Hablemos hoy de: Una reflexión para mí

No desmayemos ni perdamos el entusiasmo, porque Dios nos dio la vida sabiendo que somos capaces de salir adelante y encontrar la solución a cada una de las trabas que en el camino encontremos. Solo mírate, estás hecho a su imagen y semejanza. Sigue adelante.

En este mundo maravilloso que no hemos sabido descifrar, está todo lo que el ser humano necesita para vivir una vida digna y plena, y alcanzar la meta de ser felices y disfrutar al máximo de cada momento extraordinario que está esperando por nosotros.

Pero para lograrlo debemos formarnos una personalidad íntegra y clara en lo que somos y queremos. Es estar bien definidos sobre todo lo que tiene que ver con nuestro ser, para que a la hora que se presenten los imprevistos de la vida, no le demos permiso a la depresión, angustia, miedo o desilusión que se apodere de nosotros y nos haga caer en un plano del que nos cueste levantarnos.

Superar estas situaciones adversas es más sencillo cuando contamos con el apoyo de otros, principalmente de nuestro círculo más cercano.

Pero sí somos independientes, solo tenemos que accionar la tecla llamada familia y en algunos casos, amigos que son los refugios más hermosos en los que podemos buscar y encontrar el auxilio que requerimos.

Pero antes que ellos, acudamos a Dios, pues como dijo San Pablo ”Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones”.

Es muy importante estar claro en que todo lo que en nuestra vida sucede tiene una razón. Si es bueno aprendemos y celebramos, si no lo es pues también aprendemos y no volvemos a cometer el mismo error o a tomar el mismo camino y al final, todo será para nuestro bien y saldremos fortalecidos.

Vernos frente al espejo, mirarnos a la cara y al corazón, darnos el permiso de no engañarnos, darnos cuenta de la maravilla que Dios creó, de lo que somos capaces, de todo lo extraordinario que podemos hacer, de internalizar el rol que debemos desempeñar en la obra de la vida, que no estamos solos, que lo que hagamos bueno o no siempre impactará a otros, que la huella que dejemos dependerá de nuestra actitud y nuestras acciones, que si resbalo no es una caída, que si algo o alguien se va puede volver y mejor aún, que si le ponemos corazón a lo que hacemos todo es más fácil, que si alguien me hizo daño Dios me recompensa con algo mejor, que a mi lado existen seres maravillosos llamados familia y amigos de verdad, que si me caigo me debo levantar y seguir, que no debo preocuparme por el que me ignora y que debo colocarme por encima de cualquier adversidad o situación incómoda y superar con mi personalidad en punta, todo lo que me quiera impedir seguir el camino bueno de la vida.

Y al final, le doy gracias al espejo por mostrarme una hermosa realidad que lleva mi nombre.

Cuando reflexiono sobre mi vida, puedo llegar a alcanzar un alto nivel de autoconocimiento y reflexión emocional que me permite analizar con una perspectiva objetiva, mis experiencias, emociones y reacciones ante los hechos del día-día.

De esta forma puedo llegar a comprender mi forma de pensar y mi comportamiento ante estas, y de una forma clara y responsable, asumir mis fortalezas y debilidades que me lleven a corregir las áreas débiles y alcanzar así, un significativo crecimiento personal. Y si en algún momento has dicho que no te conoces, ese es el momento en el que debes actuar a favor tuyo.

Cada día que avanza podemos aprender y desarrollar habilidades que nos faciliten el desarrollo de nuevas formas de detectar las fallas en las que podamos estar incurriendo para hacer los ajustes necesarios, y así tomar en adelante decisiones más claras y objetivas, que nos lleven a ser personas más eficientes y hábiles en diferentes aspectos de la vida.

Todo esto va depender de la necesidad de cambio que podamos detectar, a través de una profunda reflexión sobre cuál está siendo nuestro comportamiento ante la familia, los amigos, el trabajo, la sociedad y la vida.

Para que lleguemos a esto, debemos asumir una actitud poderosa que nos pueda llevar a transformar la vida, mejorando nuestra relación con Dios, superando los obstáculos, mejorando el optimismo, alcanzando mejores relaciones interpersonales, desarrollando una mejor influencia en los demás, convirtiendo los pensamientos en asertivos, influenciando positivamente a las personas en los diferentes contextos en los que nos desenvolvemos, siendo cada vez más resilientes, para que al final pueda crecer de manera significativa como persona.

Con buena actitud podemos transformar nuestra vida, adoptando un comportamiento positivo y mejorando nuestro bienestar mental y emocional, para influir de buena manera en las relaciones con el entorno, y de esta manera tener mayor capacidad para superar los desafíos que se presenten.

Así la vida puede tener un sabor a satisfacción y plenitud.

Si en algún momento de tú vida sientes que no eres tú, que no te ubicas en ningún espacio, que el pasado te persigue, que tus debilidades se muestran con frecuencia, que cada vez más detectas tus defectos, que los errores se hacen comunes, que el desgano te aborda, que te sientes con limitaciones, que te ves muy pequeño ante personas y eventos, y que en definitiva no te sientes bien con todo lo que ves, entonces es hora de tomar decisiones y ponerte al frente asumiendo una mejor actitud y empoderándote, siendo real, sin buscar la perfección, viendo al mundo con ojos de bondad, sintiéndote humano y parte importante del sistema en el que se desenvuelve el universo.

Al mirarte piensa bien, amate, respétate, admírate, siéntete hermoso, no descuides los pequeños detalles, y valórate como el ser perfecto que Dios creó.

Soy único y grande porque puedo, entiendo, asumo, comprendo, reflexiono, siento, disfruto, y soy agradecido por cada bendición que recibo en mi vida.

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