Hablemos hoy de: No importa
La indiferencia por las cosas de la vida se apodera cada día más de los seres humanos. Pareciera que se está perdiendo la esencia de la bendición que significa el estar vivo.
Muchos se despiertan porque suena una alarma, y con cierto desdén, simplemente la apagan y comienza una lucha por salir del abrigo y comodidad de la cama.
A partir de ese momento, se establece una confrontación con la vida con expresiones como, que fastidio tener que levantarse, otra vez a lo mismo, por qué no soy rico, me da rabia tener que trabajar, por qué la vida tiene que ser así, entre otras tantas expresiones negativas que van directamente al universo y, este simplemente las devuelve con la energía con la que se han generado.
En una oportunidad me encontré con un compañero de trabajo en un cajero automático, como a las 7:10 de la mañana, al saludarlo me contesto, aquí en la lucha, le pregunté por qué luchando a esta hora?, me respondió que eso no importaba, le manifesté que era mejor dar gracias por estar en ese momento y por la oportunidad de vivir nuevas experiencias en ese día maravilloso.
Su expresión fue de asombro, pero de aceptación. Hoy en día cuando lo encuentro, me recuerda ese momento y agradece el haberlo hecho reflexionar al respecto.
No es posible tener un buen día si lo comienzas de esa manera. Si no lo crees, haz el ejercicio, y practica un día lo contrario, tal vez los resultados te convenzan que la vida se mueve a través de la energía positiva que le imprimimos con cada palabra, acción, gesto o actividad que desarrollemos enmarcada en lo asertivo, y principalmente, desde el amor que sale de nuestro corazón.
Es muy cierto que a veces perder la emoción por la vida es muy sencillo. Pero también es cierto que darle el verdadero valor y sentido que esta merece, no es complejo.
Cuando nos sumergimos en un sentimiento de vacío, debemos prestarle mucha atención ya que puede ser un aviso que nos indica que estamos al borde de un ataque de ansiedad, que puede derivar en síntomas de depresión.
Por tal motivo, debemos estar atentos a cambios en nuestra conducta o forma de ser, desde el punto de vista psicológico, social, laboral, emocional o físico.
Para no entrar en un proceso de duelo. Hay que hacer el esfuerzo para adaptarnos a las nuevas realidades, para no caer en la apatía, el desánimo, y el desinterés, y evitar que todo nos parezca igual y sin mucha relevancia.
Uno de los aspectos a los que más le debemos darle mayor valor, es a lo que se refiere a nuestra propia vida. Es allí donde he dicho en repetidas oportunidades que Dios nos presenta infinidad de formas y caminos para llevar la vida, y decidí que el mejor y más apropiado, es vivir la mía sin afectar a nadie.
Eso implica, que sin olvidar que existen, no debo estar pendiente de lo que otros piensen o hagan. No olvidemos nunca que nuestra autoestima no depende del reconocimiento externo, sino de nosotros mismos.
Tenemos que darle fuerza a nuestras vidas, entender que para que esta tenga un verdadero y significativo sentido, debemos establecer relaciones de respeto con nuestros semejantes, con el ambiente, con lo material, con lo que hacemos, pues todo tiene una relación directa con nuestra evolución y, genera una sensación y un estado de satisfacción emocional, que nos permite seguir adelante en perfecto equilibrio con el universo.
Siempre sucederán cosas a nuestro alrededor, pero todas y cada una de ellas las podremos superar teniendo una actitud y mente positiva.
Hay que buscar las maneras que existen, para alcanzar el manejo de las emociones, porque casi siempre el desánimo y dolor por la perdida, radica en hechos que casi nunca terminan sucediendo, porque permitimos que nuestra mente supere lo real, y no se base en los hechos mismos.
Muchas veces el desinterés se manifiesta en la flojera y ganas de no hacer nada. Es allí cuando empezamos a manejar los términos, no tiene importancia, no significa nada, déjalo para mañana, lo haces más tarde, si no lo haces no importa, nadie te dirá nada, no te esfuerces tanto que no te lo van a reconocer, si lo haces o no a quién le importa, tranquilo que no es relevante, y así sucesivamente la lista es muy larga.
Aunque parezca exagerado, solo debemos observar la actitud de las personas cuando van por la calle, lanzan desechos al piso como si nada, no hay cortesía y amabilidad, la visión individualista es tal que para muchos no existe más nadie en el mundo, el comportamiento social parece algo irreal, el desinterés por lo justo y por lo humano es cada vez más notorio, el ego se impone en la mayoría, la visión de equilibrio desapareció, no se practican los valores ni principios de la vida, prácticamente hay una involución humana que no nos permite ser justos, pues en muchos casos nos arrolla de tal manera que sin querer, podemos caer en el mismo comportamiento de muchos desadaptados.
Esto lleva al ser humano a perder el interés real por la existencia. No se le da el verdadero valor que tiene el nacer y estar en la maravillosa aventura de la vida, en disfrutar de todos los placeres que existen en el mundo y que fueron creados para el goce de quienes recibimos la licencia para poder hacerlo, es como si se cayera en un vacío que nos oscurece la visión real de la existencia.
Algo muy cierto, si usted no tiene interés por la vida busque la forma de aislarse, y de esta manera no afectar a otros que si tienen un sentir real por la bendición de estar vivos, y poder hacer infinidad de cosas a favor de la humanidad.
Por su propia vida, por la de sus familias, amigos y personas que tienen relación con su entorno, por la paz y armonía en la que debemos caminar todos para alcanzar un mundo mejor, elimine de su vocabulario la expresión, no me importa. Sea parte de los que si nos importa, porque nuestro comportamiento, es la fiel imagen de lo que somos.
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