Hablemos hoy de: Necesitamos más días de Navidad

Ciertamente la navidad es una fecha mágica. Despierta en el alma de los seres humanos, sentimientos que están ocultos durante los once meses restantes. Sentimientos que forman parte de la composición de emociones que tenemos todos, pero que solo en momentos específicos, nos atrevemos a mostrarlos.

Pareciera que nos cuesta sacarlos al aire libre para dejarlos volar, para que muestren lo que verdaderamente somos y de qué estamos hechos, para que generen armonía, para crear sonrisas, satisfacción, para que muestren el lado humano de la vida, para mostrar los diferentes y elevados niveles a los que podemos llegar cuando nos proponemos hacer el bien, pensar bien, y actuar bien, para ser y dejar ser felices a otros, y en definitiva, para mostrar el rostro del alma que nos adorna como la mejor creación de Dios.

Sí, la navidad nos estimula a ser diferentes y a actuar como no lo hacemos en otras fechas. Es como si recibiéramos una pastillita que nos cambia la manera de vernos y nos transforma en seres pasivos, amorosos, bondadosos, felices, solidarios, capaces de regalar abrazos y sonrisas, de hacer feliz a otras personas, y nos damos el permiso de mostrar los niveles elevados de la adrenalina bonita que hay en cada uno de nosotros.

Es un mes lleno de magia definitivamente. Pero no queremos que solo sea un mes en el que se sienta y se practiquen, todas esas maravillas que se almacenan en los seres humanos, queremos que los 334 días restantes, nos podamos dar el permiso de practicarlos, al menos, algunos días de cada mes. Muchas de estas maravillas que nos envuelven en el mes de diciembre las deberíamos hacer cotidianas, y mostrar el rostro bonito y hacer alarde del nombre que llevamos, seres “humanos”.

Así como en diciembre podemos sentir alegría, ilusión, amor, compasión, bondad, entre otras tantas emociones, así mismo podemos sentir tristeza, desilusión, añoranza, dolor, y hasta descontento. Esto es parte del juego de la vida, no pueden sentir las mismas emociones dos personas, que a la una le ha ido muy bien, y la otra tal vez haya perdido un ser querido. Esos son los momentos en los que se intensifican las emociones, y va depender del control que cada quien tenga sobre ellas, lo que marcará el nivel de equilibrio al que debe llegar la persona. Como dice la canción, algunos quisieran que siempre llegara esta fecha, pero otros desearían todo lo contrario.

Lo cierto de todo esto, es que los seres humanos cada día estamos actuando de una manera poco humana y racional. Pareciera que algunos se dejan agobiar por la dinámica tan veloz que lleva el mundo, y otros, tal vez hagan un mejor manejo de la situación, o, tienen mejores herramientas para solventar cada situación y no permitir que los niveles de afección, sean muy elevados.

Debemos hacer un esfuerzo por ver la vida de una manera más bonita y mucho más humana. Para esto, solo tenemos que pensar que en el mundo hay más de siete mil quinientos millones de seres humanos, y que lo que la naturaleza produce, debe alcanzar para ser repartido entre cada unidad de esa cantidad.

Hay que dejar de lado el individualismo, hay que darse cuenta que somos integrantes de una sola raza a la que se le llama seres pensantes (demostremos que eso es cierto), hay que darse cuenta que si somos bendecidos por Dios solo debemos compartir parte de lo que recibimos con alguien que realmente lo merezca, que ciertamente no somos responsables directos de los niveles de pobreza que puede haber en el planeta, pero asumir, que si podemos ser parte de la solución con pequeñas acciones que a la larga tendrán grandes significados.

El día que los seres humanos nos demos cuenta del poder que manejamos para hacer el bien, y que este nos genera más ganancias que andar haciendo lo contrario, ese día el universo sonreirá y su curso cambiará, porque se habrá dado cuenta que los seres humanos estamos despertando del letargo que por años nos ha mantenido sumidos en la destrucción de la vida en el planeta, pues lo único que se ha hecho, es destruir en función de un beneficio llamado dinero.

Es impresionante como en diciembre se pueden ver y percibir las diferentes caras de la humanidad. Y con cierta tristeza, también se pueden observar los momentos en los que la magia desaparece.

El 31 de diciembre después de las 12 de la noche, las personas cambian de nuevo, entre las 12:40 ó 1:30 de la madrugada, ya se han despojado del disfraz decembrino, y se han colocado los antifaces que los acompañarán, durante los 11 meses subsiguientes.

Algunos incluso, se colocan las máscaras del diablo que representa la entrada del carnaval. Pero bueno, así somos los seres humanos.

En estos momentos de tanta turbulencia a nivel mundial, en los cuales el mundo está girando de manera brusca y aparatosa, debemos buscar las formas o métodos para equilibrar la balanza.

Debemos hacer gala de lo humano, de los buenos y bonitos sentimientos que nos adornan, de lo que todos sentimos pero a muchos nos cuesta dejarlo salir y eso es, lo maravilloso que somos los seres humanos, de lo grande que podemos ser a la hora de generar buenas acciones, del inmenso corazón que marca nuestro andar, de la bondad que somos capaces de practicar, de la generosidad, del nivel de compromiso que somos capaces de asumir, de lo buen amigos que podemos ser, de la capacidad para ser verdaderos líderes, del nivel de responsabilidad que podemos tener, de entender y comprender que no soy yo solo, que somos más de siete mil quinientos millones de seres iguales que nosotros, y que todos tenemos el mismo derecho que nos dio Dios de vivir.

Si la vida te ha sonreído de buena manera, se agradecido. Si no es tu realidad, sigue buscando e intentando que siempre habrá para ti, los mismos premios de los que lo han logrado.

Dios, reparte días de diciembre entre los restantes meses, para que cada vez seamos mejores seres humanos. Gracias.

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