Hablemos hoy de: Los Buenos Deseos
El deseo como tal forma parte de la naturaleza humana, y este a su vez, motiva e impulsa sus conductas. Cuando se desea algo, el ser humano es capaz de hacer cuanto sea necesario para alcanzarlo. Se convierte en un ser activo y se impulsa hacia el logro de lo que anhela en ese momento. La satisfacción de alcanzarlo, es motivación para lograrlo.
Puede verse como un importante acto de solidaridad entre las personas o grupos, quienes con su práctica, confirman su adhesión a valores culturales y su conducta.
A su vez, los buenos deseos se pueden manifestar de manera colectiva o como muestra del afecto y relación emocional, que pueda tener una o varias personas hacia otros.
El contenido de un buen deseo está relacionado con el bienestar de quien lo recibe. Forma parte de la cortesía de un interlocutor, que demuestra a través de sus palabras, el afecto y aprecio que puede sentir hacia el receptor, su sentido de solidaridad en su máxima expresión, y los valores que se manifiestan en su capacidad para demostrar, afecto, cariño, amor, bonitos sentimientos, y deseos de bienestar y felicidad para la persona a quien se le expresan. Estos normalmente se relacionan con expresiones religiosas.
Los buenos deseos en la vida de alguien, puede significar apertura en nuevos caminos a recorrer, satisfacción de expectativas, cumplimiento de metas, logros, relaciones excelentes, vida feliz, armonía, fluidez en el trabajo. Son infinitas las cosas que se pueden desprender de un buen deseo, basta con que haya salido del corazón y los mejores sentimientos de alguien que nos quiere y nos aprecia, para que su efecto sea el mejor.
Un buen deseo nos conlleva a valorar la vida con una perspectiva llena de luz y esperanza. Nos hace ser agradecidos, afectivos, sinceros, y nos permite ver las cosas con mayor fluidez. Solo debemos tomarlo como la ayuda o el impulso que necesitamos, para realizar las tareas que nos llevarán al logro de los objetivos que nos hemos planteado.
A pesar de los tropiezos, las caídas, los obstáculos, las tristezas, las perdidas, el tiempo perdido, las derrotas, siempre habrá alguien que con un buen deseo, nos anime a continuar o retomar el camino que nos conducirá hasta la meta que nos habíamos propuesto.
La efectividad de un buen deseo, dependerá del contexto o momento en el cual se genere. Esto determinará la energía con que se emita, y sus efectos o resultados, lo que puede convertirse en una muestra de agradecimiento, o en un proceso simétrico del acto comunicativo, ya que será devuelto de la misma manera y con la misma intensidad.
Cuando se formula un buen deseo, quien lo emite debe estar claro en que este pueda ser alcanzable.
Siempre las emociones y los pensamientos conscientes, están conectados con el corazón. Es así como de forma natural sale de lo más profundo de nuestro ser, un buen deseo hacia alguien que representa parte importante de nuestra vida, ó, es una persona por quien sentimos un estado de afecto significativo.
Aunque esto no es determinante para manifestar buenos deseos a alguien, solo debemos estar conectados con el universo, y desde nuestro corazón expresar nuestra mejor energía hacia otros.
Los deseos están relacionados con los anhelos, y estos están considerados como la esperanza que alimenta la autoestima, la capacidad y la motivación que necesita una persona, para alcanzar lo que quiere. A su vez, refuerza la fe y la esperanza en sí mismo y en el mundo entero.
Un ser humano puede tener distintos deseos, espirituales, materiales, sexuales. Cada uno de ellos tiene su relevancia y connotación en la vida de las personas. Su relevancia o prioridad, la determinará el momento que se esté viviendo. Lo espiritual está relacionado con la superación personal y la paz, tranquilidad y confianza que se siente, al pedir a Dios, la Virgen o algún santo en especial, la concesión de algo que se anhela. Lo material se relaciona con la sensación de placer que produce el tener o lograr algo. Lo sexual es la satisfacción de una necesidad fisiológica, de placer, o la expresión real de una muestra de amor hacia la persona con quien se comparte la vida.
Tristemente también existen los malos deseos. En nuestra sociedad, en la actualidad, las personas están cargadas de influencias nocivas y negativas que muchas veces los impulsan a tener malos deseos hacia alguien. También se regocijan o sienten placer cuando a algún conocido, le sucede algo negativo. Es parte de los antivalores que estamos viviendo cada día, pero no determina la verdadera personalidad del individuo.
Los seres humanos somos buenos por naturaleza, no está insertada en nuestra célula la maldad, por lo que la emocionalidad tiene mucho que ver con las reacciones que podamos tener en determinados momentos. Sin embargo, hay que estar pendiente de estos momentos, pues se pueden convertir en conductas repetitivas que harán que la persona sea rechazada por su entorno. Cuidado con el efecto bumerang.
Somos seres espirituales y Dios nos ha dado enseñanzas importantes sobre lo que debemos ser como buenos seres humanos. Solo debemos tomar la decisión de cumplir con estas enseñanzas y actuar de manera asertiva, con fe, respeto, amor, solidaridad, comprensión, asertividad, valor, y los mejores pensamientos que nos lleven a desarrollar una sociedad justa y consciente de cada uno de sus actos.
Mi deseo más grande, es que los seres humanos nos veamos como tal, nos respetemos y asumamos, la responsabilidad de lo que sucede en este planeta maravilloso que nos regaló el universo. Y que como responsables, tenemos la obligación de reaccionar y cambiar una realidad que solo está recortando la permanencia de nuestra raza en el planeta.
Les deseo una vida bonita y que Dios nos acompañe siempre en nuestro camino.
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