¡Hands off Venezuela!
Hands off Venezuela, get out of my homeland, gringo go home, fuera de aquí gobierno de Estados Unidos, déjanos en paz Donald Trump, ocúpate de los asuntos de tu país y deja tranquilos a los demás países del mundo, tienes bastantes problemas dentro de tus fronteras para estar buscando lo que no se te ha perdido en otras partes del planeta, cada país es soberano, libre, independiente y tiene derecho a ocuparse de sus asuntos internos sin la intervención de otros, mucho menos del tuyo que adonde va es para saquear, siempre en plan de expoliación, de imponer reglas donde ya las hay por derecho y decisión propia de los pueblos, eso lo saben ustedes y aún así someten a los demás a punta de poder desmedido y sin control. No sean patanes, es triste que gran parte de la humanidad tenga que aceptar mansamente su hipocresía, e incluso llegar a ser como ustedes para poder sobrevivir, una conducta con enorme vocación para extraer la médula a la dignidad de cualquiera. Tal como ustedes tratan al resto de la comunidad internacional, probablemente serán tratados cuando ya no tengan el poder que hoy detentan, nada es para siempre y todo lo que sube tiene que bajar; quizás ustedes, quienes hoy dirigen el gobierno, las corporaciones y el poder oculto en lo profundo no lo verán, pero las futuras generaciones padecerán las consecuencias de la maldad y el sufrimiento que ustedes han sembrando, aunque sabemos su desdén por lo que vaya a suceder a los que vienen detrás, solo viven para atesorar riquezas y más riquezas, poder y más poder, como si tales cosas fueran la síntesis de su existencia vital, que como la de todos en este mundo es muy corta y cuando termina nada nos llevamos al otro lado, pero ustedes funcionan bajo el signo de la dominación mediante guerra económica, militar, psicológica, esclavitud y robo a campo abierto de lo que por naturaleza y derecho le corresponde a cada país. Tal vez en algún lugar de sus cabezas anide la absurda idea de que eso les va a durar hasta el más allá tal como pensaban los faraones egipcios, y que sus nombres van a quedar inscritos en la historia como los grandes hombres de ese país tan hermoso como es Estados Unidos, pero resulta que lo que han logrado con sus acciones es colocarlo en un lugar nefasto como el imperio más sanguinario, peligroso y ladrón de la historia de la humanidad, porque eso es lo que son, unos hipócritas y ladrones de todo cuanto les sirva para alimentar sus egos y los bolsillos de los poderosos del gobierno y las corporaciones, mientras millones padecen de hambre y frío justo al lado de cadenas de supermercados repletos de alimentos que no pueden comprar y bajo las sombras de gigantescos rascacielos que ni en sueños pudieran visitar y mucho menos habitar.
Esta es la verdad, de ninguna manera escrita con odio, porque Dios libre a quien sienta ese oscuro sentimiento por sus semejantes como ustedes si lo sienten y expresan en forma de desprecio contra los demás, e incluso hacia aquellos que en un momento les sirvieron y en mala hora osaron discrepar de sus maléficas acciones contra pueblos enteros. No debe sentir odio quien pide justicia, quien levanta su voz para que cese la cruel tarea que se han propuesto contra mi país mediante el infame método de que sea el mismo pueblo el que se vuelva contra su gobierno legítimo, acosado por el hambre y la carencia propiciada por el mismo agresor, eso no tiene nombre que lo identifique de manera común, porque se trata de maquinaciones y acciones que están más allá de los índices de maldad conocidos, que superan todo concepto y designación, y que solo pueden ser producidos por mentes enfermas fuera de control propio, inducidas quizás por energías oscuras que se han afianzado en quienes dirigen los hilos del gobierno de ese país, entidades más allá de la comprensión que los han degradado a la escala más baja de arrogancia, hipocresía y malignidad. Esa es la verdad, y ahora nos ha tocado a nosotros padecerlas en carne propia; quien iba a pensarlo, quien de nosotros los venezolanos pensamos que alguna vez íbamos a estar en el umbral de ser intervenidos por las monumentales fuerzas militares de ese país, lo que hoy es una posibilidad muy cierta y tristemente secundada por gobiernos de países que fueron liberados por la espada de nuestro más insigne compatriota, y solicitada a pulmón batiente por venezolanos cuyo caso merece un estudio especializado aparte, además del sector que todos conocemos, el cual con mucho gusto “pone su granito de arena” pues con ello además generan pingues ganancias para sus arcas: negocio redondo que al final los llevará de la mano directo al averno. Pero sea como sea, vengan de donde vengan los demonios que nos amenazan y aprestan sus armas contra nosotros, lo que les espera en este suelo son almas repletas del más formidable sentido de dignidad de quienes jamás vamos a doblar la cerviz ante semejante atrevimiento, porque más allá de las diferencias internas que como seres humanos no se pueden evitar, más temprano que tarde se abrirá la conciencia, la luz de la sensatez y el convencimiento de que somos nosotros mismos, armados de la honestidad imprescindible, y no elementos ambiciosos de allende nuestras fronteras, quienes debemos resolver todo cuanto nos incumbe como nación libre, soberana e independiente.
Así es que yo te digo Donald Trump, desde la humildad de este teclado, pero anclado en la firmeza de mi conciencia como venezolano, de Ciudad Bolívar, la Angostura donde nuestro Libertador Simón Bolívar pronunció la pieza oratoria más importante respecto del dominio colonial español, con vigencia eterna en todos los confines de la tierra y para todo esclavista que pretenda ignorar su existencia, te ordeno con todas las fuerzas de mi indignación: ¡Hands off Venezuela Donald Trump; get out of my homeland! viznel@hotmail.com
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