Hablemos hoy de: Las manos en el rostro
La vida no tiene sombras, es bonita, magnifica, maravillosa, es oportunidad, es clara, hermosa, pura, es de brillo radiante, y es hoy, que es lo más importante.
Pero también tiene buenos y malos momentos, y son los que debemos aprender a sortear de buena manera, aceptando que no siempre las cosas deben ser como las pensamos o queremos.
Ah, pero he aquí lo relevante e interesante de estas experiencias negativas y de los fracasos que nos acompañan en algunas acciones de nuestra vida, y es que las mismas se deben convertir en oportunidades para la reflexión, para extraer de ellas los aprendizajes que puedan transmitir, las enseñanzas que nos guiarán por el camino correcto, que nos dirán como evolucionar y ver las cosas con una visión más clara y objetiva, para no cometer los mismos errores que nos han llevado por caídas y fracasos desde hace largo tiempo.
La evolución de la humanidad ha sufrido un freno que atenta contra la extensión de la vida en el planeta. Son muchos los errores que se cometen en la actualidad y que pasan por debajo de la mesa, sin importar sus consecuencias.
No queremos ver las realidades que nos golpean como raza y nos amenazan como especie. Y lo peor de todo, es que somos nosotros mismos los que por intereses, en casi todos los casos personalistas, los que estamos apuntando a la autodestrucción.
Y aunque lo sabemos, nos refugiamos en la mentira que queremos convertir en verdad, y así vivimos en el oscurantismo que nos ciega y nos lleva al desfiladero, sin que hagamos nada serio y responsable para cambiar el ritmo de la historia y de la humanidad.
Nos tapamos los ojos con las manos para no ver la verdad y la claridad con la que están sucediendo los hechos. Pareciera que no nos importara más que lo que queremos de manera individual y personalista, obviando y olvidando el principio de solidaridad y hermandad que nos debe unir como humanos que somos.
Taparnos los ojos o colocarnos una venda, no nos exime de responsabilidad, ni nos salva de las consecuencias de nuestros actos, todo lo contrario, nos hace más responsables pues estaremos atentando contra nosotros mismos y no nos queremos dar cuenta.
Lo peor, es que luego vienen los lamentos y arrepentimientos de lo que hicimos, pero no queríamos hacer, pero el tiempo pasa sin avisar y no nos da la oportunidad de corregir.
Nuestra visión de vida debe ser más clara, oportuna y objetiva. La debemos centrar en metas reales, alcanzables, creíbles, justas, y a pesar que siempre existe la oportunidad de tener una caída, la meta y el éxito nos estarán esperando, para premiar el trabajo y la constancia con la que hacemos todo lo que emprendemos en nuestra vida.
Siempre estamos propensos a cometer errores, y existen estudios científicos que nos dicen que hemos fracasado en aprender de los errores pasados, y que existe una muy alta probabilidad, de repetir los mismos en diferentes etapas de nuestra vida.
El ego del ser humano nos lleva a la confirmación de lo que creemos, y no nos damos el permiso de cambiar el pensamiento o tomar una ruta distinta a la acostumbrada, para incorporar a nuestro pensamiento formas y modelos diferentes que al final marcarán la diferencia en nuestras decisiones.
A veces la flojera es de tal tamaño, que simplemente nos dejamos llevar por el instinto que convierte nuestro pensamiento en algo mecánico, permitiendo que actúe el subconsciente que solo nos muestra las experiencias acumuladas, sin filtrar los errores cometidos en su momento.
En la actualidad pareciera que el ser humano ha perdido el interés por la vida, se ha mecanizado de tal manera que muchas de las cosas que hace las hace de forma automática, no quiere crear, innovar, avanzar, evolucionar en su pensamiento y su forma de ver la vida, se ha vuelto dependiente, su comportamiento personal y social no se adaptan a los códigos de una sociedad en constante crecimiento, y lo más triste, pareciera que su amor propio está muy afectado.
Muchas personas tienen comportamientos que no se ajustan a una sociedad en equilibrio, viven en un conflicto permanente en todos los contextos en los que se desenvuelven, afectan principalmente al familiar pues generan un desequilibrio en el hogar, son socialmente rechazados, y cada día se aíslan más como individuos, quieren aplicar la ley del más vivo, son falsos, egoístas, ventajistas, abusadores, autoritarios, y mentirosos.
Son personas con las que nadie quiere relacionarse, pues hacen las cosas y se comportan como si no hubieran hecho nada o simplemente no les importa lo que piensen o digan los demás.
Este tipo de personas son las que constantemente se tapan los ojos con las manos, se hacen los que no ven ni escuchan, no son participativos, quieren que otros hagan las cosas por ellos, no colaboran con nada, creen que todo se lo merecen y que son los demás los que tienen que resolver y no asumen responsabilidades.
Por eso se convierten en seres rechazados que terminan siendo marginados por la sociedad.
Es hora de la reflexión y del pensamiento positivo y responsable, y que para empezar a vivir de manera objetiva, debemos admitir que nadie tiene que venir a resolver nuestros problemas, que nuestra vida es de nuestra absoluta responsabilidad, que debemos alimentar nuestra autoestima cada día, que somos capaces de resolver todo lo personal, que tenemos la capacidad y la fuerza física, emocional y espiritual para sacar adelante nuestra vida y la de los nuestros, y que debemos pasar de la pasividad a la actividad para que los fantasmas que nos inmovilizan, desaparezcan y vuelvan a nosotros la energía y el aliento de vida que tanto necesitamos.
Lejos de taparnos los ojos, levantemos la mirada hacia las maravillas del mundo y hagamos nuestra a cada una de ellas.
¿Sabes qué significa la palabra Alodoxafobia?
Miedo a las opiniones de otras personas.
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