Hablemos hoy de: ¿Y si Cambiamos?
Un tema complicado por el temor natural del ser humano a enfrentarse al cambio. Es increíble lo positivo que puede ser permitir que los cambios lleguen a nosotros y ajustarnos a ellos.
Podríamos comenzar simplemente por darnos la oportunidad de vivir cada día a su ritmo, en vez de estar deseando desde el lunes que llegue el sábado.
Esto nos deja sin la oportunidad de dedicar el tiempo y la energía suficiente para que cada día deje en nosotros su propio sabor.
El hecho de estar en las actividades del lunes, pero tener la mente en que me gustaría que llegue el fin de semana, eso le resta fuerza a lo que la vida nos tiene preparado para ese día en específico.
Nada más sabroso que vivir un día a la vez, y disfrutar de cada cosa que suceda durante la jornada, positiva o negativa, fue lo que estaba previsto que sucediera y, simplemente debemos asumir con seriedad lo que tenga que suceder.
Muchas veces incluso se convierte en una conducta automática, y no nos damos cuenta que estamos acelerando la vida. Incluso nos atrevemos a decir que el tiempo pasa muy rápido sin darnos cuenta que nosotros mismos lo hacemos.
En oportunidades la vida se hace cruel y triste. No nos damos el permiso de vivir sus placeres, prestándole la atención que verdaderamente requieren para poder disfrutarlos en su máxima expresión.
Un ejemplo de esto, es el momento sagrado de la comida. Muchas veces no aprovechamos este maravilloso espacio para disfrutarlo con la familia o amigos, en oportunidades lo hacemos frente a una pantalla de televisión, con un periódico en la mano, o peor aún, en la actualidad, con el celular absorviendo toda la bonita energía del momento.
Lo peor de todo, es que lo que nos distrae no tiene ninguna relación con este tiempo, pues lo que vemos, leemos o escuchamos, no contribuye en la mayoría de las oportunidades, a mejorar nuestras vidas.
La realidad del mundo es muy triste, hambre, miseria, manipulación, mentiras, odio, conflictos, guerras, abusos, explotación, pobreza, entre otras tantas cosas que nos tienen sumidos cada día en una constante preocupación, pues quienes nos atrevemos a pensar más allá de nuestras realidades, nos ocupa el hecho de saber qué va suceder con la humanidad, pensando principalemnte en qué mundo va quedar para nuestros hijos y nietos.
Una acción individual de un ser humano no cambiará al mundo, pero si empezamos a sumar actitudes positivas enmarcadas en el amor, en la fe, en la bondad, en creer en nosotros mismos, en el humanismo, en los buenos deseos hacia los demás, en creer que si es posible un cambio en nuestra actitud hacia la vida, seguro podremos ver como el universo empieza a mostrar signos de comprensión hacia la nueva realidad que mostramos, y ver que podemos generar un cambio de paradigmas que muestren verdaderamente nuestra disposición a verla de manera diferente y con actitudes completamente asertivas, mostrar la capacidad de asimilar, que solo cada uno de nosotros podemos generar los cambios necesarios para que la humanidad camine por nuevas realidades, que nos permita a todos tener oportunidades para una vida diferente.
Comenzando con un pequeño cambio de actitud como seres humanos, podremos mostrar que nuestros deseos de generar una nueva visión en el mundo, es tan grande como la necesidad de oxigeno para respirar.
La vida ha sido muy compasiva con nosotros, mostremos la capacidad de amar que tenemos haciendo el bien y ayudando a quien lo necesita sin juzgar y sin mirar, porque cuando se hace, se debe hacer desde el corazón.
No olvidemos nunca que somos seres íntegros y venimos del amor puro, por tanto, mostremos siempre nuestra mejor versión.
En estos momentos cuando el mundo está atribulado por una situación de salud que nos afecta a todos, es momento para regalarnos espacios de reflexión, para meditar sobre nuestros comportamientos, para perdonarnos y perdonar, para romper barreras especialmente en lo social, para cerrar círculos que nos mantienen apegados a cosas que simplemente debemos dejar pasar, para darnos cuenta que somos un pequeño átomo y que vinimos al mundo a ser felices, a vivir y dejar vivir.
Entendamos de una vez por todas que cada quien es dueño de su vida y que nadie tiene derecho de meterse en ella. Respetemos el derecho a que cada quien tome la decisión de ser lo que decida ser.
Importante recordar que mientras más personas se alineen, y sumen sus pensamientos en la misma dirección, más rápido se cumplirán los deseos colectivos. La energía se multiplica y los efectos se ven con mayor rapidez.
Debemos trabajar nuestra mente para que los cambios en los cuales nos sumerjamos, surtan el efecto que deseamos.
Hay que introducirlos en ella y trabajarlos constantemente para que se conviertan en realidad y no surjan rechazos, pues si ella no cree en ellos, no obtendremos los resultados que esperamos.
Es una cuestión de actitud y de actuar en positivo, sin que los cambios generen problemas o afecten a otros, pues la energía se puede convertir en negativa para nosotros.
Es hora de tomar decisiones y aceptar que el mundo no va por buen camino. Tomemos las decisiones que debemos tomar y sumemos a nuestras acciones, cosas que mejoren nuestro entorno y nuestra propia vida. Basta de quejarnos y no hacer nada.
Accionemos nuestro andar y vivamos en positivo, asumiendo que somos parte del inmenso universo y por lo tanto, lo que hagamos nos debe beneficiar a todos. No es tiempo para el egoísmo, es tiempo para amar y mostrar bondad ante la vida.
Si venimos de una fuente de poder y amor, entonces por naturaleza somos buenas personas. Pongamos en practica lo que somos en lo más profundo de nuestro ser.
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