Hablemos hoy de: Las locuras de la vida
Quién no ha cometido una locura en su vida? Si no lo has hecho, no has disfrutado de los momentos extraordinarios que estas travesuras nos brindaron y nos siguen brindando. Porque nunca es tarde para cometer una pequeña locura que te haga mover todos los músculos de la cara con una sonrisa esplendida.
Esta se puede entender como una manera de vivir la vida sin caer en lo extremadamente serio o convencional. Es darse el permiso de verla desde el punto de vista de la alegría, de lo bonita que es, de ser un poco excéntrico, de nunca apartar de nosotros el espíritu del niño, de atrevernos a romper los esquemas y regalarnos de vez en cuando una sonrisa que nos alegre el momento que estamos viviendo.
Hay algo que puede ser una realidad, y es que esas locuras que nos atrevemos a cometer de vez en cuando, no es más que una mezcla de la creatividad y la rebeldía del ser, al querer salir de lo cotidiano o lo común.
Las personas que se atreven a expresar y mostrar sus locuras son sometidas a críticas y etiquetas por parte de individuos que les cuesta aceptar que las locuras de la vida forman parte normal de cada uno de nosotros, y de quienes les cuesta romper los esquemas por ser extremadamente rígidos y lineales.
Y aunque muchos la asocian a lo irracional, no piensan ni se dan cuenta que la irracionalidad forma parte de nuestra vida de manera común. Pues en muchas ocasiones la realidad se nos presenta con ciertas dudas y sesgos.
Si lo vemos desde un punto de vista justo, nos daremos cuenta que estas experiencias representan un valor muy importante en el equilibrio de las personas.
Atreverse no es malo, todo lo contrario, es una muestra que aún estamos vivos y que somos capaces de darnos el permiso de recordar y cometer una de esas locurillas que hacíamos en nuestra infancia o juventud.
Recientemente observé un video de un grupo de personas bastante mayores caminando por un vecindario, y a uno de ellos se le ocurrió acercarse a una vivienda y tocar el timbre para luego salir corriendo, la reacción del grupo fue espectacular, algunas señoras trataban de correr, la que usaba andadera no sabía qué hacer y otros se reían y corrían a esconderse, me reí muchísimo y me recordó algunos momentos de mi vida que me hicieron reír a placer. Una pequeña locura que practicábamos en oportunidades en nuestra infancia y juventud.
En oportunidades no se encuentran respuestas del por qué se cometen algunas locuras en la vida. También es cierto que hay locuras que son verdaderamente locas y que por más que queramos encontrar las razones, se hace difícil ubicarlas, casi siempre solo en la mente de quién las comete, es donde se encuentran las respuestas. Algunos requieren de ayuda profesional.
No podemos dejar de mencionar que existen personas que tienen trastornos de conducta o mentales, cuyas conductas están muy por encima de lo racional o lo normal. Pero también es cierto que muchas de estas locuras las suelen cometer personas inteligentes, profesionales, que se creen astutas o que sobresalen sobre los demás. Por tanto, solo hay que estar vivo para cometer locuras de vez en cuando.
Pero como la vida es una cosa loca, pues veamos la vida desde múltiples puntos de vista y seamos los locos que nos atrevemos cada día a disfrutar y compartir la locura más maravillosa del mundo, como lo es el estar vivo.
Hay locuras que nunca debemos cometer, apartarnos de Dios, dejar a la familia, alejarnos del mundo, y no querer ser feliz y disfrutar de los placeres que el universo ha dispuesto para nosotros. Demos gracias por tanto.
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