Hablemos hoy de: No lo queremos ver

Ante las complejidades y las cosas locas del mundo, las personas no hemos querido ver la realidad de lo que se está sucediendo en el planeta. Pareciera que la indiferencia es la mejor manera de sobrellevar la crisis en la que nos estamos desenvolviendo en este momento, sin darnos cuenta que en la misma medida en que nos hagamos los sordos y ciegos, en la misma medida las crisis serán cada vez de mayor envergadura.

Es casi imposible pensar que el ser humano le resta importancia a la crisis mundial, y que este, no ve con preocupación todos los eventos que la naturaleza nos está mostrando y cada vez con mayor intensidad. Habría que revisar un poco la historia, y darnos cuenta de las grandes catástrofes naturales que se han sucedido, y cuyas repercusiones en la perdida tanto de vidas, como en espacios naturales, bienes y otros, han sido devastadores.

Conociendo la situación, de la cual se genera mucha información por las diferentes formas de comunicación existentes en la actualidad, deberíamos atender con urgencia, compromiso, responsabilidad, y visión humana, todas y cada una de estas situaciones de las cuales somos responsables directos. Producto de nuestro comportamiento, y el consumismo desenfrenado que aumenta cada día, el planeta, el universo, el mundo, se resienten cada día más, y muestran sus heridas, a través del cambio en sus ciclos y comportamientos.

En función de esto, desde hace varios años sabemos que el destino está en nuestras manos y en nuestra consciencia, que debemos hacer muchas cosas, pero que aún no hemos tomado la decisión de hacerlas.

Tal vez el miedo a desafiar y enfrentar modelos establecidos que están totalmente obsoletos, pero que han marcado el rumbo por largos años, miedo a innovar y sustituir estos modelos depredadores que han sido cómplices de la destrucción del planeta, y peor aún, miedo al fracaso, a que no seamos capaces de ser resilientes en este proceso complejo, pero que con seguridad y firmeza, podemos cambiar una realidad que nos está afectando y que está acabando con la vida en el planeta.

No es tiempo de pasividad, es tiempo de cambiar la realidad, de emprender y poner en práctica todas las ideas de una generación brillante, pero que necesita de una mano que lo acompañe en este duro y difícil camino, y para eso, está otra generación que hemos visto pasar unos cuantos eventos, y que hemos aprendido a lo largo de los años, que las cosas se pueden lograr cuando hay voluntad, decisión, compromiso, y ganas de sacar adelante todo lo que el ser humano se proponga.

Si bien es cierto que la responsabilidad de la situación actual no recae totalmente sobre esta generación nueva, brillante, emprendedora y futurista, también es cierto, que el futuro si es parte de su responsabilidad, y serán ellos los que tengan que rendir cuentas, a las generaciones que vendrán posteriormente.

Debemos tener claro que los problemas actuales no son solamente la crisis climática, pasan por una profunda crisis de degradación de los recursos naturales, la desertificación de los suelos producto de la deforestación indiscriminada de bosques, una inmensa crisis social producida en su mayoría por los índices de pobreza que crecen cada día como producto de la desigualdad cada vez mayor y que divide a los seres humanos, la muy alarmante situación financiera mundial que deja a los más pobres totalmente desamparados y que por otro lado enriquece más a quienes en un muy alto grado son los responsables directos de tales complejidades de las economías del mundo, la escasez de alimentos que se acentúa en proporciones preocupantes, una de las peores situaciones es la crisis del agua ya que cada vez son más los seres humanos que no tienen acceso directo al recurso, los conflictos bélicos que amenazan a la raza humana y destruyen los recursos naturales sin que a nadie le duela, y no podemos dejar por fuera el problema de la basura y la contaminación por desechos sólidos y el mejor ejemplo de esto son los océanos con inmensas cantidades de plásticos afectando su vida y la de sus habitantes.

En general, son grandes los problemas que enfrenta el planeta en la actualidad, y los seres humanos como causantes de la mayoría de estos, debemos concienciarnos sobre nuestra responsabilidad y ejecutar las acciones necesarias para enmendar en cierto modo, los daños que hemos causado, y así, corregir y alcanzar la permanencia de la vida en la Tierra.

No olvidemos que todas las actividades que desarrollamos generan impactos en las fuentes donde se producen, y que para establecer una forma de conseguirlas de manera permanente, es teniendo una visión de sustentabilidad para garantizar que dichos recursos, no solamente nos beneficien a nosotros, sino que también puedan extender su existencia hasta las generaciones que vendrán posteriormente.

Solo con una sociedad más justa, equilibrada, consciente, equitativa, solidaria, realista y humana, podremos alcanzar niveles significativos de vida en equilibrio con la naturaleza.

Y a pesar de todo esto, las mujeres y hombres que habitamos este hermoso y maravilloso planeta pareciera que no nos cansamos de buscarnos problemas, y nos olvidándonos que somos hijos de Dios, nos damos a la tarea de hacernos daño unos a otros por envidia, celos, malos entendidos, ego, malas influencias, la no aceptación que otros pueden ser mejores que nosotros, el no reconocerle los méritos y éxitos a los demás.

Debería ser todo lo contrario, solidarizarnos con el que tiene éxito y tratar de aprender de él, las cosas buenas que lo llevaron a lograrlo y alcanzar sus metas, siendo buenas personas, pensando en positivo, actuando de la mejor manera posible, entendiendo que el mundo es de todos y alcanza para todos, reflexionando que nada me hace más ni menos que otros, que la vida es hermosa y que cuando la compartimos con la familia y amigos, la aventura se convierte en la mejor realidad que podamos vivir. Hagamos el ejercicio y veamos la realidad.

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