Opinión

Hablemos hoy de: Las Promesas

Cuando se asume un compromiso o se hace una promesa, se debe estar claro en la responsabilidad que se está asumiendo, ya que esto tiene algunas implicaciones que se generan al cumplir o no, lo que se ha ofrecido.
Montilva
martes, 29 julio 2025

Las promesas comienzan con palabras, pasan por las acciones y concluyen con los hechos.

Cuando te comprometas o hagas una promesa debes ser responsable y cumplirla porque está en juego tú palabra. Y si no vas a cumplir con lo que ofreces, es mejor que no ofrezcas nada, porque al no hacer efectiva tu oferta quedarás muy mal ante quien debía recibir lo que ofreciste.

Según el cristianismo existen dos tipos de promesas, las incondicionales y las condicionales. Las incondicionales solo dependen de Dios. Y las condicionales están sujetas al cumplimiento de ciertos requisitos.

Cuando se asume un compromiso o se hace una promesa, se debe estar claro en la responsabilidad que se está asumiendo, ya que esto tiene algunas implicaciones que se generan al cumplir o no, lo que se ha ofrecido.

El tema está completamente relacionado con la personalidad del individuo ya que quien hace el ofrecimiento, sabe que está colocando su palabra en tela de juicio, si no tiene la seguridad que lo que ofreció lo podrá honrar de la mejor manera, es mejor que guarde silencio o simplemente no ofrezca nada.

Desde el punto de vista religioso y filosófico, hacer una promesa se considera una virtud y una muestra de la integridad del individuo. De no cumplirlas, simplemente estará expuesto a ocasionar consecuencias negativas, tales como pérdida de la confianza, falta de integridad, baja autoestima, ausencia de compromiso con Dios y consigo mismo, muestra de ausencia de valores y principios, y poco interés en la visión social que tiene la persona.

En sí, el cumplimiento de las promesas está totalmente asociado a los valores fundamentales en la vida del ser humano, y su incumplimiento acarrea implicaciones religiosas, morales, éticas y sociales. Y muy importante es resaltar, que hasta que no se cumple, no será una promesa real.

Es tan importante su honrarla una vez que se hace, que esta tiene el poder de transformar el presente y futuro de a quien se le hace, o al que la recibe.

Tristemente hay personas que viven haciendo promesas para luego no cumplirlas, esto es una actitud extremadamente negativa que solo habla mal de quienes lo hacen. A la larga terminan siendo señalados y calificados de manera negativa, y rechazados por la sociedad.

Nada más positivo que cumplir con las promesas, sus beneficios son múltiples y traen consigo grandes satisfacciones, pues las respuestas que generan quienes son beneficiarios de ellas, son hermosas, positivas y llenas de agradecimiento del bueno, están cargadas de energías positivas que benefician a quienes responsablemente, cumplen con sus ofrecimientos y su palabra.

Nunca hagas promesas que no has de cumplir, tú personalidad es mucho más grande que esa actitud. Piensa, analiza, revisa y luego toma la decisión. Entiende que de hacerlo recibirás bendiciones, de no cumplirlas, no podrás esperar buenas respuestas de la o las personas a las que has defraudado. Actúa de manera seria y responsable. 

Si la vida nos ha dado la oportunidad de prometer, hagamos la promesa de no prometer en vano y de ser serio y responsable siempre.

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La vida ha puesto a nuestro alcance el poder de prometer, con él puedes crear una relación y un vínculo nuevo con otras personas de donde puede surgir un negocio, un empleo, un partido político, una organización…

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