Hablemos hoy de: Oportunidades
La oportunidad más grande que podamos recibir en la vida, es la que Dios nos da cada mañana al despertar y abrir los ojos al mundo.
Las oportunidades son momentos de la vida. O las aprovechas o simplemente la cedes, porque no se pierden, siempre habrá alguien que la hará suya.
Oportunidad es un momento, una circunstancia que se encuentra en un espacio que brinda una conveniencia, una posibilidad de mejora y del cual puedes sacar provecho y cumplir metas u objetivos, claro tiene un tiempo determinado para accionar y disfrutar el beneficio.
La oportunidad nos conduce a la acción, que a la vez nos llevará a alcanzar cambios significativos en la vida. Pero debemos estar atentos, pues se puede presentar sin darnos cuenta, pues solo se presentan en determinados momentos de nuestra vida y si no las aprovechamos, solo nos queda el arrepentimiento.
Esto quiere decir que siempre debemos estar despiertos y atentos a los hechos de nuestro día-día, para darnos cuenta cuando se presenten, y así poder analizarlas y tomar las mejores decisiones sobre su conveniencia.
Hay quienes piensan que las oportunidades son riesgos, pero que podemos sacar provecho de ellos asumiéndolos con objetividad.
Ciertamente están acompañadas de incertidumbres, pero con un buen análisis, podemos cambiar la realidad y convertirlas en algo positivo, que a la larga nos puede generar grandes beneficios.
La oportunidad nos lleva a la acción inmediata. Si se quiere aprovechar se debe accionar con rapidez, y de manera objetiva para no dejarla pasar o perderla.
Esta se presenta en los diferentes contextos y disciplinas de la vida. Tal es el caso de la economía, lo laboral, lo profesional, lo social, las relaciones sentimentales, la familia, los amigos, en lo humano, inclusive en lo religioso se puede presentar una oportunidad, que tal vez traiga cambios significativos a nuestra vida.
Siempre debemos estar preparados para asumir roles y cambios en nuestra vida. Desde lo mental, físico y espiritual, con seguridad y objetividad, podremos asumir las oportunidades desde la óptica correcta, y saber discernir entre las bondades o amenazas que estas puedan representar, y así poder tomar las mejores decisiones.
Muchas veces las podemos tener al frente y estamos tan distraídos que no las detectamos. Eso significa una posible pérdida.
Todos los días se presentan oportunidades diversas para ser mejores hijos de Dios, mejores parejas, padres, hijos, hermanos, amigos, personas, mejores ciudadanos, mejores compañeros de trabajo, mejores habitantes del planeta, y en definitiva, mejores seres de este mundo.
Y el día en que el ser humano tome la decisión de cambiar para bien, ese día habrá fiesta en el universo para celebrar el nacimiento de la era del bien, en la cual todos sigamos adelante, mirándonos como hermanos pues somos hijos de un mismo padre.
En la vida están las oportunidades, y estas están asociadas a una serie de factores como, el contexto del hogar donde se desarrolla, la capacidad económica de la familia, disponibilidad de recursos entre los cuales destacan, la vivienda, alimentación, vestido, educación, recreación, salud, entre otros que incluyen su potencial adquisitivo.
De igual forma se relacionan con su capacidad para satisfacer sus propias necesidades.
Hay un elemento muy importante que está energéticamente relacionado con las oportunidades que se le pueden presentar a un individuo, su nivel de autoestima y percepción de la vida, desde lo ético, social y profesional.
Es una cuestión de visión asertiva de sus potencialidades, reconocimiento, riqueza, deseos, empeño, necesidades, logros y alcances a los que puede tener acceso.
La vida nos presenta oportunidades, pero indiferentemente del medio en el que se desarrolla el individuo, su autogestión y decisión de ser y alcanzar estándares significativos en la vida, solo dependen de sus decisiones, sus deseos, sus capacidades, y la visión evolutiva que se forme a través del tiempo. En pocas palabras, lo que visualiza ser en el futuro.
Los seres humanos debemos estar atentos a las oportunidades que se nos coloca al frente. Para esto hay que tener muy bien definido nuestra visión y objetivo de vida.
Por lo tanto, debemos buscar las maneras de crecer en conocimientos a través de la academia, estudiar. Revisar la dinámica de la sociedad, mercados, ofertas, tendencias.
Mantenerse informado de la dinámica del contexto local, estadal, nacional e internacional. Formar parte de actividades y eventos que se celebren en las diferentes áreas del desarrollo. Ponerse al día en lo que a tecnología se refiere. Adentrarse en el mundo de las redes sociales.
En general, debemos evolucionar y cambiar patrones y modelos mentales que nos han mantenido a la deriva y quedados en el tiempo.
Debemos aterrizar en el mundo actual, sin perder nuestros principios y valores.
Las oportunidades están allí, aprovecharlas es decisión de cada uno de nosotros. Después solo queda el duelo y el arrepentimiento por dejarlas pasar. Y no olvidemos que muchas se presentan solo una vez en nuestra vida.
Con una dinámica actual que es avasallante, debemos estar cada día más vivos y atentos a todo lo que a nuestro alrededor sucede. No podemos quedarnos en el aparato, porque nos puede dejar el tren.
Debemos accionarnos y poner nuestra creatividad a trabajar, reenfocarnos en lo que queremos alcanzar y mostrar la mejor versión de nosotros. Porque así como las crisis son difíciles, también nos pueden dar oportunidades de crecimiento y evolución, para encontrar paz, calma, sosiego, tranquilidad, y equilibrio como personas.
Si crees que tú oportunidad no ha llegado, búscala, no sigas esperando.
¿Sabes que significa el Síndrome de Procusto?
Intolerancia a la diferencia. Incapacidad de reconocer como válidas ideas de otros, el miedo a ser superado profesional o personalmente, la generalizada envidia… todo ello nos puede llevar a eludir responsabilidades, tomar malas decisiones y frenar las iniciativas, aportaciones e ideas de aquellos que pueden dejarnos en evidencia.
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