Hablemos hoy de: Si lo sabemos, por qué lo hacemos?
El ser humano está revestido con un nivel de inteligencia muy significativo. Lamentablemente, muchos caen en cierta controversia con los principales valores del individuo. Es tan así, que aun sabiendo que muchas de sus acciones son incorrectas, las realiza con mucha naturalidad y sin la menor preocupación de las consecuencias que estas pueden traer para sí mismo y los demás.
A través del tiempo la educación se ha tomado como un simple proceso de transmisión de información y conocimientos, dejando de lado su objeto principal, como lo es la esencia del ser, que primeramente es un ser humano con virtudes y defectos, valores habilidades y capacidades que al ser bien encaminadas y concebidas, formarán individuos con aptitudes y actitudes positivas ante la vida.
Siempre he considerado que para el éxito del proceso educativo, se debe tomar en cuenta la triangulación entre el estudiante, el hogar y la escuela. La interacción y equilibrio entre ellos, garantizará los mejores resultados en el proceso. No podemos olvidar que la sincronización entre sus vértices, es la que nos dará los resultados que esperamos y que visualizamos en la planificación de los procesos.
Un ser con buena educación, fundamentada en valores y los preceptos más amplios de la vida, es una garantía para la formación de individuos y ciudadanos sanos y conscientes, que a través de sus comportamientos garanticen el desarrollo de sociedades justas y equilibradas. Por su capacidad de pensar y observación, podrán anticiparse a los resultados de conductas incorrectas y equivocas.
En la actualidad observamos conductas poco asertivas en las personas en diferentes contextos. Tal es el caso de un individuo que sabe que si lanza la basura de su casa en un espacio verde o desnudo cerca de su entorno, esta podrá generar contaminación y proliferación de vectores que seguro afectarán su salud y la de los suyos, así como la de sus vecinos. Sin embargo, realiza la acción sin aplicar el conocimiento que tiene sobre la misma. Es allí donde uno se pregunta, si sabe que lo está haciendo mal, ¿por qué lo hace?
Son muchas las acciones que realizamos tal vez, o en algunos casos, de manera inconsciente o automatizada, si padecemos la falta de agua por largos períodos de tiempo, ¿por qué cuando se restablece el servicio, se abren los grifos para dejar escapar el líquido sin importar el tiempo que estuvimos sin disfrutarlo?
¿Por qué se nos olvida ser educados, amables y corteses?
Decir buenos días, buenas tardes, buenas noches, por favor, gracias, levantarse para que una dama, una persona mayor o un niño se siente, abrir la puerta de un lugar para que otra persona entre o salga, respetar las colas en los establecimientos públicos, supermercados, o cualquier otro sitio?, devolver a su lugar de origen los carritos de supermercado, entendiendo que al dejarlos frente al mostrador interrumpirá el acceso de los demás clientes.
Llegar a un urbanismo cuyo acceso es a través de un portón eléctrico y empezar a tocar corneta, sabiendo que esto causará molestia principalmente a los vecinos más cercanos a la entrada, utilizar los equipos de sonido de nuestras casas a todo volumen sin importar el día, la hora, o el momento que estén atravesando algunos de los vecinos.
Hacer comentarios fuera de lugar al encontrase con una persona conocida, después de un tiempo sin verla Ejm, si estás gorda, qué te pasa, por qué estás tan desmejorado, estás muy flaco, la situación te ha golpeado duro, por qué tus hijos están tan flacos, están pasando hambre.
Entre otros desafortunados comentarios que las personas se atreven a realizar, sin medir el impacto que puedan generar en los otros, llegar a una tienda y sin importar el orden de llegada, preguntar por lo que se va a buscar, pasando por encima de los demás, consumir sin pagar productos en establecimientos donde se expenden víveres y alimentos, tratar mal a las personas que nos atienden en un expendio de comidas y bebidas.
Ir en nuestros vehículos por las vías públicas, tocando corneta y adelantando a todo el mundo sin respetar las normas establecidas para tal fin, lanzar objetos y basura por la ventana de nuestros carros.
Entre otras acciones que dejan mucho que desear y hablan muy mal de quienes las ejecutan.
En la actualidad por ejemplo, hay personas que con todo derecho y la mejor consciencia, aplican las medidas de bioseguridad para su resguardo y el de los demás, esto en algunos casos pareciera que molesta a otras personas que les exigen que casi se monte sobre la persona que está adelante, causando momentos desagradables a quien actúa con plena consciencia.
Muchos podrán decir, que todo esto es poco significativo para la cantidad de problemas que está atravesando el mundo en la actualidad, sin embargo, es el punto de partida para demostrar que existe una humanidad culta y con niveles significativos de consciencia que quiere apostar por un mundo mejor, partiendo de las cosas pequeñas para muchos, pero con grandes significados para otros.
A pesar que hay estudios que han identificado que en el ser humano existe una carga de maldad que aúpa un punto oscuro en la personalidad, el cual sugiere un afán por colocarse por encima de los demás y del colectivo a cualquier precio y sin importar nada, hay también elementos que indican que el ser humano en su más profundo sentir, es un ser de buenos y bonitos sentimientos que en oportunidades, y por la influencia de elementos externos, se deja manipular a tal extremo que cae en conductas que a pesar de no estar de acuerdo, las ejecutan sin reservas, aún, cuando más adelante se arrepientan de los hechos ejecutados.
En oportunidades los problemas de comportamiento suelen convertirse en conductas repetitivas e inadecuadas en el tiempo, causando conflictos, negativas e interferencias en las relaciones entre los individuos o grupos, y en diferentes contextos como el familiar, social, académico, laboral, entre otros. Estas conductas no son exclusivas de cierta edad, pueden sucederse en niños, adultos y ancianos; y por más que se quiera, nada las justifica.
Otros elementos que intervienen son: los valores, la carga genética del individuo, factores ambientales, entorno en el que se desarrolla, creencias, modelos mentales, comportamiento familiar, otros.
Cuando una persona actúa de manera incorrecta, se está escondiendo de temores y creencias que internamente lo someten, y que a través de ellos justifican sus comportamientos.
El egoísmo, la desconexión moral, las malas intenciones, los sentimientos de culpa, la manipulación, la vergüenza, la ausencia de valores, el narcisismo, la envidia, el creerse mejor que otros, el deseo de ver a los demás peor que el, entre otros elementos, son los que para este tipo de personas justifican sus conductas inapropiadas.
Para alejarnos de estas conductas y no entrar en la clasificación de personas inconscientes y de mala conducta, simplemente debemos demostrar que poseemos un nivel significativo de cultura y educación que nos hemos formado, en los diferentes niveles y ámbitos de formación que hemos atravesado en nuestra vida.
No seamos uno más del montón, apliquemos los valores y la inteligencia que poseemos, y demostremos que podemos ser integrantes de una sociedad justa, educada, integrada, capaz, inteligente, culta, creativa, respetuosa, y con el mayor deseo por crecer de manera equilibrada en un mundo en el que cabemos todos y que está diseñado para que seamos felices.
Es muy sencillo, si sabemos que no debemos hacerlo, pues no lo hagamos. No olvidemos que lo complejo nos lleva a obtener mejores resultados, y que lo fácil, no todo el tiempo es bueno. Recordemos siempre que de nuestro comportamiento y acciones, dependerá la imagen que nos formemos ante los demás.
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