicia

error: