Opinión

Humano: Derechos

Son infinitas las situaciones que a nivel global menoscaban el ejercicio en pleno de los Derechos Humanos, sin los cuales es imposible desarrollar el ideal de vida de las personas sin importar el lugar donde habiten.
lunes, 14 diciembre 2020

Derecho a la Vida, a la Libertad, a la Dignidad Humana, a no ser discriminado, a tener seguridad personal, a no ser torturado, a ser reconocido como persona y ciudadano, a ser tratado con igualdad ante la ley (Estado de Derecho).

A acudir a un tribunal y exigir derechos, a no ser detenido arbitrariamente ni desaparecido ni desterrado, a que se presuma la inocencia hasta tanto se demuestre la responsabilidad ante un tribunal justo, imparcial e independiente.

Derecho a que se respete su intimidad personal, familiar y el hogar doméstico. A la libertad individual, personal y de tránsito a nivel nacional e internacional; a recibir asilo, a no ser molestado a causa de sus ideas y expresiones. Derecho a contar con un sistema de salud óptimo, suficiente y eficiente, a la propiedad y a poseer bienes, a asociarse libremente bien sea de manera gremial, comercial, cultural, política, a tener un empleo y a acceder a un salario suficiente, a tener una familia.

Éstos y una más amplia cartelera de derechos que se disgregan y amplían en bienes jurídicos tutelados por los Estados, son tan sólo algunos de los Derechos Humanos recogidos en la Universal Declaración que desde la Naciones Unidas que se promulgó en 1948, arribando el pasado 10 de diciembre a los 72 años de su sanción, sin que una buena parte de los países que la suscribieron (Venezuela incluida) la cumplan a cabalidad.

Son infinitas las situaciones que a nivel global menoscaban el ejercicio en pleno de los Derechos Humanos, sin los cuales es imposible desarrollar el ideal de vida de las personas sin importar el lugar donde habiten.

Ello no impide que organismos internacionales adelanten los mecanismos para exigir a los Estados el cese de las violaciones, el establecimiento de las responsabilidades individuales y de Estado, el resarcimiento de los daños ocasionados a las víctimas y la implementación de políticas o procedimientos que eviten la repetición de tales violaciones.

Venezuela lamentablemente es en la actualidad modelo mundial para ejemplificar lo que verdaderamente es el incumplimiento de la declaración, pero también funge como el modelo perfecto de lo que en Derecho Internacional se conoce como Estado Forajido, que no es más que aquel Estado que no sólo incumple su rol de protección de los Derechos Humanos, también los vulnera de manera flagrante a la par de eludir con maniobras de política de manera audaz cualquier posibilidad de sanción, que desde los organismos internacionales de vigilancia y defensa sean dispuesto para ello.

Pero al parecer, la suerte se le acaba a los violadores de Derechos Humanos, por lo menos a lo que nuestro país se refiere, ya que recientemente se aprobó por votación de 21 países el mecanismo de sanción al Estado Venezolano en el seno de la Organización de los Estados Americanos, luego de que se discutiera el informe elaborado por la Misión Internacional independiente de determinación de los hechos de la Organización de las Naciones Unidas y el informe de la propia Comisión de Derechos Humanos elaborado y expuesto por su directora la Comisionada Michelle Bachelet.

Contrario a lo que había sido en la historia reciente de la interpelación constante a la que es sometida la representación de Venezuela en la OEA, esta vez no pudieron articular sus mecanismos políticos y han recibido la espalda de países que en otras oportunidades le respaldaron en su estrategia de evadir las sanciones que por violación evidente a los Derechos Humanos le han merecido.

Es también interesante el impacto que los informes sobre las violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos en Venezuela emanados de la ONU y de la OEA, le han significado a los procesos de investigación contra personeros del régimen que se adelantan por ante la Corte Penal Internacional, como órgano de Justicia Internacional con competencia para la determinación de las responsabilidades penales individuales.

En ellos se observaron importantes avances en dichos procesos, entre ellos el agotamiento de la primera fase de investigación y la entrada en pleno a la segunda fase para la recolección de evidencias y pruebas, la cual ocurre sí y sólo sí la Fiscalía ha encontrado méritos para echar a andar el pesado pero contundente aparato de Justicia Internacional.

De manera que, Venezuela está en los ojos del mundo en cuanto al tema de los Derechos Humanos, lamentablemente ello ocurre por las graves violaciones que de ellos se perpetran a diario y no por los aportes al mantenimiento, la vigencia y la reafirmación de ellos como ocurría en otrora cuando importantes y destacados funcionarios diplomáticos venezolanos hacían gala de sus contribuciones que desde el derecho tendían a la construcción de mecanismos de protección.

Ni que decir de los valiosos desempeños de juristas como el Dr. Asdrúbal Aguiar, realizaron en torno a su desarrollo integral, cuando ostentó el importante cargo de Juez de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, produciendo el contenido Jurisprudencial necesario para la adopción de criterios sólidos en futuros litigios en los que se debata la incolumidad de los Derechos Humanos.

Venezuela ha sufrido evidentemente un retroceso innegable en cuanto a su contribución al desarrollo de los Derechos Humanos, al punto de desconocerlos por conducto de su violación sistemática, no en vano a ello se ha erigido un importante grupo de venezolanos comprometidos no sólo con el país, sino también con la defensa universal de los Derechos Humanos, quienes desde una necesaria discreción que casi raya en el anonimato, han hecho fuerzas y doblegado sus capacidades para hacer retornar poco a poco a Venezuela, al sitial de honor en el que se exhibió en la historia contemporánea reciente de la lucha y defensa de los Derechos Humanos.

Para ellos debe ir nuestro solidario agradecimiento en estos días de conmemoración y salutación a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, mi abrazo y reconocimiento a todos aquellos luchadores y defensores de los Derechos Humanos, quienes sólo con la voz de sus argumentos han logrado en ocasiones acallar el despropósito y la violencia de los fusiles.

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